lunes, 30 de mayo de 2016

Argentina, primer país que condena a los jerarcas del Plan Cóndor

Un tribunal certifica el pacto de las dictaduras latinoamericanas para asesinar disidentes.

por Carlos E. Cué

El Plan Cóndor fue algo único. Un pacto entre seis dictaduras latinoamericanas para intercambiar información y sobre todo colaborar en secuestros y asesinatos de disidentes políticos que luchaban para derrocarlas. Es una de las historias trágicas más conocidas de América, con centenares de víctimas. Y sin embargo, más de 30 años después de su acta fundacional, firmada el 28 de diciembre de 1975 en Santiago de Chile y encontrada en el “Archivo del Terror” de Paraguay, ninguna sentencia judicial había reconocido su existencia como una asociación ilícita organizada para matar. Argentina, un país en el que el proceso de los juicios de lesa humanidad está muy avanzado y no cesa, se ha convertido en el primero que condena formalmente a los jerarcas del Plan Cóndor en un larguísimo juicio con 105 víctimas y 18 imputados que empezó en 1999 con cinco casos y ha ido creciendo poco a poco. Un tribunal federal condenó por "asociacion ilícita en el marco del Plan Cóndor" entre 8 y 25 años a los principales imputados.

Entre los condenados está Reynaldo Bignone, último dictador argentino, y el general Santiago Riveros. También está el coronel uruguayo Manuel Cordero, que fue extraditado en 2007 a Argentina desde Brasil, y el exagente de la inteligencia argentina Miguel Ángel Furci, que recibieron las penas más altas, de 25 años de cárcel. No figuran los máximos jefes del Plan Cóndor porque han muerto, pero simbólicamente el proceso judicial también va contra ellos. De hecho, el más cruel y conocido de los dictadores argentinos, Jorge Videla, murió tres días después de declarar en este juicio. Afrontar su responsabilidad en el Plan Cóndor fue lo último que hizo en vida. Videla aseguró ante el tribunal que se hacía cargo de toda la responsabilidad pero sin dar ningún detalle nuevo.

Lo importante de este juicio es que por primera vez en América Latina un tribunal reconoce la existencia del Plan Cóndor como asociación ilícita, es un juicio clave porque si estuvieran vivos Pinochet o Stroessner estarían en esta causa", explica Gastón Chiller, director ejecutivo del CELS, un organismo de derechos humanos muy respetado en Argentina que ha promovido este y otros muchos juicios contra los jerarcas de la dictadura militar.

La nacionalidad de las 105 víctimas cuyos familiares escuchaban emocionados la sentencia da una idea de las dimensiones del Plan Cóndor. 45 de ellos eran uruguayos, 22 chilenos, 13 paraguayos, 11 bolivianos y 14 argentinos. Entre los presentes en el tribunal estaba Macarena Gelman, hija de la desaparecida María Claudia García, que fue entregada a una familia cómplice de la dictadura uruguaya y recuperó su identidad en el 2000, a los 23 años. La nieta del fallecido poeta Juan Gelman escuchó con satisfacción la condena a Cordero, que fue recibida con aplausos en la sala de audiencias.

Argentina abre así una puerta que en otros países parece mucho más cerrada. Por ejemplo, en Brasil, rige una ley de amnistía que impide llevar a los tribunales a los responsables de los crímenes cometidos por su dictadura (1964-1985). De hecho ninguno de los miembros del Plan Cóndor ha llevado a cabo un proceso como el argentino, un país en el que prácticamente todos los personajes clave de la dictadura están en la cárcel o en arresto domiciliario por su avanzada edad. La memoria histórica se ha convertido en una política de Estado que se ha mantenido con Mauricio Macri como presidente, como muestra el medio centenar de juicios en los que el Estado es querellante. El otro gran juicio por el Plan Cóndor se desarrolla lejos del continente, en Roma, en un proceso contra 30 exmilitares y civiles de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay, acusados de la desaparición y muerte de 43 opositores, entre ellos varios de origen italiano.

La creación del Plan Cóndor quedó absolutamente probada durante el juicio argentino, tanto es así que existe incluso ese acta fundacional firmada durante una reunión de los responsables de la inteligencia de las dictaduras y firmada por los representantes de Argentina (Jorge Casas, capitán de navío, SIDE, que aún no representaba a una dictadura militar), Bolivia (Carlos Mena, mayor del Ejército), Chile (Manuel Contreras Sepúlveda, jefe de la DINA), Uruguay (José Fons, coronel del Ejército) y Paraguay (Benito Guanes Serrano, coronel del Ejército). Brasil no firmó esa primera acta pero otros documentos muestran con claridad que participó en el Plan Cóndor.

En el “Archivo del Terror” de Paraguay se encontró una invitación de la DINA -servicios secretos de Pinochet- “para promover la coordinación y establecer algo similar a lo que tiene Interpol en París, pero dedicado a la subversión”. En el texto formal firmado en Chile se señala: “Se dan por iniciados a partir de esta fecha los contactos bilaterales o multilaterales a voluntad de los respectivos países aquí participantes para el intercambio de información subversiva, abriendo propios o nuevos carteles de antecedentes de los respectivos servicios”.

El plan empezó como un intercambio de información y fue creciendo hasta que pasó a la fase de secuestrar o asesinar directamente a los disidentes en los países donde estuvieran escondidos, siempre con la autorización implícita de la dictadura local. El Plan Cóndor fue extendiendo sus fronteras y la dictaduras empezaron a asesinar a disidentes en Europa y Estados Unidos, como el conocido caso de Orlando Letelier, exministro del Gobierno de Salvador Allende, asesinado en Washington en septiembre de 1976.

