En
el Día Internacional de los Bosques, que se celebra cada 21 de
marzo, DW se hace eco de una alianza que pretende acabar con la
deforestación que sufren los bosques centroamericanos.
por
Judit Alonso
Con
una superficie de cobertura conjunta de 120.000 kilómetros
cuadrados, los cinco bosques más grandes de Mesoamérica albergan
más de 2.000 especies que representan el 7,5 por ciento de la
biodiversidad del planeta, entre las que se encuentran el jaguar, el
tapir centroamericano, el águila arpía y la tortuga
centroamericana.
Asimismo,
contienen el 47 por ciento de las reservas de carbono forestal de la
región y abastecen a más de 5 millones de personas. "Los cinco
grandes bosques son la selva Maya en México, Guatemala y Belice;
Moskitia en Nicaragua y Honduras; el Indio Maíz-Tortuguero en
Nicaragua y Costa Rica; la región de Talamanca en Costa Rica y
Panamá; y el Darién en Panamá y Colombia", apunta Jeremy
Radachowsky, director regional de Mesoamérica y el Caribe de la
Wildlife Conservation Society (WCS) en conversación con DW. No
obstante, su destrucción se ha acelerado las últimas décadas. "En
los últimos 15 años, la selva Maya ha perdido el 25 por ciento,
Moskitia el 30 por ciento, e Indio Maíz el 23 por ciento",
lamentó.
Por
este motivo, una iniciativa pretende conservar los cinco grandes
bosques de Mesoamérica y enfrentar la amenaza principal de la
región: la ganadería ilegal. Esta es la causa del 90 por ciento de
su deforestación, tanto en áreas protegidas como en territorios
indígenas. Asimismo, "el contrabando ilegal de ganado también
es un riesgo para la salud, tanto humana como animal. El ganado está
siendo traficado por puntos ciegos a través de las fronteras
centroamericanas hacia México sin ningún control fitosanitario.
Llevan enfermedades infecciosas y transmisibles como la tuberculosis,
e inclusive pueden tener coronavirus bovino", alertó
Radachowsky.
En
la iniciativa participan, además de los ocho países de
Centroamérica, organizaciones de la sociedad civil y de pueblos
indígenas como la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo
(CCAD), Global Wildlife Conservation (GWC), Wildlife Conservation
Society (WCS) y la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB).
Y
no solo se trata de erradicar la deforestación, sino que también
pretende mejorar la gobernanza forestal, fortalecer los medios de
vida y la reforestación y restauración de los bosques. De este
modo, entre sus metas se encuentra lograr que existan 10 millones de
hectáreas de bosque protegido, 500.000 hectáreas de bosque
recuperado y cero extinciones de especies para 2030.
En
búsca de la visibilidad perdida
El
proyecto bebe aguas de una iniciativa previa. Se trata del Paseo
Pantera, creado hace 30 años, que derivó posteriormente en el
Corredor Biológico Mesoamericano. No obstante, para Cándido Mezúa,
secretario de Relaciones Internacionales de la AMPB, esta fue una
iniciativa "solo a nivel institucional" y "no tiene un
impacto positivo", ya que "solo implicaba las áreas
protegidas atendidas por los gobiernos". Por este motivo,
subrayó la importancia de que "sea una iniciativa conjunta y no
unilateral", dijo a DW.
Y
es que en esta nueva iniciativa se les ha involucrado desde el
inicio. "En 2017, invitamos a 80 personas de distintos sectores:
pueblos indígenas, gobiernos, organizaciones no gubernamentales y
universidades para hablar sobre la problemática que enfrentaban los
cinco bosques y las posibles soluciones", recordó Radachowsky.
"Allí
acordaron el diseño de una iniciativa conjunta con el ánimo de
darles visibilidad a los bosques de Mesoamérica", explicó
Mezúa a DW. "La mayor parte de la cooperación tiene focalizada
la mirada en la Amazonía y los bosques tropicales de África y Asia
septentrional", lamentó.
Soluciones
basadas en la naturaleza con todos los implicados
"Costa
Rica ha duplicado sus bosques en los últimos 30 años y el resto de
Centroamérica ha perdido alrededor del 30 por ciento", dijo a
DW Carlos Manuel Rodríguez, ministro de Ambiente y Energía de Costa
Rica, ofreciendo compartir con los vecinos "las políticas que
han funcionado".
"Proteger
los cinco bosques dará a los países más resiliencia climática y
mejorará las posibilidades de desarrollo social de comunidades
indígenas", agregó.
Chris
Jordan, coordinador de Centroamérica y los Andes tropicales de GWC,
recalcó que la iniciativa es un "proceso holístico", ya
que "la mitad de estos bosques está en manos de pueblos
indígenas y comunidades locales".
"Tienen
soluciones probadas sobre cómo vivir y trabajar en estos paisajes de
manera que se promueva la conservación de la biodiversidad y se
limiten la degradación y la deforestación de los bosques",
agregó.
Así,
Mezúa recordó su papel en la protección del medio ambiente. "La
Universidad McGill está haciendo un estudio con la comunidad embera
de Panamá que muestra que una hectárea nueva genera menos oxígeno
que un bosque virgen", subrayó.
A
pesar de que los esfuerzos actuales se están focalizando en Moskitia
y la selva Maya, "tenemos cartas de apoyo específicas de
Guatemala, Belice, Honduras, Costa Rica y Panamá para iniciar una
propuesta de 1.400 millones de dólares para el Fondo Verde, que será
utilizado como plataforma para el desarrollo de una iniciativa en el
rango de 80 y 100 millones de dólares durante 8 años, enfocado en
la protección y adaptación al cambio climático de los cinco
grandes bosques y sus habitantes", avanzó Radachowsky.
No
obstante, "sería necesaria una inversión de al menos 2
millones de dólares por bosque por año, para contrarrestar la
ganadería ilegal y apoyar a la gestión local de áreas protegidas y
territorios indígenas", estimó. (dz)
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Fuente:
Judit Alonso, Mesoamérica, unida contra la deforestación de sus cinco bosques más grandes, 21 marzo 2020, Deutsche Welle. Consultado 21 marzo 2020.
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