Córdoba tiene tres zonas serranas declaradas por ley como
áreas de defensa de cuencas clave. Son las de Pampa de Achala, La Quebrada y Los Gigantes.
por Fernando Colautti y Guillermo Lehmann
El 75 % de los ríos cordobeses nace en las Sierras
Grandes. Esa zona es la reserva hídrica de Córdoba, su descuidado
"tanque" de agua. Pero en invierno, cuando más se lo necesita porque
las lluvias escasean, “baja” cada vez menos agua.
Con el declarado objetivo de “proteger las cabeceras de
cuenca de la mayoría de los cursos de agua que atraviesan la provincia”,
Córdoba fue creando por ley reservas hídricas.
En 1999 nació la de Pampa de Achala, en la zona más alta de las sierras, donde nacen los principales ríos cordobeses que alimentan los lagos Embalse y Los Molinos.
En 1999 nació la de Pampa de Achala, en la zona más alta de las sierras, donde nacen los principales ríos cordobeses que alimentan los lagos Embalse y Los Molinos.
En 2001,
a su lado, se creó la Reserva Hídrica
Los Gigantes, atravesada por los cursos de agua que abastecen al lago San
Roque.
Antes, en 1987, fue pionera la Reserva Hídrica La Quebrada , mucho menor en
tamaño y ubicada en las Sierras Chicas, para asegurar el agua de los arroyos
que nutren al dique La
Quebrada.
Pero con tener una ley no alcanza. Es sólo un texto en un
papel. Las áreas declaradas reservas hídricas no funcionan como tales. Incluso
la de Los Gigantes en realidad no existe, porque no fue reglamentada la ley que
la creó, hace nueve años. Sólo el Parque Nacional Quebrada del Condorito,
creado en 1996, tiene criterios de preservación como fuente estable de agua.
En una provincia semiárida, la provisión de agua debiera ser
un asunto estratégico. Pero la fuente principal de abastecimiento luce
descuidada. La crisis hídrica vivida el verano pasado sirvió de alarma.
Opiniones. Juan Weber es ingeniero especialista en recursos
hídricos y jefe del Laboratorio de Hidráulica de la UTN de Córdoba. Lleva años
haciendo mediciones sobre ríos serranos. Y no tiene muchas dudas: “Las reservas
hídricas no son tales. En Pampa de Achala no para el retroceso. Salvo en el
Parque Nacional cada vez hay menos suelo y más roca expuesta por la erosión. Si
sigue así, con el tiempo se parecerá a un desierto con ríos que sólo lleven
agua en verano”.
Weber marca con un ejemplo la diferencia entre un espacio
conservado como reserva y otro que no: “El arroyo Los Hornillos es tributario
del dique La Quebrada. Y
el Vaquerías lo es del río Cosquín. Aunque no integran la misma cuenca, nacen
en la misma zona y son similares. Pero desde hace años es tremenda la
diferencia de caudal de uno y otro en invierno. La única explicación es la
diferencia de cubierta vegetal que uno conserva en su zona y otro ya no”,
señala.
La paradoja mayor es que el arroyo Los Hornillos está en una
zona declarada como reserva provincial, aunque no lo parezca. Y el de Vaquerías
dentro de un campo propiedad de la
UNC , que lo conserva como si lo fuera.
German Jaacks, guardaparque del Parque Nacional Quebrada del
Condorito, considera que sobre la reserva provincial de Pampa de Achala “hay un
desmanejo evidente, por falta de políticas y de presencia”. Opina que lleva 10
años de creada, “pero no se nota. En la práctica, es como cualquier otra zona”.
Sólo dos empleados provinciales tratan de vigilar esas 146
mil hectáreas de cerros, sin vehículos ni recursos.
Jaacks aseguró que se perciben “claras diferencias” con su
vecino Parque Nacional. “En los primeros años, las vertientes dentro del parque
también estaban secas en invierno. Pero con los años fueron recuperando su rol
de liberar agua en la estación seca”. El Parque Nacional, con un tercio de la
superficie de la reserva, tiene cinco
guardaparques en el predio, entre una veintena de empleados y agentes con otras
funciones.
Hay una diferencia vital entre el parque nacional y la
reserva provincial. La primera es en su mayor parte propiedad del Estado, que
expropió las tierras. La segunda es, al revés, casi toda de propietarios
privados. Eso supone la necesidad de crear un marco de reglas y acuerdos con
ellos. “Pero el dueño de un campo no lo es de sus arroyos y ríos, de su
ecosistema y de la fauna que transita”, plantea Jaacks, quien sostiene que en
otros lugares se ha logrado avanzar en esa línea.
Un tema clave es la carga ganadera. Jaacks señala que no es
necesario erradicar el ganado pero sí regularlo porque “hay mucho más del que
ese suelo ya tolera”. De algún modo, sugiere que, como en otros países, se
compense a los dueños que por reforestación y reducción de ganado ofrezcan al
Estado servicios ambientales, por ejemplo, la producción de agua. “Conseguirla
de otro modo quizá le resulte más caro al Estado”, plantea.
Las autoridades admiten
la necesidad de medidas
Desde la
Secretaría de Ambiente de la Provincia , se admitió la
necesidad de avanzar en medidas sobre las reservas hídricas.