Una de las grandes preguntas que quedan pendientes es la participación de Estados Unidos en el Plan Cóndor. Durante el juicio, según los investigadores del CELS, no ha aparecido ninguna prueba definitiva de que algún organismo de este país promoviera el plan pero sí ha quedado claro por distinta documentación, entre ellas alguna desclasificada por el propio Departamento de Estado de Estados Unidos, que lo conocían con detalle.

Muchos investigadores confían ahora en que la promesa de Barack Obama de desclasificar más documentos relacionados con las dictaduras latinoamericanas, especialmente los de la CIA, ofrezca mucha más información. Lo que sí se sabe es que Estados Unidos se fue alejando a medida que el Plan Cóndor empezó su oleada de asesinatos en distintos países y dejó de ser un plan secreto. Son los documentos de Estados Unidos los que con más detalle explican el objetivo del plan: “Implica la formación de equipos especiales por los países miembros para llevar a cabo sanciones hasta asesinatos contra terroristas o simpatizantes de organizaciones terroristas de los países miembros de ‘Operación Cóndor’. A los equipos especiales se les emitirían documentos falsos de parte de los países miembros de ‘Operación Cóndor’ y podrían estar compuestos exclusivamente por individuos de una de las naciones miembros de ‘Operación Cóndor’ o podrían estar compuestos por un grupo mixto de varias naciones miembros de ‘Operación Cóndor’”, detalla. En cualquier caso, explican en el CELS, la operación Cóndor fue un plan latinoamericano, diseñado por las dictaduras para acabar con sus propios disidentes.
 
Macarena Gelman: “Es una sentencia satisfactoria”

La nieta del poeta Juan Gelman y otros familiares de víctimas celebran las condenas por el Plan Cóndor.

por Mar Centenera

Macarena Gelman sonríe nerviosa al escuchar la condena de un tribunal argentino a 25 años de cárcel para el coronel uruguayo Manuel Cordero, uno de los verdugos de su madre, María Claudia García. "Es el primer uruguayo condenado por el caso de mi mamá, para mí es muy significativo", expresa, con emoción contenida, al finalizar la lectura del veredicto del juicio por el Plan Cóndor, que por primera vez ha certificado el pacto de las dictaduras suramericanas para asesinar disidentes.

Macarena nació por segunda vez hace 16 años, cuando descubrió que era una niña robada por la dictadura argentina. Al poco de nacer, fue arrancada de los brazos de su madre, torturada y desaparecida por la dictadura argentina en 1976, y entregada a un policía uruguayo y su mujer. Con 23 años conoció a su abuelo biológico, el poeta argentino Juan Gelman, quien la buscó infatigablemente hasta dar con ella, en Montevideo, en el hogar donde creció sin conocer el oscuro destino de sus verdaderos padres.

"Es una sentencia satisfactoria. Realmente se le mueve a uno algo muy profundamente cuando escucha las condenas por lo que tienen que ser, cuando escucha los impedimentos que van a tener, la condena que van a cumplir, en un contexto de justicia, con todas las garantías que no tuvieron nuestros familiares", dice Macarena en la abarrotada sala de audiencias del tribunal. No la pudo acompañar su abuelo, quien falleció en 2014, pero sí los versos inmortales que le dedicó tras encontrarla: "Ella llora con una rueda en la garganta/ que gira contra el deseo y con restos de oscuras órdenes/ Hay que envolverte ahora/ con la luz que seas".


Otro de los familiares de víctimas presentes en la sala es Andrés Habegger, hijo de Norberto Habegger, quien fue secuestrado en Río de Janeiro y desaparecido supuestamente por fuerzas de seguridad argentinas ayudadas por las brasileñas. "Púdranse en la cárcel, hijos de puta", grita Andrés a los condenados una vez finaliza la lectura del fallo y en el tribunal se mezclan aplausos y lagrimas. El hijo de Norberto estrenará en unos meses un documental sobre la investigación que realizó sobre su padre, quien fue borrado de su vida cuando tenía 9 años.

"Lo más importante es que se demostró que el Plan Cóndor fue una asociación ilícita de las diferentes dictaduras", asegura Andrés Habegger. "Los otros países no están pudiendo juzgar estos crímenes, por eso el fallo tiene valor no solo para Argentina sino para todos los países", continúa, mientras admite que el veredicto "cierra algunas heridas" y le ha producido "alivio".

La presidenta de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, es más crítica. Celebra el fallo, pero subraya que la justicia debería haber llegado antes, cuando aún vivían los máximos responsables del Plan Cóndor, entre ellos el dictador Rafael Videla, fallecido en 2013, sólo tres días después de afrontar su responsabilidad en el pacto de represión de las dictaduras suramericanas.

"Falta un poco más de resistencia hasta lograr que no quede nada de impunidad. Que podamos vivir pensando que no se van a volver a repetir esos hechos terribles de represión y de metodologías que no las queremos nunca más", afirma Nora, con el simbólico pañuelo blanco de las Madres en la cabeza y la fotografía de su hijo desaparecido, Carlos Gustavo Cortiñas, colgada del cuello. A sus 86 años, sabe que queda un largo camino por delante, pero se muestra optimista: "Faltan el resto de las condenas, falta que nos digan donde están los detenidos desaparecidos y a quién entregaron los bebés de sus madres cautivas. Falta mucho, pero lo vamos a lograr".

Fuentes:
Carlos E. Cué, Argentina, primer país que condena a los jerarcas del Plan Cóndor, 28/05/16, El País. Consultado 30/05/16.
Mar Centenera, Macarena Gelman: “Es una sentencia satisfactoria”, 28/05/16, El País. Consultado 30/05/16.

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