miércoles, 29 de agosto de 2012

El diluvio que viene

Un integrante del Panel Intergubernamental de Cambio Climático sugirió a funcionarios bonaerenses y municipales realizar “obras de infraestructura como canales aliviadores y sistemas de alerta”.

por Carla Perelló

Los modelos climáticos utilizados para hacer pronósticos meteorológicos advierten que de aquí en más habrá “mayores precipitaciones” en la provincia de Buenos Aires y que “las lluvias intensas serán aún más agudas”. Así lo adelantó ayer el meteorólogo Vicente Barros, investigador superior del Conicet y copresidente de Grupo de Trabajo II del panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas. Para el especialista, esto obliga a realizar en la región afectada por las últimas inundaciones “obras de infraestructura como canales aliviadores y sistemas de alerta”, entre otras.

Las intensas precipitaciones que se produjeron en la provincia de Buenos Aires en las últimas semanas dejaron a la luz que hay “una adaptación de la infraestructura al ambiente que está pendiente”, sostuvo Barros. Su hipótesis se basa en que “las inundaciones en la región se hicieron más frecuentes desde la década de 1970” y en la actualidad, es posible evitar que miles de personas sean afectadas por el desborde de ríos y arroyos mediante obras preventivas. Lo dijo ante funcionarios bonaerenses e intendentes, en el encuentro “Eventos meteorológicos y fenómenos hidrológicos”.

Un ejemplo de planificación urbana inadecuada es la ubicación de la ciudad de Azul. Según el secretario de Espacio Público, Eduardo Aparicio, en 1832, la localidad fue fundada por el coronel Pedro Burgos, con la venia de Juan Manuel de Rosas, sobre la vera del río homónimo, pero del lado equivocado. “Del otro lado del río, donde vivían los indios, no se inunda”, dice el funcionario. Aparicio estimó que la situación “se resolvería con la construcción de un canal aliviador”.

Ese pueblo, en lo que va del año, sufrió tres inundaciones. La primera, en abril cuando una especie de tornado azotó el Gran Buenos Aires. Las otras dos, en las últimas semanas, cuando el pluviómetro sumó 297,6 milímetros para agosto, lo que superó el record histórico para ese mes en 1913, de 194 milímetros.

“El cambio climático ya se ha producido. Tenemos las mismas lluvias hace cincuenta años. Las precipitaciones intensas son las que terminan produciendo las inundaciones”, aseveró Barros. Por eso, desde su visión, es pertinente realizar obras de infraestructura como aliviadores, sistemas de alerta, canales, entre otras obras, con fondos provenientes del Global Environmental Fund, creado a partir de la Cumbre Climática de Copenhague, en 2009, que dispone de recursos aportados por los países desarrollados.

Según Barros, los modelos climáticos -ecuaciones utilizadas en meteorología para realizar los pronósticos del tiempo, analizar los movimientos y la circulación de la atmósfera y otras cuestiones que ayudan a comprender, por ejemplo, los efectos del cambio climático o el calentamiento global- “prevén mayores precipitaciones en la región” y se estima que las precipitaciones intensas “serán aún más agudas”.

A eso se suma la impermeabilización de los suelos a causa de tanta lluvia, que no llega a drenar ni a evaporarse naturalmente, por lo que Barros aventuró que en la primavera es posible que haya nuevas inundaciones, dado que las lluvias son mayores en esa época.

“El próximo paso es diagramar planes de infraestructura sobre las zonas afectadas para establecer los recursos necesarios para solicitar al fondo internacional”, asumió Aparicio ante el inminente panorama. Puso como ejemplo el caso de San Antonio de Areco, que en 2009 quedó bajo el agua, y que halló la solución en las obras hídricas. Y, este año, no hubo inundación alguna.

Fuente:
El diluvio que viene, 29/08/12, Página /12. Consultado 30/08/12.

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