La marea roja es parte de una serie de fenómenos preocupantes en mares chilenos. ¿Cuánto tiene que ver el ser humano? Expertos en Alemania y en Chile dan pautas sobre este caso.
por Victoria
Dannemann
La
llegada de la marea roja hace un mes a una extensa zona del sur de Chile desató una crisis económica y social, con miles de pescadores
afectados, protestas, caminos tomados, barricadas y la presidenta
Bachelet declarando Zona de Catástrofe y entregado bonos de dinero a
los cesantes.
Recién
las aguas se están calmando, pero la floración de algas nocivas
(FAN) plantea varios desafíos. Carlos Molinet, investigador de la
Universidad Austral de Chile y miembro del comité asesor de
emergencia que creó el gobierno chileno, dice a DW que los estudios
hacían prever que la marea roja se extendería hacia el norte, como
ocurrió. “Lamentablemente no estábamos preparados desde el punto
de vista de la educación, de la preparación para enfrentar estos
eventos”, indica.
La
toxina de las algas -en el caso chileno la Alexandrium catenella-
es filtrada por moluscos, sin causarles daño. Pero al ser consumidos
por el ser humano, éste puede presentar síntomas que van desde
parálisis hasta la muerte. “Lamentablemente, no hay evidencia que
nos permita afirmar que podemos evitar la ocurrencia de marea roja,
más bien sólo podemos manejar y mitigar las consecuencias de estas
floraciones”, agrega Molinet.
Cadena
de desastres
La
marea roja fue el último de una serie de eventos alarmantes en los
mares chilenos: ballenas varadas, muerte masiva de peces, miles de
mariscos muertos acumulados en playas y vertido de desechos de las
salmoneras.
Científicos
y autoridades son cautos a la hora de hablar de causas. “Sólo
teóricamente intuimos cuáles son los principales factores que la
desencadenan. Primero los quistes germinan de quistes. Mi hipótesis
es que estos se encuentran dispersos en el mar interior. Luego de la
germinación, mecanismos físicos acumularían las células y, según
mis observaciones, se produce el transporte por corrientes
superficiales”, explica el experto chileno.
El
investigador Bernd Krock, del Alfred Wegener Institut (AWI), en
Bremerhaven, Alemania, es parte del único grupo que estudia
floraciones de algas nocivas en este país. El científico explica a
DW que en la aparición de marea roja siempre hay una sobreposición
de factores naturales y humanos.
“Estoy
muy seguro de que un aspecto es el fenómeno climático de El Niño,
con temperaturas extremadamente altas en aguas costeras que
normalmente suelen ser bastante frías, y eso favorece floraciones de
algas nocivas. Otro es el uso intenso de acuicultura en los fiordos
de Chile y un input de nutrientes tremendo que también favorece, con
otros factores, la floración”, explica Krock.
El
experto explica que “las floraciones ocurren en zonas que coinciden
con buen crecimiento de bivalvos y alta productividad, como Noruega,
Escocia, España y también Chile”. No es claro si el aparente
aumento de la marea roja a nivel mundial en realidad se debe a que
hoy es más detectada, pero lo cierto es que también está
apareciendo en zonas nunca antes vista.
Costos
de la productividad
Una
forma de diseminar estas algas podría ser a través de los tanques
de arrastre de los barcos de carga, utilizados para establecer
equilibrio cuando no van llenos. “Estos tanques toman agua de un
lugar y cuando llegan a puerto los vacían y así también pueden
intercambiar poblaciones de algas de un lado a otro. Los
dinoflagelados tóxicos pueden formar estadios de inactividad en los
tanques y cuando llegan a otro puerto y las condiciones son adecuadas
pueden establecer poblaciones nuevas en áreas que antes no había”,
explica Bernd Krock.
Otro
mecanismo tendría que ver con la acuicultura, señala el experto
alemán: “Aguas enriquecidas con nutrientes pueden causar
floraciones de algas, lo que es un proceso natural. Pero además en
la acuicultura, como las salmoneras en Chile, sólo una pequeña
parte de los nutrientes de la alimentación de salmones realmente es
consumido por los mismos peces y el resto va a la columna de agua y
forma una base para otros organismos, entre ellos especies nocivas”.
El
investigador del AWI apunta también al manejo ecológico y la
legislación que regula la industria pesquera: “El gobierno de
Chile quiere establecer nuevas industrias y evita todo lo que puede
ser una restricción al desarrollo económico, pero por otro lado con
eso compra problemas ecológicos que ahora le pasan la cuenta”.
Como ejemplo cita que empresas salmoneras noruegas que operan en
Chile se encuentran allí con menores restricciones que en su propio
país.
Enfrentar
el futuro
“Las
zonas afectadas se recuperarán debido a que los mariscos se
detoxificarán naturalmente… hasta que aparezca una nueva
floración”, advierte Carlos Molinet. “Se puede aprender a
convivir con la marea roja, como ya lo han hecho en otras regiones y
en otros países. Paralelamente sí se debe pensar en fortalecer,
recuperar, mejorar otras actividades productivas que permitan mitigar
el impacto económico, a la espera de la detoxificación”.
Bernd
Krock advierte que “como el oceáno es tan inmenso, nadie piensa
que también es un ecosistema muy vulnerable y frágil, y que una
sobreexplotacion puede causar daños tremendos, y eso es lo que están
viendo ahora”. Es probable que el próximo año, sin la corriente
de El Niño, la marea roja no regrese. “En ese sentido, va a ser un
evento transitorio, pero el problema en sí sigue estando”,
concluye.
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Fuente:
Victoria Dannemann, Marea roja: lecciones de una tragedia, 29/05/16, Deutsche Welle. Consultado 30/05/16.
interesante lección, de todo lo que hemos hecho cuantos cadáveres hay en los mares? cuantas personas eran malas cuantas eran-buenas? si el papa es elegido entonces el responderá zaas
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