Se suman a dos mil millones de dólares para financiar un gasoducto desde Vaca Muerta al Buenos Aires. A contramano del informe científico de la ONU y del movimiento ambiental mundial, privilegia la contaminación hidrocarburífera y desarma su discurso de greenwashing.
por Juan Duarte
Digámoslo sin reparos: la industria de combustibles fósiles está destruyendo nuestro futuro. Así empieza una columna publicada el martes en el diario británico The guardian. Obviamente, se refiere a los alarmantes anuncios del sexto informe del Panel Gubernamental para el Cambio Climático de la ONU (IPCC) publicado el lunes, que plantea que el nivel de calentamiento global es responsable de la crisis climática que atraviesa el planeta y que si no se detiene la emisión de dióxido de carbono, que acumula la concentración más alta en los últimos 2 mil años, junto a otros gases de efecto invernadero, en menos de dos décadas podríamos estar pasando el umbral de 1,5 grados con consecuencias gravísimas para la vida en la Tierra. En un marco de irracionalidad capitalista respecto al medioambiente, la principal responsable de esta situación es la explotación de combustibles fósiles, petróleo, gas y carbón (junto a la agroindustria, emisora de metano y la destrucción forestal).
Con los ecos del anuncio aún resonando en los medios y en la conversación pública, el pueblo mapuche se vio obligado ayer a movilizarse nuevamente en Neuquén contra el fracking petrolero y gasífero en Vaca Muerta, que está generando movimientos sísmicos que destruyen sus viviendas y territorios, mientras malgastan el agua en medio de una crisis hídrica generalizada y contaminan con sus residuos. Lo mismo en Jujuy o Mendoza.
La situación es insostenible. Efectivamente está destruyendo el futuro de la mayoría. Tanto que incluso parece golpear a las empresas petroleras, que a pesar de aumentar sus ganancias luego de la bajada del inicio de la pandemia, parecen estar apuntando a reducir sus inversiones. Según informa Nicolás Deza ayer en el portal Econojournal, ExxonMobil, Chevron, British Petroleum, Royal Dutch Shell, Total Energies y Eni “confirmaron que reinvertirán sus ganancias en la recompra de acciones y el pago de dividendos”, golpeados también por el fallo de la justicia de Países Bajos que obliga a Shell a recortar sus emisiones.
Pero nada de esto parece un obstáculo los planes de un gobierno que sigue ubicando a la explotación de hidrocarburos mediante fracking contaminante en el centro de su proyecto: este año, según publica el periodista especializado en energía Nicolás Gandini, “la ANSES destinará US$ 1000 millones para financiar proyectos de empresas petroleras” (Econojournal, 6/8).
Tal como plantea Gandini, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (que contiene la caja de las jubilaciones públicas) “fue el principal comprador de las ONs (Obligaciones Negociables) emitidas por YPF y Pan American Energy (PAE), las dos principales petroleras del país, por un total de US$ 665 millones”, y trabaja para financiar “en las próximas semanas un remanente de alrededor de US$ 350 millones en nuevas colocaciones de compañías petroleras”, entra las cuales figuran Vista Oil&Gas, la empresa de Miguel Galuccio, y CGC, de Hugo Eurnekian (el dueño de América y Aeropuertos Argentina 2000) y empleador del negacionista Javier Milei.
Asimismo, Gandini resalta que a fines de julio ya se había financiado US$ 280 millones a 5 y 10 años de plazo, con destino a “la perforación, terminación e intervención de pozos de gas y construcción de instalaciones de yacimientos no convencionales [léase, fracking] en Neuquén”.
El portal Econojournal informa también que este año YPF aumentó un 22 % su producción en Vaca Muerta durante el segundo trimestre, apoyado centralmente en que “la producción de gas no convencional de YPF en Vaca Muerta creció un 4 8 %”.
Esto se suma otra novedad conocida en estos días: el gobierno incluyó en la modificación del Presupuesto Nacional el nuevo gasoducto troncal de Vaca Muerta dentro de las obras a financiar durante este año. Son u$s2000 millones más para financiar explotación de gas vía fracking y llevarlo a fábricas de la zona norte de gran Buenos Aires y el sur de Brasil (La Mañana de Neuquén, 5/8).
