jueves, 21 de marzo de 2019

Los ritmos de la naturaleza y las escuelas fumigadas


por Antonio Elio Brailovsky

Queridos amigos:

Como ustedes saben, vivimos en la única cultura de la historia humana que intenta desarrollarse dando la espalda al medio natural que nos sustenta. No es un acto ignorante sino el resultado de una operación cuidadosamente planeada: los que lucran con la degradación del ambiente son los mismos que intentan hacernos creer que la tecnología (en particular, aquella tecnología que ellos mismos venden) puede reemplazar los mecanismos de la naturaleza.

Una de las situaciones más trágicas es la de las escuelas fumigadas, ya que los niños son los que corren mayores riesgos al absorber agrotóxicos.

La red de escuelas rurales fue el resultado de un exitoso proyecto social, que trataba de equiparar las oportunidades de los habitantes del campo con los de las ciudades. Mientras que en otros países de América Latina el analfabetismo rural era lo más frecuente, en Argentina se acercó la escuela a las zonas de donde estaba la población rural. El lugar de residencia no debía ser un obstáculo para el aprendizaje. Eso requería que las escuelas estuvieran en las mismas zonas de producción porque el país necesitaba de trabajadores alfabetizados.

En los últimos años se consolidó un modelo productivo que reemplaza a la mayor parte de las personas que antes trabajaban en el campo por maquinarias y agrotóxicos. Eso es coherente con un modelo social en el que sobran millones de seres humanos y para los cuales no sólo no hay ninguna propuesta sino que no hay ningún interés de crearla.

En la mayor parte de los sitios, los seres humanos descartables son simplemente abandonados por el sistema institucional. Hay otras situaciones, sin embargo, en que las personas descartables están en un lugar codiciado. Es el caso de las escuelas rurales, que se encuentran junto a campos codiciados por el agronegocio. La pulverización con agrotóxicos de las escuelas rurales no es un error. Es un acto consciente para expulsar a los seres humanos y reemplazarlos por el mar de soja.

Son conductas que deben ser denunciadas, y ante la indiferencia de las autoridades de la Provincia de Buenos Aires, las ONG´s han preparado un Protocolo de actuación que va como documento adjunto de este mensaje. No sólo hay que denunciar estas agresiones ambientales sino que hay que saber cómo hacerlo. La Provincia de La Pampa lo incorporó para el tratamiento de las emergencias en escuelas. La de Buenos Aires hasta ahora se ha negado a hacerlo.

Este tipo de conductas se mantienen impunes por la existencia de una sociedad que olvida nuestra pertenencia a la Tierra. Por eso nuestra insistencia en recordar los ritmos de la naturaleza.

En esta entrega ustedes reciben:
El protocolo propuesto por las ONG´s para denunciar fumigaciones a las escuelas. Lo bajan de aquí:
Una serpiente de luz. En los equinoccios, cuando los días y las noches tienen la misma duración y el sol sale por el este exacto, un juego de luces y sombras forma una ilusoria serpiente de luz que desciende por la pirámide de Kukulcán, en Chichén Itzá, México.
Una canción de María Elena Walsh, titulada: “El señor Otoño”.
El recordatorio de mi libro “Educación ambiental, la utopía en la escuela”, y el contacto con el editor para quienes tengan interés en tenerlo.
Quiero saludarlos en el comienzo del otoño (y el de la primavera, para los amigos del Hemisferio Norte)

Un gran abrazo a todos.

Antonio Elio Brailovsky

-------------------------------------------------------------

En una oxidada cafetera
ha llegado un señor,
un señor de galera
en una cafetera Ford.

Con peluca de fideo fino,
guantes patito, traje de papel,
va dejando por todo el camino
una luz parecida a la miel.

El señor se para en una esquina
y del bolsillo de su pantalón
saca banderitas de neblina
y un incendio color de limón.

Con sus tijeritas amarillas
pasa por el jardín:
le cortó las patillas
y los bigotes al jazmín.

A los arbolitos de la plaza
un sobretodo de oro les compró,
y pintó la tarde con mostaza
aunque el sol le decía que no.

Dicen que el señor tiene en el cielo
un enorme taller
donde hará caramelos
de azúcar del atardecer.

Canta dulcemente con sordina
y se pasea como un inspector.
Prueba la primera mandarina
y se lleva la última flor.

María Elena Walsh: “El señor Otoño”

--------------------------------------------------

"La utopía en la escuela"


Los datos del editor son:

Av. Corrientes 4345
C.A.B.A. - Argentina
C1195AAC
(54 11) 5278-2200

--------------------------------------------------

El protocolo para denunciar escuelas fumigadas:



Fuente:
Antonio Elio Brailovsky, Los ritmos de la naturaleza y las escuelas fumigadas, 20/03/19, Defensoría Ecológca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario