El gobernador de La
Rioja opinó que “cuando metan a dos o tres (activistas)
presos”, las protestas contra la minería se terminan. Y comparó los escraches
con la metodología de los “nazis, que marcaban a los judíos”.
El gobernador riojano, Luis Beder Herrera, definió a los
activistas antiminería como “hippies violentos” cuya protesta, “cuando metan a
dos o tres presos, se termina”. Las declaraciones, brindadas entre jaulas con
conejos de un emprendimiento agropecuario que visitaba, se refirieron también a
una caravana con escrache que ambientalistas de Famatina realizaron el viernes
pasado para repudiar los proyectos de megaminería en la provincia. “Los
escraches nacen en Alemania, cuando los nazis marcaban las casas de judíos y
luego terminó en una matanza de millones”, señaló el mandatario. Anoche,
activistas ambientalistas debatían si la asamblea de Famatina daría a conocer
un comunicado sobre las palabras del gobernador. “Vamos a debatir lo que dijo.
Nadie puede permanecer indiferente. Nos está haciendo pasar a todos por
terroristas”, dijo a este diario Marcelo Garrott, de la Asamblea Ciudadanos
por la Vida. En
tanto, los asambleístas han ratificado que marcharán a la capital riojana para
estar presentes, el domingo próximo, en el acto por el aniversario de la
fundación de la ciudad y visibilizar, entonces, el reclamo.
Las declaraciones del gobernador Herrera fueron su respuesta a una caravana con escrache que, el sábado pasado, asambleístas de Famatina realizaron por Campanas, Chañarmuyo y Pituil, todas localidades cercanas al pueblo donde permanece el corte en contra de un proyecto minero. Ese día, explicó el activista Garrott a este diario, una caravana de cerca de trescientas personas, todas ellas en autos, recorrieron los poblados tocando bocina, repartiendo volantes y cantando consignas. En el primero de los pueblos intentaron llegar al domicilio de la diputada provincial Adriana Olima, con quien mantienen un fuerte conflicto sobre actividad minera, pero un vallado policial lo impidió.
Las declaraciones del gobernador Herrera fueron su respuesta a una caravana con escrache que, el sábado pasado, asambleístas de Famatina realizaron por Campanas, Chañarmuyo y Pituil, todas localidades cercanas al pueblo donde permanece el corte en contra de un proyecto minero. Ese día, explicó el activista Garrott a este diario, una caravana de cerca de trescientas personas, todas ellas en autos, recorrieron los poblados tocando bocina, repartiendo volantes y cantando consignas. En el primero de los pueblos intentaron llegar al domicilio de la diputada provincial Adriana Olima, con quien mantienen un fuerte conflicto sobre actividad minera, pero un vallado policial lo impidió.
Ese intento de escrache fue el que evaluó ayer duramente el gobernador Herrera, al afirmar que los grupos ambientalistas deben “hacer política de otra manera”, tras lo cual los identificó con los integrantes del radicalismo provincial, quienes “en las pasadas elecciones se presentaron y sacaron menos del 19 por ciento” de los votos. “Los escraches nacen en Alemania, cuando los nazis marcaban las casas de judíos y luego terminó en una matanza de millones. Se demoniza a la gente. Imagínese haber demonizado a los judíos sólo por ser judíos, y luego mataron millones de ellos. Es una práctica que no se usa en el mundo, por los recuerdos que trae”, aseguró. En enero de este año, otro gobernador, el sanjuanino José Luis Gioja, había calificado a los activistas ecologistas de su provincia como “nazis” por oponerse a los proyectos de megaminería.
Por otra parte, el mismo gobernador Herrera buscó minimizar
el peso que la protesta tiene a nivel local, describiendo con dureza a los
activistas que sostienen, de manera permanente, la vigilia en Alto Carrizal
para evitar el traslado de elementos y herramientas necesarios en tareas de
minería a cielo abierto, según el acuerdo firmado entre la provincia y la
empresa canadiense Osisko. “En Famatina hay cuarenta hippies, gente que no
trabaja, vive gratis y tiene actividades non sanctas. Allá la gente los repudia.
La gente tiene que reaccionar pacíficamente y decirles que se retiren del
frente de su casa”. De todos modos, el funcionario reflexionó que él “haría
todo” por debatir sobre minería con los activistas. Sin embargo, instó a la Justicia a que tome cartas
en el asunto, porque “cuando metan a dos o tres presos, se termina” la
protesta.
El sábado pasado, según explicó a este diario Garrott, el
escrache en Campanas tenía por objeto protestar ante la casa de la diputada
Adriana Olima. Recientemente, la legisladora logró salvar su mandato
legislativo luego de que la Justicia Electoral riojana declarara
inconstitucional la ley provincial que reglamentaba la revocatoria popular.
Meses atrás, la Asamblea
de Ciudadanos por la Vida
había recabado las firmas necesarias para poner en práctica el sistema de
revocatoria popular con el mandato de Olima porque la legisladora, que antes se
oponía a la minería, ahora la apoya. Garrott denunció, por lo demás, que
durante el escrache en Campanas un pequeño grupo buscó infiltrarse ente los
activistas para provocar disturbios.
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