Un intento de greenwashing raquítico
Mientras tanto, el gobierno ensaya discursos y medidas conocidas como “greenwashing”. El ministro Cabandié reconoce que para conseguir dólares para pagar deuda "no lo podemos hacer sin contaminar" pero afirma “el desarrollo sostenible significa pensar en las próximas generaciones”. Mientras, Kulfas lanza un “plan de desarrollo productivo verde” que además de no tocar la batería de ataques extractivistas al medio ambiente que impulsa (desde el agronegocio y las megagranjas porcinas pandémicas, hasta megaminería contaminante en varias provincias), implica un desembolso de diez mil millones de pesos, o sea 98 millones de dólares al cambio oficial. O sea, un poco más del 3 % de los fondos extraordinarios que van solo al fracking. Un greewashing famélico.
Esto sin contar los subsidios ya previstos para el presupuesto 2021: $20.645 millones para el Plan, aunque en un documento estimó que serían U$D 800 millones. Y sin tener en cuenta que el 25 % de todo lo que recaude el “aporte extraordinario a las grandes fortunas” (unos $75.000 millones) será destinado subsidiar el fracking de YPF (que, recordemos, es una sociedad anónima con mayoría estatal pero un 49 % de accionistas privados entre los que se encuentran Blackrock Inc, Wellington Management Company, Goldman Sachs Group, y los bancos HSBC, BBVA Francés, Itaú y BNP Paribas, entre otros).
Por supuesto, a nivel internacional las cosas no son mejores. Solo por poner un ejemplo, Joe Biden, que asumió con un discurso de “green new deal” y justicia ambiental, pero desde entonces, según señala Nicolás Deza: “El Departamento del Interior aprobó alrededor de 2500 permisos para perforar en tierras públicas y tribales en los primeros seis meses del año, según un análisis de Associated Press en base a datos gubernamentales. Eso incluye más de 2100 aprobaciones de perforación desde que Biden asumió el cargo el 20 de enero. Si la tendencia continúa, el Departamento del Interior podría emitir cerca de 6,000 permisos para fin de año. La última vez que se emitieron tantos fue en 2008”.
El planteo del Frente de Izquierda
¿Es posible otra salida? Claro que sí, lejos de estos intentos de greenwashing, el Frente de Izquierda es la única lista 100 % verde y plantea medidas concretas: Nacionalización sin pago del 100 % de YPF y de todas las empresas petroleras: por una empresa nacional estatal única que funcione bajo el control y la gestión de sus trabajadores; Un plan nacional energético controlado por los trabajadores que garantice el acceso a la energía a todos los hogares; se pronuncia “contra toda actividad saqueadora y contaminante” y plantea “No al fracking. Expropiación de esas firmas sin indemnización y que reparen los daños causados, garantizando los empleos con igual salario y producción bajo control obrero de trabajadores, comunidades afectadas afectados por la producción, junto a profesionales de universidades públicas”.
Y esto como parte de un programa de conjunto que incluye la ruptura con el FMI, el desconocimiento soberano de la deuda y la nacionalización de la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales para desarmar el leit motiv extractivista de que solo queda contaminar para pagar deuda. Es desde aquí que se puede disponer de los recursos para encarar una transición energética hacia producciones verdaderamente sostenibles y racionales.
Como se ve, y a diferencia del planteo del IPCC de la ONU, no es “la humanidad” la responsable, sino la clase capitalista que se beneficia y los gobiernos y Estado que lo garantizan. Está en las manos de la juventud, los trabajadores y trabajadoras, mujeres y pueblos originarios tomar esta lucha en sus manos, cuestionando al capitalismo y su destrucción del medioambiente.
Fuentes:
Juan Duarte, El gobierno usará este año mil millones de dólares de ANSES para financiar el fracking contaminante, 12 agosto 2021, La Izquierda Diario.
Dibujo Chelo Candia.
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