jueves, 17 de enero de 2019

Qué revelan los peces muertos en los lagos cordobeses

Primero, aparecieron en el dique Los Molinos. Durante una semana, se fueron sumando en las costas de ese embalse carpas muertas, lo que generó inquietud e interrogantes sobre la causa. Se estima que se recolectaron varios miles, casi todas de gran tamaño.

Luego, se percibió el mismo fenómeno en varios sectores costeros del lago de Embalse del Río Tercero. Sin que estuvieran las respuestas definitivas y oficiales por el caso de Los Molinos, se sumaban las preguntas por lo que ocurría -la semana pasada- en el mayor lago cordobés.

Un dato clave, desde entonces y hasta hoy, es que sólo una especie apareció afectada: la carpa. Otras que habitan ambos diques no sufrieron mortandad.

Las primeras hipótesis, incluso admitidas por fuentes oficiales, iban desde el calor inusual de un par de días (justo en épocas en que las carpas desovan en las costas, a baja profundidad y con mayor temperatura del agua) hasta la eventual aparición de un hongo, o bien la posible presencia de algún agroquímico arrojado en los días previos en forma excesiva.

Desde la Policía Ambiental de la Provincia, aseguran que los análisis están en marcha para determinar la causa. Y han arrimado algunas conclusiones iniciales, aunque aún no son definitivas.

En este marco, un conocedor de esos ámbitos aportó a este diario una visión de lo ocurrido. Se trata del licenciado en Ecología Miguel Hechem, quien lleva años de investigación sobre los lagos en Calamuchita a partir de su trabajo profesional y en su rol como educador.

Este es un resumen de su planteo, que aporta otra explicación al fenómeno, mientras se aguardan los informes oficiales.

Argumentos para atender

"La aparición de peces muertos es siempre un suceso que despierta atención, genera intranquilidad en la población, y moviliza a los medios y a la opinión pública. Ocurre con cierta recurrencia en los lagos, en algunos más que en otros. Rara vez generan respuesta satisfactoria que explique su origen. Máxime siendo que esta debería provenir de autoridades jurisdiccionales comprometidas con la administración, el manejo y el monitoreo de los recursos acuáticos, su dinámica y su evolución. Por sobre todo, monitoreo, vigilancia y aviso. Cuando un evento 'fuera de lo común' acontece entonces, si se ha venido monitoreando/vigilando, se dispone de un fondo de información contra el que se puede contrastar para interpretar y explicar lo sucedido. En ocasiones, incluso, generar las medidas correctivas o de remediación", apunta Hechem.

"No es el caso de los ecosistemas acuáticos en Córdoba. La Provincia -las sucesivas administraciones gubernamentales- ha descuidado largamente ese patrimonio constituido por lagos, ríos, lagunas, áreas de humedales, vertientes e inclusive las reservas de los acuíferos subyacentes. Todos ellos son maquinarias dinámicas. Cambiantes. Funcionan y evolucionan. Son un universo complejo de factores físicos, químicos y (¡afortunadamente!) biológicos. Todos interrelacionados en una intrincada maraña de materia y energía, que fluye y se cicla. Se incorpora y se exporta. En fin, el infinito campo de conocimientos que le atañe a la ecología. Pero si no se dispone de equipos de investigación involucrados específicamente en esos campos, multidisciplinares y sostenidos en el tiempo, que generen los saberes técnico-científicos necesarios, los conocimientos no estarán. Se sabe poco de lagos y de ríos en Córdoba. Se ha gastado (y publicitado) bastante en el campo policíaco ambiental. Se ha invertido poco y nada en investigación y en manejo", apunta el especialista, egresado de la Universidad Nacional de La Plata y residente desde hace décadas en Calamuchita.

