miércoles, 29 de febrero de 2012

La Niña, deforestación e inundaciones


Por Ramiro Chávez Antelo (1)

Las inundaciones que han afectado municipios pandinos de Bolpebra y Cobija no son obra de la casualidad, más bien responden a un fenómeno cíclico que según algunas personas de edad es usual que se presente cada 30 o 40 años. Esta vez, sin embargo, las inundaciones superaron los niveles máximos históricos, provocando grandes pérdidas de viviendas y de áreas de producción, aspecto que da claras señales de ser el resultado del fenómeno de La Niña, efecto del cambio climático, la deforestación y el cambio de uso de suelo que contribuye en la erosión de importantes superficies y el desborde de los ríos.

La cuenca del rio Acre ocupa el 3 % del territorio del departamento de Pando con una superficie de 1.776 km² (PLUS-Pando). Comienza en la provincia Madre de Dios (Perú) y atraviesa el Estado de Acre (Brasil) y Bolpebra (Bolivia, Perú y Brasil). A partir de este límite, las aguas de la cuenca recorren aproximadamente 110 Km hasta llegar al límite de Bolivia y Brasil.

El origen de las precipitaciones pluviales fue registrado en gran magnitud en la cabecera del río Acre, es decir en los municipios de Iñapari (Perú) y Asiss (Brasil), lugares de altos índices de deforestación de dónde proviene el mayor golpe de las aguas que provocaron el desborde del río aguas abajo el día jueves 16 de febrero del año en curso, recorriendo Iñapari, Asiss, Bolpebra y Cobija.
A partir de esa fecha, se suponía que Defensa Civil boliviana tenía la información para alertar y comenzar el desalojo de las poblaciones ribereñas, dado su rol de apoyar a las poblaciones que habitan zonas vulnerables a los desastres naturales. Sin embargo, esto no sucedió, generando el trágico resultado de pérdidas materiales en la ciudad de Cobija el sábado 18 de febrero, aspecto que no sólo pone en evidencia la debilidad institucional, sino también la falta de una cultura de prevención en las autoridades responsables.

Ahora que el nivel de las aguas va bajando, es tiempo de trabajar con mayor solidaridad, pues las secuelas que han dejado estos efectos se harán evidentes con el rebrote de enfermedades infecto-contagiosas, el brote de algunas epidemias y con las necesidades básicas insatisfechas de tantas familias que fueron afectadas. En este escenario, es urgente que las instituciones locales, departamentales y nacionales se articulen y trabajen de manera coordinada en planes de contingencia de salud pública, viviendas para la reubicación de las familias afectadas y la restauración de la seguridad alimentaria en aquellas áreas que perdieron su producción.

Aunque las lluvias cesaron, según datos del hermano país del Perú, las mismas persistirán, especialmente en las cabeceras de los ríos Madre de Dios (Bolivia) y el municipio de San Lorenzo (Territorio Indígena Multiétnico TIM II), que ya están en estado de alerta permanente. A su vez, continúa el desborde del río Tahuamanu, obligando a declarar alerta naranja en los municipios de Porvenir y Bella Flor, de la provincia Nicolás Suarez.

Es hora de que nuestras autoridades locales realicen el monitoreo y la atención respectiva en caso de que sucedan inundaciones, y así evitar la pérdida de vidas humanas.

  1. El autor es técnico de Centro de Investigación y Promoción del Campesinado Pando.

Fuente:

No hay comentarios:

Publicar un comentario