Por Ramiro Chávez Antelo (1)
Las inundaciones que han afectado municipios pandinos de
Bolpebra y Cobija no son obra de la casualidad, más bien responden a un
fenómeno cíclico que según algunas personas de edad es usual que se presente
cada 30 o 40 años. Esta vez, sin embargo, las inundaciones superaron los
niveles máximos históricos, provocando grandes pérdidas de viviendas y de áreas
de producción, aspecto que da claras señales de ser el resultado del fenómeno
de La Niña ,
efecto del cambio climático, la deforestación y el cambio de uso de suelo que
contribuye en la erosión de importantes superficies y el desborde de los ríos.
La cuenca del rio Acre ocupa el 3 % del territorio
del departamento de Pando con una superficie de 1.776 km² (PLUS-Pando).
Comienza en la provincia Madre de Dios (Perú) y atraviesa el Estado de Acre
(Brasil) y Bolpebra (Bolivia, Perú y Brasil). A partir de este límite, las
aguas de la cuenca recorren aproximadamente 110 Km hasta llegar al
límite de Bolivia y Brasil.
El origen de las precipitaciones pluviales fue registrado en
gran magnitud en la cabecera del río Acre, es decir en los municipios de
Iñapari (Perú) y Asiss (Brasil), lugares de altos índices de deforestación de
dónde proviene el mayor golpe de las aguas que provocaron el desborde del río aguas
abajo el día jueves 16 de febrero del año en curso, recorriendo Iñapari, Asiss,
Bolpebra y Cobija.
A partir de esa fecha, se suponía que Defensa Civil
boliviana tenía la información para alertar y comenzar el desalojo de las
poblaciones ribereñas, dado su rol de apoyar a las poblaciones que habitan
zonas vulnerables a los desastres naturales. Sin embargo, esto no sucedió,
generando el trágico resultado de pérdidas materiales en la ciudad de Cobija el
sábado 18 de febrero, aspecto que no sólo pone en evidencia la debilidad
institucional, sino también la falta de una cultura de prevención en las
autoridades responsables.
Ahora que el nivel de las aguas va bajando, es tiempo de
trabajar con mayor solidaridad, pues las secuelas que han dejado estos efectos
se harán evidentes con el rebrote de enfermedades infecto-contagiosas, el brote
de algunas epidemias y con las necesidades básicas insatisfechas de tantas
familias que fueron afectadas. En este escenario, es urgente que las
instituciones locales, departamentales y nacionales se articulen y trabajen de
manera coordinada en planes de contingencia de salud pública, viviendas para la
reubicación de las familias afectadas y la restauración de la seguridad
alimentaria en aquellas áreas que perdieron su producción.
Aunque las lluvias cesaron, según datos del hermano país del
Perú, las mismas persistirán, especialmente en las cabeceras de los ríos Madre
de Dios (Bolivia) y el municipio de San Lorenzo (Territorio Indígena
Multiétnico TIM II), que ya están en estado de alerta permanente. A su vez,
continúa el desborde del río Tahuamanu, obligando a declarar alerta naranja en
los municipios de Porvenir y Bella Flor, de la provincia Nicolás Suarez.
Es hora de que nuestras autoridades locales realicen el
monitoreo y la atención respectiva en caso de que sucedan inundaciones, y así
evitar la pérdida de vidas humanas.
- El autor es técnico de Centro de Investigación y Promoción del Campesinado Pando.
Fuente:
- Los Tiempos.com, 29/02/12, "La Niña, deforestación e inundaciones". Consultado 29/02/12.
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