Después de
siglos de destrucción, los bosques de Irlanda se están recuperando.
Arthur Sullivan recuerda a través de su infancia el papel que ha
desempeñado la restauración de los árboles en el paisaje irlandés.
Irlanda fue una
vez una tierra de bosques. La isla, con una superficie de 84.421
kilómetros cuadrados, llegó a estar cubierta por un 80 por ciento
de bosque. Hoy en día, con tan sólo un 11 por ciento, tiene una de
las tasas más bajas de Europa.
La historia de la
destrucción de los bosques de Irlanda no es bonita. Ningún otro
país en Europa ha experimentado tal destrucción de su bosque
nativo. A principios del siglo XX, el área forestal de la isla se
había reducido a menos de un uno por ciento de su masa terrestre
total.
Si bien un clima
cambiante desempeñó un papel importante en la destrucción de los
bosques irlandeses, lamentablemente fue la actividad humana la que
causó la mayor parte de los daños a lo largo de los siglos. La
desaparición de los bosques de Irlanda, al igual que el gaélico (la
lengua nativa del país que ahora habla con fluidez una pequeña
minoría), son una parte casi perdida de la identidad cultural y
física de Irlanda.
Durante el siglo
XX, el gobierno irlandés comenzó a comprender la magnitud de lo que
se había perdido e inició un proceso de reforestación a gran
escala, estableciendo bosques, en su mayoría de coníferas
tolerantes a la exposición, en tierras montañosas.
Durante mi niñez,
a principios de los años noventa, en la región septentrional del
Ulster irlandés, apenas se notaba nada de la reforestación en las
cercanías porque vivíamos lejos de las montañas, en un paisaje
dominado por pequeñas granjas.
Recuerdo cómo,
de niño, deseaba que hubiera un gran bosque detrás de nuestra casa,
porque en muchos de los libros que leíamos mi hermana y yo, las
verdaderas aventuras no comenzaban hasta que los niños se alejaban
de la supervisión de los adultos y se adentraban en los profundos y
oscuros bosques que había más allá.
El bosque más
cercano a nosotros era un lugar llamado Killykeen Forest Park, un
agradable bosque recreativo a pocos kilómetros de distancia. Ir allí
siempre era emocionante. Con cinco o seis años, no podía expresarlo
con palabras, pero mirando hacia atrás recuerdo ser consciente de
que el bosque ofrecía una libertad muy especial.
A medida que me
hacía mayor, algo comenzó a cambiar en el paisaje que nos rodeaba:
empezaron a aparecer pequeños bosques. En muchos de los campos que
nos rodeaban, se crearon bosques en tierras antes desoladas y poco
fértiles.
En la década de
1990, el gobierno irlandés y la UE concedieron ayudas a los
agricultores para animarles a cultivar árboles en sus propias
tierras. Hoy en día, casi la mitad de toda la silvicultura irlandesa
está en manos privadas. Esto ha ayudado a que haya un aumento en el
porcentaje de tierra irlandesa cubierta por bosques. Actualmente, el
gobierno irlandés tiene como objetivo que el 18 por ciento de la
tierra del país sea área forestal para el año 2046.
Aquellos que
piensan que un bosque es algo grande, no deben equivocarse. Los
bosques que crecieron a nuestro alrededor eran arboledas muy
pequeñas, a menudo sólo unos pocos acres de tierra, pero tuvieron
una gran impacto en mi juventud.
El que recuerdo
con mayor claridad estaba "al final del campo” de nuestra
casa. Eso significaba que no había un acceso directo, simplemente
había que abrirse camino a través de la maleza.
Iba allí a
menudo, hasta bien entrada mi adolescencia, casi siempre solo. A
medida que pasaba el tiempo, el bosque se hacía más y más denso y
cada vez que iba allí, los árboles y la vida silvestre que lo
habitaban parecían haber recuperado un poco más de tierra que una
vez habían perdido. Dicen que la soledad es la tristeza de estar
solo, mientras que el aislamiento es un placer. Afortunadamente, esto
último es lo que más asocio a las horas que pasé en estos bosques.
Durante mi última
visita a mi casa a principios de verano, estaba caminando por una
calle cerca de la casa de mi familia cuando, de repente, algo llamó
mi atención. Se había creado una entrada a uno de los bosques que
se habían plantado hace más de 20 años.
Entré y vi que
el bosque era mucho más profundo de lo que yo recordaba. Entonces lo
entendí: este pequeño bosque y el bosque "al final del campo”,
al que había ido tantas veces de pequeño, se habían convertido en
un único bosque.
Ha llevado
tiempo, pero, raíz a raíz y rama a rama, los árboles de Irlanda
están regresando.
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Fuente:
Arthur Sullivan, Los bosques de Irlanda: el regreso de un mundo desaparecido, 31/07/18, Deutsche Welle. Consultado 01/08/18.
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