por Darío Aranda
“La ley Monsanto” Es una de las formas en la que
movimientos campesinos, pueblos indígenas y organizaciones sociales bautizaron
al proyecto de ley de semillas que prepara el Ministerio de Agricultura. Según
afirman las organizaciones, la medida, que sería tratada antes de fin de año en
el Congreso, no dio participación a campesinos y pequeños productores, limita
el “uso propio” (posibilidad de utilizar las semillas de la cosecha) y favorece
a las corporaciones del agro. “El proyecto de ley pone en riesgo la soberanía
alimentaria de nuestro país a través de la concesión de nuevos privilegios para
las empresas transnacionales e implica la pérdida de los derechos de nuestro
pueblo”, denuncia una declaración conjunta del Movimiento Agroecológico de
Latinoamérica (Maela) y de la Red
de Acción en Plaguicidas de América Latina (Rapal).
“El proyecto de modificación de la ley está formulado a la
medida de Monsanto. En el 2003 Monsanto anunció que discontinuaba su programa
de mejoramiento de soja en el país ‘debido a la baja rentabilidad del negocio,
que imposibilita mantener los niveles adecuados de investigación en Argentina’.
Su reclamo específico era una nueva ley de semillas que le permitiera tener
‘seguridad jurídica’ en sus operaciones”, explicó Carlos Vicente, de la
organización internacional Grain, que estudia el mercado de semillas y las
corporaciones agrícolas.
El 21 de agosto pasado, el ministro de Agricultura, Norberto
Yauhar, presentó la nueva soja (RR2) junto a los directivos de Monsanto. “Hay
que respetar la propiedad intelectual”, reclamó ese mismo día el ministro y
adelantó que el Gobierno estaba trabajando en una nueva ley de semillas, que
contemple el cobro de regalías para quienes desarrollan las semillas
transgénicas.
Ahora, las organizaciones campesinas y pequeños productores
denuncian que no fueron convocados a debatir el proyecto que podría modificar
su forma de producir alimentos. Solicitaron el proyecto al Ministerio de
Agricultura y a la Comisión
de Agricultura del Congreso, pero no lo obtuvieron. Recién un mes después, el
proyecto fue filtrado a las organizaciones.
“Manifestamos nuestro rechazo al proyecto de ley de
semillas. Manifestamos la necesidad de analizar, discutir y presentar un
proyecto que de manera participativa satisfaga las necesidades de los
productores”, reclamaron los dirigentes argentinos de Maela y Rapal en una
carta abierta dirigida a la
Presidenta y al ministro de Agricultura. En las críticas
sobresale la definición que se hace de productor (artículo 1). “Es reduccionista.
Es grave porque de esa definición luego se deriva quiénes serán sujetos de
derecho para conservar sus propias semillas”, explica. También apunta al
artículo 4, de creación de una comisión nacional de semillas con “escasa o
nula” participación de la agricultura familiar.
Las organizaciones reivindican el derecho a guardar parte de
la cosecha como semilla, para la próxima siembra, el llamado “uso propio” de la
semilla. Según advierten, la decisión de las empresas de semillas, con Monsanto
a la cabeza, es limitar el derecho histórico al “uso propio”, bajo el argumento
de respetar la “propiedad intelectual”. Con el proyecto de ley, el uso propio
pasa de ser un “derecho” a transformarse en una “excepción”.
“El proyecto ilegaliza o restringe gravemente prácticas que
han estado en vigencia desde los inicios de la agricultura, como es el
seleccionar, mejorar, obtener, guardar, multiplicar e intercambiar semilla
libremente a partir de la cosecha anterior. Esta práctica es un derecho
fundamental de los agricultores y agricultoras del mundo”, denuncian el
Movimiento Campesino Indígena (MNCI), Grain y Amigos de la Tierra en un documento
llamado “Diez motivos para luchar contra el proyecto de ley que pretende
privatizar las semillas en la
Argentina ”. Las organizaciones firmantes alertan que el
proyecto de ley crea condiciones para “expandir la presencia de empresas
semilleras transnacionales en el país” y reclaman que el debate sea abierto a
todos los sectores de la sociedad.
Fuente:
Semillas en debate, 25/10/12, Página/12.
No hay comentarios:
Publicar un comentario