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El núcleo desactivado del reactor B de Hanford, el primer reactor nuclear de plutonio a gran escala del mundo. |
La herencia brutal que significa para la humanidad la falta de destino de los residuos nucleares altamente radiactivos y perdurables por milenios, es razón más que suficiente para renegar de esta sucia energía. El descalabro de la limpieza de Hanford, la primera fábrica de plutonio estadounidense, constituye un potente símbolo del fracaso de la nación. Sin embargo Trump insiste, reiniciará la producción de plutonio para armas nucleares.
Por Juan Vernieri
El país no solo tiene que lidiar con las más de 80 mil toneladas de combustibles gastados sin destino, de su red de centrales nucleares, sino que todavía tendrá que seguir luchando para limpiar los residuos que quedaron en el estado de Washington, y otros sitios utilizados para producir plutonio. Ha invertido fortunas, y tendrá que seguir haciéndolo por mucho tiempo. El venenoso legado de la Guerra Fría aún no tiene solución.
En el sitio de Hanford, donde estaban las plantas que produjeron el plutonio de las más de 60.000 bombas atómicas fabricadas, hay más de 200 mil metros cúbicos de lodo altamente radiactivo, residuos de la producción del plutonio. Serán radiactivos por miles de años. Las autoridades no tienen claro qué hacer, ni perspectivas para un destino.
Limpiar los tanques subterráneos que estaban filtrando residuos, y estabilizarlos de alguna manera para su eliminación permanente, planteó uno de los problemas químicos más complejos jamás enfrentados.
Los ingenieros planearon bombear el lodo, incrustarlo en vidrio y depositarlo en Yucca Mountain, en las profundidades de las montañas del desierto de Nevada.
Pero la construcción de la planta (vitrificadora) de tratamiento químico iniciada en el 2000 se detuvo en 2012 —después de una inversión de 4000 millones de dólares— cuando se descubrió que estaba plagada de defectos de seguridad.
Durante 11 años, las actividades en la superestructura de la planta vitrificadora han permanecido suspendidas. Encima el gobierno de Obama dio por tierra con el Almacén Geológico Profundo (AGP) en construcción en Yucca Mountain después de invertidos 13 mil millones de dólares.
No ha trascendido dónde si iniciará la construcción de otro AGP, o si Trump se atreverá a reiniciar el AGP suspendido.
Lo concreto es que, a casi 80 años de la Segunda Guerra Mundial, no hay ni miras de solución al legado más mortífero de la era atómica.
En noviembre de 2023, los desechos que se convertirán en un material similar al vidrio están todavía en 177 tanques subterráneos. En su interior, contienen una mezcla de desechos radiactivos y químicos de varias décadas de producción de plutonio. Como dijimos algunos tienen fugas.
Estos tanques estaban destinados a servir como almacenamiento provisional y ahora la mayoría han superado su vida útil. Durante las últimas décadas, ha habido un esfuerzo continuo para evaporar el exceso de líquidos de los tanques y transferir los desechos de tanques de una sola carcasa a tanques de doble carcasa más seguros.
Sin embargo, estos tanques de doble carcasa siguen siendo una solución temporal, hasta que los residuos puedan enviarse a la Planta de Tratamiento e Inmovilización de Residuos (ETA).
Ante este panorama, aceptar la reiniciación de la producción de plutonio, no creo sea producto de la ignorancia, sino de la monumental inconsciencia del gobierno.
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