martes, 23 de junio de 2015

La eficiencia, una deuda de los edificios públicos de Córdoba


Hay problemas estructurales, pero también de gestión. Un recorrido por algunos muestra que son “adictos a la energía”, no tienen árboles y no realizan un uso racional del agua.

por Lucas Viano

Son pocas las razones para que un edificio público tenga la mayoría de las luces encendidas toda la noche. Aun así, el Centro Cívico y el Palacio 6 de Julio, por citar dos emblemáticos, tienen buena parte de su iluminación a pleno luego de que cierran sus puertas.


Esta actitud tan poco amigable con los recursos y con el ambiente es la más evidente de muchos otros problemas que hacen que los edificios públicos sean ineficientes.

Un recorrido por el Centro Cívico, el Palacio 6 de Julio y la Legislatura muestra serios problemas de gestión en el uso de la energía: luces que permanecen encendidas en oficinas deshabitadas y en espacios donde a simple vista no son necesarias. En algunos espacios, se observan equipos de calefacción encendidos con las ventanas abiertas.

A pesar de que los grandes consumidores de energía son los sectores residencial, industrial y comercial, en los edificios públicos el pecado es doble, ya que deberían dar el ejemplo al resto de la sociedad.

Hay una razón. En los hogares e industrias, el ahorro en el consumo es un ahorro de dinero. Pero en los inmuebles públicos, funcionarios y empleados no pagan la factura.

A los problemas de gestión, se suman otros de carácter estructural, los cuales también son comunes en edificios y casas particulares.

Edgardo Suárez, arquitecto especialista en sustentabilidad, recorrió junto a La Voz del Interior tres edificios públicos relativamente nuevos y encontró algunas buenas intenciones, pero varios problemas de estructura que convierten a estas construcciones en adictas a la energía y desconsideradas con el consumo de agua, en una provincia con serios problemas hídricos.

La primera medida por tener en cuenta es cómo el edificio se para frente al Sol. En Córdoba, la clave es que el sur esté bien aislado; el norte, abierto; el este, con aberturas limitadas; y el oeste, con cámaras de aire para evitar la sobreexposición solar.

“Cuando diseñás un edificio con estos principios, resolvés alrededor del 50 por ciento de la eficiencia, y a costo cero”, apunta el titular del Instituto de Arquitectura Sustentable del Colegio de Arquitectos de Córdoba.

Un centro de capacitación “mediocre”

El  Centro de Capacitación de Transporte y Tránsito del municipio no hace nada para ser eficiente.

Inaugurado en 2006, según Suárez, “no realiza nada para ser eficiente, pero tampoco es terrible. El norte está abierto y aprovecha la luz natural. Tiene algunas ventanas en el techo para que entre más luz, pero tiene un serio problema de climatización porque parte del techo es de chapa. El sur no está cubierto. No está bien aislado”, resume.

Comentarios de empleados que trabajan en el edificio aseguran que es caluroso. “Está hecho para usarse con aire acondicionado. La climatización está automatizada”, dijo un trabajador. Suárez apunta que el sistema de climatización es viejo y puede provocar problemas de salud.

Y un problema común: no realiza un uso racional del agua. Por ejemplo, no tiene perlizadores en las canillas ni mochilas de doble descarga, dos tecnologías sencillas y económicas para aplicarse.

El Centro Cívico, adicto a la energía

Según el ingeniero Suárez, el Centro Cívico, inaugurado en 2011, no es un buen ejemplo de eficiencia.

A pesar de que parte de un buen concepto, porque utiliza una doble envolvente (vidrio doble y hormigón), tiene el mismo diseño de jaula o panal para todas las direcciones.

“Hay que aceptar que el sol impacta de diferente manera en cada punto cardinal. La envolvente debe ser selectiva”, dice el experto en sustentabilidad.

Por este motivo, Suárez especula que el edificio sea “adicto a la energía” porque debe ser difícil climatizarlo. “Más del 50 por ciento de la energía se debe usar en climatización, en especial en la temporada cálida. No utiliza el Sol como aliado”, señala.

Dos puntos que saltan a simple vista son la falta de árboles en el entorno de este edificio emblemático de la gestión provincial y el uso lúdico de agua potable en la fuente de ingreso a los edificios.

“El principal edificio de la Provincia debería dar el ejemplo en el uso racional del agua, porque Córdoba padece problemas hídricos. El agua debería ser de lluvia o no potable. Se pueden prever la colocación de tanques de agua y un sistema de recolección”, indica.

Por su parte, el edificio más bajo tiene el techo verde más grande de la provincia. “Pero tiene un sistema de riego por aspersión, otra técnica que no realiza un aprovechamiento racional del agua. Lo ideal es poner un sistema de riego por goteo y plantas que no consuman mucho agua”, explica Suárez.

La misma idea de una doble envolvente fue empleada en este edificio: una capa de vidrio y otra malla metálica para que crezcan plantas enredaderas. Pero se aplicó el mismo diseño en las cuatro caras y las plantas están secas.

La iluminación también es un problema porque no se aprovecha la luz natural. “En edificios de este tamaño, grandes cajas, se pueden realizar agujeros desde el techo para mejorar la iluminación natural”, ejemplifica.

La Provincia fue consultada sobre el consumo de agua y energía del Centro Cívico, pero la no hubo respuesta.

El alumno ejemplar: el Hospital de Villa El Libertador

El  mejor del grado es el Príncipe de Asturias, inaugurado en 2011. Según el especialista está bien ubicado respecto al Sol.

“Es un edificio realizado con una tecnología sencilla. Está abierto hacia el norte pero tratado con respecto, porque tienen aleros. Una parte del frente tiene un gran alero que protege del sol, pero no le quita la luz. Eso resuelve problemas de iluminación y climatización”, dice Suárez. De hecho, a diferencia de los otros dos edificios, en este las luces no estaban encendidas.

Y destaca que cada cara del edificio fue tratada diferente. El sur está cerrado, el este tiene protección suficiente para evitar la insolación en verano y minimizaron las ventanas al oeste.

Otra vez el costado negativo es el uso racional del agua. “Un edificio como este es ideal para recolectar agua de lluvia y utilizarla en los sanitarios, los cuales tienen mucho uso por ser un hospital. Es un ahorro del 40 al 50 por ciento. Claro que aplicarlo en un hospital puede resultar polémico, aunque no debería serlo”, explica.

El hospital también cuenta con un escaso arbolado a pesar de que cuenta con lugar en la playa de estacionamiento. “Es lo más eficiente que puede ser. El edificio fue concebido correctamente. Se podría automatizar más la iluminación, mejorar la gestión del agua y colocar más árboles en el frente”, resume Suárez.

Fuente:
Lucas Viano, La eficiencia, una deuda de los edificios públicos de Córdoba, 22/06/15, La Voz del Interior.
Un centro de capacitación “mediocre”, 22/06/15, La Voz del Interior.
El Centro Cívico, adicto a la energía, 22/06/15, La Voz del Interior.

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