En 2003 la ciudad de Santa Fe sufrió la mayor catástrofe
hídrica de la historia argentina, con 23 personas muertas como consecuencia del
ingreso de las aguas del río Salado al casco urbano. Muchos pensaron que la
tragedia no volvería a ocurrir, ya que la amplia cobertura mediática que tuvo,
obligaría a las autoridades a tomar las medidas pertinentes. Pero...
En abril de 2007 se volvieron a inundar áreas de la ciudad
que se habían inundado en 2003. Esta vez los ríos que rodean Santa Fe, el
Salado y el Paraná, estaban en niveles manejables, pero el agua de lluvia
acumulada dentro de la ciudad no tuvo escape por las defensas reconstruidas.
Entonces el desagote dependía de bombas, que fueron insuficientes, una no
funcionaba y otras dependían de una estación transformadora que se inundó y
salió de servicio.
El intendente Martín Balbarrey, en un intento de que no se repitiera
la tragedia de 2003, recomendó a los pobladores no esperar a que el agua
subiera más de un metro para salir de los hogares en la zona de riesgo. El
director de la fundación Proteger, Jorge Cappato dijo: "Hay un plan de
contingencia, pero se trata de un papel; nadie sabe qué tiene que hacer",
añadió: "Los sistemas de bombeo (de extracción de agua) no funcionan por
falta de mantenimiento y saqueos. Hubo que traer bombas adicionales para
contener la emergencia." El fantasma de las inundaciones de 2003 se
repitió.
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