"¿Dónde buscar una explicación al hecho? ¿A quién le compete generar una respuesta oficial y consistente? A la dueña del recurso: la Provincia. Cuando la haya, será oficial. ¿Y técnicamente consistente? Eso será materia de discusión. Aquí, en este espacio, también se puede ensayar algún tipo de respuesta, que será más o menos lógica, pero con seguridad no oficial", apunta el escrito.

Luego, Hechem aporta precisiones: "Los ejemplares hallados muertos en las costas pertenecen todos a una sola especie, la carpa común (Cyprinus carpio). Son peces adultos, reproductores. Eso ya es un indicio que orienta o ajusta la elaboración de un juicio tentativo. Lleva a inclinarse por alguna causa, quizás una patología, específica asociada con las carpas. Si fuese un agente exógeno -un pesticida agrícola arrastrado de las tierras circundantes por las lluvias recientes-, seguramente habría impactado en varias de las otras especies".

"La carpa de por sí es un pez rústico, con menor susceptibilidad a factores de riesgo y mejor supervivencia. No es un buen indicador biológico de desórdenes ambientales justamente por el amplio espectro de condiciones en las que vive sin mayores complicaciones. Lo más atinado pareciera ser asociar el caso con aspectos estacionales que se combinan y potencian sus efectos. Es verano. La temperatura del agua alcanza sus valores más altos. En las franjas costeras, poco profundas, aún más, en especial en días de fuerte insolación. A mayor temperatura del agua, menor capacidad de retener oxígeno disuelto. Las carpas están urgidas hormonalmente para cumplir con su ciclo anual reproductivo, y es el momento en que se concentran por centenares en las costas herbáceas para liberar su desove. La bibliografía internacional adjudica a esa combinación de desove/alta temperatura/déficit de oxígeno un efecto inmunodepresor en las carpas que facilita o permite la irrupción de algunas bacterias oportunistas (Aeromonas sp y Flavobacterium sp.) que causarían una septicemia generalizada, e inclusive un tipo de encefalitis, causantes secundarias y finales de las muertes. En otros casos, se ha identificado también una infección por un virus del tipo de los herpes".

"Las citas de referencias, aunque del hemisferio norte, son bastante coincidentes con lo observado en los lagos cordobeses. Pero restan otras variables locales que tampoco se pueden soslayar así porque sí. Están las floraciones o 'blooming' algales de cianofitas -o algas verdeazuladas o cianobacterias- que se observan por estos días, tanto en Los Molinos como en algún sector de Embalse, para desmedro de la calidad del agua como recurso recreativo o de consumo. Pero cuesta asociarlo ese fenómeno con las carpas muertas. El San Roque es un espejo de agua con carpas desde siempre y floraciones realmente más intensas. Y parece que no apareció tal mortalidad. De ser así, el lago de Punilla saca ventaja -al menos una vez- y sirve muy bien de referencia o blanco para disociar algas con peces muertos. Y están los valores de oxígeno disuelto en las capas profundas -técnicamente, el hipolimnion-, un segmento lacustre frecuentado por las carpas. Sin disponer de información sobre Los Molinos, sí se sabe que Embalse, en los últimos tres años, llega al fin de la primavera/principio del verano (diciembre) con fuerte déficit de oxígeno desde los 10 metros de profundidad hacia abajo. Dicho en otras palabras, una inmensa masa de agua está anóxica (sin oxígeno), muy poco atractiva para la fauna íctica. Pero en los años anteriores, con esas condiciones también, no hubo carpas muertas", agrega.

"Conviene no cerrar juicio, sino simplemente acercar hipótesis. La ictiopatología es un campo muy específico que necesita de equipos de trabajo muy preparados y equipamiento adecuado. No se dispone de ellos con facilidad. Es enero y los centros universitarios están en receso. Lo más probable es que no se obtenga un diagnóstico ajustado de las causas que hubiesen provocado la mortalidad, como ha ocurrido en anteriores eventos de similares características", sugiere el especialista.

Fuente:
Qué revelan los peces muertos en los lagos cordobeses, 16/01/19, La Voz del Interior.

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