Los equipos de emergencia tratan de asegurar el muro en peligro antes de que llegue una nueva tormenta el jueves. 188.000 personas permanecen fuera de sus casas.
por Pablo Ximénez de
Sandoval
La presa de Oroville, en California, era este lunes por la noche un desastre a
punto de ocurrir. Los equipos de emergencia tienen 72 horas para
reparar un muro que, de romperse, puede escupir una montaña de agua
sobre decenas de kilómetros a la redonda de la segunda reserva de
agua más grande del estado. El Departamento de Recursos Hídricos no
tiene más opción que probar por primera vez los límites de la
resistencia de la infraestructura, y esperar que aguante. Se trata de
vaciar todo el agua que se pueda antes de que el jueves llegue una
nueva tormenta, prevista por los meteorólogos, y a la vez reforzar
el muro que amenaza con romperse.
La secuencia de
los hechos hasta ahora es la siguiente. Las intensas tormentas que ha
padecido California en este invierno, que han sacado de la situación
de sequía extrema a más del 80 % del estado, han llenado los
embalses a niveles no vistos desde hace años. En el caso del lago Oroville, la presa sobre el río Feather, a unos 75 kilómetros al
norte de Sacramento, obligó a abrir las compuertas para vaciar el
embalse. La operación llevaba varios días cuando los ingenieros
descubrieron una grieta en la rampa del agua que ponía en peligro la
infraestructura.
El fin de semana,
decidieron utilizar el desagüe de emergencia de la presa, que no
había sido usado nunca en medio siglo de historia desde que se
construyó. Se trata de un muro bajo por el que puede desbordar el
agua para aliviar la presa. Pero el agua no cae a una zona canalizada
como a través del desagüe principal, sino a la montaña. Poco
después de empezar a utilizar este sistema, la ladera de la montaña
bajo el muro se empezó a desprender, formando grietas y agujeros y
arrastrando todo tipo de escombro natural que podía causar problemas
río abajo. El mayor peligro ahora es que esa erosión pueda acabar
minando los fundamentos del muro y terminar por derribarlo. Ese es el
escenario de pesadilla: que el agua contenida en 10 metros de altura
del lago se vacíe sobre las poblaciones de la zona. No es la presa
en sí lo que peligra, sino ese muro.
Riesgo de rotura
Hasta 188.000
personas fueron evacuadas de sus casas durante el domingo por el
riesgo de que se rompiera el muro del desagüe de emergencia. El
lunes, el sheriff dejó claro que la situación seguía siendo de
emergencia y que no podrían volver a sus casas.
En esta
situación, las autoridades decidieron poner la infraestructura al
límite y esperar que aguante. La compuerta principal se abrió para
pasarse todo el día del lunes sacando 2.800 metros cúbicos de agua
por segundo de la presa. El enorme agujero en medio de la rampa pasó
a ser un problema secundario comparado con el peligro de derrumbe del
muro de emergencia. Las imágenes del torrente de agua, nunca visto,
coparon las televisiones.
Por la tarde, los
ingenieros pudieron apuntarse un éxito momentáneo. El agua desborda
por encima del muro de desagüe de emergencia cuando el nivel del
lago llega a una altura de 274 metros. El uso intensivo del desagüe
principal durante el domingo y el lunes logró rebajar el nivel por
debajo de esa altura y detener el desbordamiento por el muro de
emergencia que se estaba comiendo la montaña.
El desagüe
masivo bajó el nivel del lago 1,5 metros sin dañar de forma
significativa la rampa principal. Los ingenieros calculan que a este
ritmo pueden rebajar 2,4 metros diarios. El objetivo inmediato es
lograr un descenso de 4,5 metros en total para hacer sitio a la
lluvia que pueda caer el jueves, explicó a la prensa Bill Croyle,
del Departamento de Recursos Hídricos. Después, intentarán rebajar
todo el lago unos 15 metros, ya que ha caído mucha nieve este
invierno y empezará a deshelar dentro de poco.
El siguiente paso
es reforzar la zona por debajo de ese muro en caso de que las
lluvias, que van a volver según los pronósticos en la madrugada del
miércoles al jueves, puedan volver a hacer necesario utilizar el
desagüe de emergencia. Durante la noche, camiones y helicópteros
depositaban contrarreloj sacos de rocas debajo del muro para reforzar
toda la zona erosionada.
El lunes, el gobernador de California, Jerry Brown, envió una carta al presidente
Donald Trump pidiendo la declaración de emergencia federal para la
zona afectada. De esta forma podrían liberarse recursos de
Washington para ayudar a los evacuados.
La presa Oroville alimenta el río Sacramento, de donde sale buena parte del agua
canalizada hacia el valle central y las ciudades del sur.
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Fuente:
Pablo Ximénez de Sandoval, Trabajos a la desesperada para vaciar y reparar la presa dañada en California, 14/02/17, El País. Consultado 14/02/17.
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