Para la mayor, la de Pampa
de Achala, el responsable de
Areas Naturales y Protegidas, Darío Manea, reconoció que cuenta con sólo dos
empleados a modo de guardaparques.
Señaló que se pretende sumar más personal y
construir un destacamento, del que se carece hasta ahora, y dotarlos de
móviles. La idea también es sumar guardafaunas honorarios.
También adelantó que se estudia declarar esa área como
“reserva de la biosfera”, bajo los lineamientos que plantea la Unesco para protección del
ecosistema en forma integral.
Desde sectores que cuestionan el estado de situación, se
plantea que esta variante podría ser apenas un cambio de nombre, ya que ni
siquiera viene funcionando como una verdadera reserva hídrica, con medidas que
aseguren un uso de suelos y vegetación que no implique la reducción de la
capacidad de generar agua durante los meses de sequía.
Mientras, y aunque no lo expongan los funcionarios,
trascendió que habría diferencia de criterios sobre el manejo de la zona
serrana entre áreas del propio Gobierno, como Ambiente y Minería.
Respecto de la reserva de La Quebrada , Manea anticipó
que mañana Ambiente firmará con el municipio de Río Ceballos un convenio para
controlar los accesos. También prometió que se normalizaría la situación de
espacios concesionados en el lago y que para evitar la contaminación en los
arroyos se instalarían 10 mil metros de alambrado. También anunció la siembra de
pasturas para encerrar el ganado suelto en el área y la construcción de un
nuevo puesto de vigía de incendios en la zona más alta.
Sobre la frustrada Reserva Hídrica Los Gigantes no habría
planes inmediatos de reglamentación, pendiente desde 2001. Sólo hablan por
ahora de nombrar al menos un guardaparques para Cuchilla Nevada.
Las tres reservas hídricas, según la ley
Reserva Hídrica Pampa de Achala: creada por ley en 1999,
ocupa 146 mil hectáreas de la zona más alta de las sierras. Abarca desde el sur del cerro Champaquí hasta el cerro Los
Gigantes, desde los 1.500
metros (casi la altura en la que se encuentra La Cumbrecita ) hacia las
cumbres. Allí nacen los principales ríos cordobeses. Es vecina del Parque
Nacional Quebrada del Condorito, de 37 mil hectáreas, creado por la Nación en 1996.
Reserva Hídrica La Quebrada : fue declarada en 1987 y suma 4.200 hectáreas .
Allí nacen los arroyos de los que depende el dique La Quebrada , que abastece de
agua a parte de la población de las Sierras Chicas.
La calidad del agua del embalse sufre el impacto de la
cantidad de visitantes, los incendios y los desarrollos inmobiliarios que
han
avanzado sobre sus cerros. Vecinos buscan alguna salida.
Creada en 1987, la Reserva Hídrica La Quebrada no logró cumplir
su cometido de preservación. El impacto por la cantidad de visitantes, los
incendios y los desarrollos inmobiliarios que avanzaron sobre sus cerros sin
control van deteriorando la cantidad y calidad de agua que llega al embalse que
brinda agua a Río Ceballos, Unquillo y Mendiolaza.
La sola presencia de guardaparques para controlar sus 4.200 hectáreas no
alcanza. ONG e instituciones de las Sierras Chicas denuncian además que no
existe suficiente señalización, ni baños, ni senderos demarcados ni controles
de ganado en las márgenes de los arroyos. La Cooperativa de
Servicios de Río Ceballos reclaman que de una vez pase a ser tratada como
reserva, regulando (lo que no significaría prohibiendo) su uso turístico y de
loteos y desarrollos inmobiliarios.
Cuestionando la escasa presencia de la Provincia a través de la Secretaría de Ambiente
y la Subsecretaría
de Recursos Hídricos, a las que les corresponde el poder de policía, entidades
y municipios de la zona pretenden avanzar por su cuenta en programas de
remediación. Intuyen que si no, corren riesgos de tener que acostumbrarse a
vivir en emergencia hídrica, como lo hacen desde hace casi un año.
Actualmente la reserva es controlada por cuatro
guardaparques, que sólo cuentan con una moto, una camioneta y escasos elementos
para reparaciones. Con poco, están bastante mejor que los dos empleados de la
mucho más amplia Reserva de Pampa de Achala.
En los últimos años, se intentaron algunas acciones. El
municipio avanzó en campañas de concientización. Encuestas determinaron que por
temporada la reserva recibe unas 80 mil personas y sólo un 20 % sabe
que ingresa a un área protegida.
La cooperativa, en tanto, contrató guardafaunas que
informaban a los visitantes y daban bolsas biodegradables para basura, colocó
cestos de residuos y denunció tomas clandestinas de agua en Colanchanga.
Pero eso no alcanza para que el sitio represente una
verdadera reserva hídrica, que asegure el agua que históricamente produjo para
esa zona.
Fuentes:
La Voz del Interior, 05/09/2010, "Las reservas hídricas, sin protección".
La Voz del Interior, 05/09/2010, "Las autoridades admiten la necesidad de medidas".
La Voz del Interior, 05/09/2010, "Las tres reservas hídricas, según la ley".
La Voz del Interior, 05/09/2010, "La Quebrada, un ejemplo del descontrol".
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