El ahora presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, fue el
orador principal durante el Funeral de Estado que despidió a Hugo Chávez. En su
discurso, expresó que la
Constitución es su testamento político. Y entre los cinco
objetivos que dejó como tarea a futuro, se destaca: “Contribuir con la
preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana”.
Se trata de la misión más importante, según expresó el
propio Maduro, porque: "No existirá ni capitalismo ni socialismo ni
ninguna de nuestras religiones si no somos capaces, desde donde estemos, de
salvar nuestro planeta. Tenemos que eliminar las bombas nucleares, las fuerzas
de destrucción y de contaminación de ríos, de mares, de calentamiento del
planeta, porque de lo contrario no habrá futuro. Queda de nuestra parte
hacerlo".
En nuestra nota de perspectiva sobre el legado de Chávez
remarcábamos su prédica en los foros internacionales sobre cambio climático, en
el que se hizo eco de los movimientos sociales: "Si el planeta fuera un
banco, ya lo hubiesen salvado". Sin embargo, un análisis más completo
también nos lleva a considerar la sustentabilidad propia del modelo en
Venezuela, con gran dependencia del petróleo, que precisa de su renta para
realizar sus políticas sociales.
Justamente, todo ello fue uno de los puntos en la profunda
columna escrita por Boaventura de Sousa Santos, aquel que habla de la Ecología de Saberes, y
que fue publicada ayer en Página 12. En ella menciona puntos de su legado: la
redistribución de la riqueza, la integración regional, el anti-imperialismo, el
socialismo del siglo XXI y el Estado Comunal. También los desafíos: la unión
cívico- militar, el régimen político, y el extractivismo, con el cual
concluimos esta nota:
"El extractivismo. La Revolución Bolivariana
profundizó la dependencia del petróleo y los recursos naturales en general, un
fenómeno que, lejos de ser específico de Venezuela, está hoy presente en otros
países administrados por gobiernos que consideramos progresistas, como Brasil,
Argentina, Ecuador o Bolivia. La dependencia excesiva de los recursos naturales
bloquea la diversificación de la economía, destruye el medioambiente y, sobre
todo, constituye una agresión constante a las poblaciones indígenas y campesinas,
en cuyos territorios se encuentran esos recursos, contaminando sus aguas,
desconociendo sus derechos ancestrales, violando el derecho internacional que
exige la consulta a las poblaciones, expulsándolas de sus tierras, asesinando a
sus líderes comunitarios. Hace apenas unos días asesinaron a un gran líder
indígena de la Sierra
de Perijá (Venezuela), Sabino Romero, referente de una lucha con la que me
solidarizo desde hace años. ¿Sabrán los sucesores de Chávez enfrentar este
problema?"
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Fuente:
Maduro: "No habrá socialismo ni capitalismo si no somos capaces de salvar el planeta", 09/03/13, ComAmbiental. Consultado 09/03/13.
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