En nota anterior empezamos a divulgar la polución que produjo la catástrofe japonesa. Hoy continuamos con el tema.
Por Juan Vernieri
Cinco años después de Fukushima, las medidas que empleaba el gobierno para remediar el desastre no conseguían el efecto deseado y además generaban graves problemas adicionales, así lo hizo saber Greenpeace. Entonces, el gobierno ya preveía autorizar el regreso en 2017 de los habitantes desplazados, algo que pondría en riesgo su salud.
Solo 13 % de los evacuados por el accidente nuclear en Fukushima volvió a sus hogares ese año. Habitantes de cinco municipios que estuvieron obligados a dejar sus casas a raíz del accidente de 2011 en la central nuclear. Quienes no quieren regresar temen exponer a sus hijos a altos niveles de radiación. (Fuente TELAM SE 2022)
El límite máximo que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) establece es el equivalente a cien radiografías.
Según la organización ecologista, la región afectada ―al noroeste de la central eléctrica― todavía estaba muy lejos de poder volver a la normalidad.
En junio de 2022, más de 11 años después, el Gobierno levantó las órdenes de evacuación para una sección en el distrito Noyuki de Katsurao, donde la permanencia estaba prohibida, permitiendo a los residentes volver a sus casas.
El Gobierno llegó a la conclusión de que los niveles de radiación habían disminuido lo suficiente como para que los residentes pudieran regresar, aunque la cifra no se ha hecho pública.
Antes de la catástrofe, el pueblo de Katsurao tenía una población de unas 1.500 personas. Muchos de los que se fueron han rehecho sus vidas en otros lugares. Otros pueden seguir preocupados por la radiación.
A pesar de los esfuerzos de descontaminación, una encuesta realizada en 2020 por la Universidad Kwansei Gakuin descubrió que el 65% de los evacuados ya no quería volver a la prefectura de Fukushima: el 46% temía la contaminación residual y el 45% se había instalado en otro lugar.
Recordemos que más de 300.000 personas que vivían cerca de la central nuclear se vieron obligadas a evacuar temporalmente y otros miles lo hicieron voluntariamente. Comunidades que antes eran prósperas se convirtieron en pueblos fantasmas. (Fuente CNN)
Pero los problemas en la zona no han terminado y seguirán por mucho tiempo.
Japón verterá este año al mar más de un millón de toneladas de agua contaminada procedente de la destruida central nuclear de Fukushima.
En la imagen decenas de tanques para almacenar agua contaminada, muchos de ellos ya están completamente llenos.
Las autoridades aseguran que las aguas han sido tratadas y presentan unos niveles de radioactividad que están dentro de lo previsto por la legislación nacional.
Pese a que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó que la medida es segura, los países vecinos han expresado su preocupación.
Se planea que el vertido se produzca en algún momento entre la primavera y el verano japonés. El secretario jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, afirmó que el gobierno esperará a recibir un “informe exhaustivo” del OIEA antes de realizar el vertido.
Cada día, la central produce 100 metros cúbicos de agua contaminada, que es una mezcla de agua subterránea, agua de mar y agua utilizada para mantener fríos los reactores.
El líquido se filtra y se almacena en tanques. Con más de 1,3 millones de metros cúbicos en las instalaciones, el espacio de almacenamiento se está agotando, lo que obliga a una decisión.
La mayoría de los isótopos radiactivos han sido filtrados del agua, pero el nivel de tritio está por encima de la norma nacional, admitieron desde la empresa Tepco, que operaba la central accidentada. Los expertos afirman que el tritio es muy difícil de eliminar del agua y solo es perjudicial para el ser humano en grandes dosis.
Los países vecinos y los pescadores locales se oponen a la propuesta, aprobada por el gobierno en 2021.
“Los pueblos del Pacífico son pueblos costeros, y el océano sigue siendo parte fundamental de su modo de vida, de subsistencia”, declaró el secretario general del Foro de las Islas del Pacífico, Henry Puna, a la web de noticias Stuff.
“Japón está incumpliendo el compromiso al que llegaron sus líderes cuando celebramos nuestra cumbre de alto nivel en 2021”, dijo.
“Se acordó que tendríamos acceso a todas las pruebas científicas independientes y verificables antes de que se produjera este vertido. Por desgracia, Japón no ha cooperado”, agregó Puna.
El desmantelamiento de la planta destruida por el tsunami, ya ha comenzado, pero podría llevar cuatro décadas.
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