viernes, 9 de diciembre de 2011

Progreso, fuego y agua


por Diego E. Gurvich (1)

Nadie duda de que el nuevo Camino del Cuadrado agilizó de manera dramática la conexión entre las Sierras Chicas y el valle de Punilla, con los obvios beneficios económicos que esto apareja. Tanto para el turismo como para los propios habitantes de ambas vertientes de las Sierras, este enlace ha sido más que positivo.

Sin embargo, de manera un poco más lenta, aunque no por eso poco perceptible, empiezan a asomar las consecuencias negativas del emprendimiento.

La traza del camino transita en gran parte por la cuenca alta del río Salsipuedes. Esto significa que cualquier alteración que produzca el camino podría afectar de manera directa el suministro de agua cuenca abajo y, por ende, el suministro directo a la localidad de Salsipuedes.

Es probable que la misma traza del camino tenga un efecto sobre la cuenca (al alterar el agua que se infiltra), aunque tal vez no muy significativo.

Lo que de manera clara ha cambiado es la frecuencia de incendios directamente relacionados con el camino. Entre la temporada anterior (invierno-primavera 2010) y la presente, han ocurrido al menos seis incendios cuyo origen es el mismo camino. Todos fueron producidos por el hombre, aunque es difícil saber si fueron accidentales o provocados.
Efectos conocidos
Es bien conocido en la literatura el efecto de los caminos sobre diferentes procesos que afectan al medio ambiente, como la invasión de especies exóticas, la deforestación y los fuegos.

Los caminos en sí no son los directos culpables de esto, sino el aumento de la presencia del hombre.

Los incendios producen efectos inmediatos y a largo plazo sobre el suministro de agua. Los efectos inmediatos son que durante las primeras lluvias posteriores al fuego, al estar el suelo descubierto, la infiltración del agua es muy baja (por la ausencia de cobertura vegetal).

Esto incrementa las crecidas de los arroyos (la mayor parte del agua se pierde en forma rápida del sistema) y disminuye el caudal en las semanas y meses posteriores a las lluvias (debido a que una menor cantidad de agua se infiltra en el suelo). Si la vegetación se recupera (en términos generales, la vegetación serrana se recupera de una manera relativamente rápida), este efecto puede desaparecer.

Por otro lado, los incendios provocan efectos a largo plazo, los cuales son difíciles de revertir y se tornan permanentes. Estos efectos están asociados a la pérdida de suelo. En las primeras lluvias posteriores a los incendios, al estar el suelo desprotegido, éste se pierde (erosión). La pérdida de suelo tiene dos efectos principales: disminuye la capacidad de infiltración y de reserva de agua.

Esto quiere decir que si se pierde suelo, menores serán los caudales de los arroyos y ríos en las semanas y meses posteriores a las lluvias y esta disminución se tornará permanente. Este efecto, a su vez, incide en la capacidad de la vegetación de recuperarse, lo que afecta la capacidad de las cuencas para producir agua.

  1. Diego E. Gurvich es Biólogo del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la UNC, Investigador del Conicet.

Fuente:

No hay comentarios:

Publicar un comentario