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Hace dos
programas compartíamos la primera parte de las reflexiones de Esther
Vivas, del sitio Público.es el de julio de 2014. Y sigue doña
Esther diciendo que:
“La agricultura
ecológica es poco eficiente y cara”, dicen sus detractores.
Quienes realizan esta afirmación olvidan que es precisamente el
actual modelo de agricultura industrial el que desperdicia anualmente
un tercio de los alimentos que se producen para consumo humano a
escala mundial, unos 1.300 millones de toneladas de comida, según
datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura (FAO). Se trata de una agricultura de “usar y
tirar”. En consecuencia, ¿quién es aquí el ineficiente? Aunque,
más allá de estas cifras, es obvio que el actual modelo de
agricultura industrial, intensiva y transgénica no satisface las
necesidades alimentarias básicas de las personas. El hambre, en un
mundo donde se produce más comida que nunca, es el mejor ejemplo,
tanto en los países del Sur como aquí.
Por su parte, la
agricultura ecológica y de proximidad se ha demostrado que garantiza
mejor la seguridad alimentaria de las personas que la agricultura
industrial y permite una mayor producción de comida especialmente en
entornos desfavorables, en palabras del relator especial de las
Naciones Unidas para el derecho a la alimentación Olivier de
Schutter, apoyándose en su informe La agroecología y el derecho a
la alimentación. A partir de los datos expuestos en este trabajo, la
reconversión de tierras en países del Sur a cultivo ecológico
aumentaba su productividad hasta un 79 %. En África, en particular,
la reconversión permitía un aumento del 116 % de las cosechas. Las
cifras hablan por sí solas.
Si hablamos del
precio, y sobre todo lo comparamos con la calidad, una vez más la
agricultura ecológica sale en mejor posición. Tal vez no lo parezca
a primera vista, porque hay un discurso único que se repite y se
repite y se repite, que nos dice que lo ecológico es siempre más
caro. Sin embargo, no es así. A menudo depende de dónde y qué
compremos. No es lo mismo comprar en un supermercado ecológico o en
una tienda gourmet que comprar directamente al campesino, en el
mercado o a través de un grupo o cooperativa de consumo
agroecológico. En los primeros, los precios acostumbran a ser mucho
más caros que en los segundos, donde su coste puede ser igual o
incluso inferior que en el comercio tradicional por un producto de la
misma calidad.
Aparte, nos
tendríamos que preguntar cómo puede ser que determinados productos
o alimentos en el supermercado sean tan baratos. ¿Estamos pagando su
precio real? ¿Cuál es su calidad? ¿En qué condiciones han sido
elaborados? ¿Cuántos kilómetros han recorrido del campo a la mesa?
A menudo, un precio muy bajo esconde una serie de costes invisibles:
condiciones laborales precarias en origen y destino, mala calidad del
producto, impacto medioambiental, etc. Se trata de una serie de
gastos ocultos que acabamos socializando entre todos, porque si la
comida recorre largas distancias y agudiza el cambio climático, con
la emisión de gases de efecto invernadero, ¿esto quién lo paga? Si
comemos alimentos de baja calidad que tienen un impacto negativo en
nuestra salud, ¿quién lo costea? En definitiva, como dice el
refrán: “pan para hoy y hambre para mañana”.
Y no sólo eso,
¿cuándo entramos en el súper, qué compramos? Se calcula que entre
un 25 % y un 55 % de la compra en el supermercado es compulsiva,
fruto de estímulos externos que nos instan a comprar al margen de
cualquier raciocinio. ¿Cuántas veces hemos ido al supermercado a
comprar cuatro cosas y hemos salido con el carrito a reventar? El
supermercado es una máquina de vender, no nos quepa la menor duda,
uno de los espacios más estudiados de nuestra vida cotidiana, para
que nuestra compra nunca quede al azar.
Otra afirmación
mil veces repetida es la que dice que “la agricultura ecológica es
sólo para ricos”. Quienes afirman dichas palabras, les bien
aseguro, que nunca han puesto un pie en un grupo o cooperativa de
consumo agroecológico porque sus miembros, en general, pueden ser
calificados con mucho adjetivos, pero de “ricos” tienen más bien
poco. Se trata de personas que apuestan por otro modelo de
agricultura y alimentación, a partir de informarse, tomar
conciencia, buscar datos contrastados sobre los impactos de aquello
que comemos en nuestra salud, en el medio ambiente, entre el
campesinado. En esta vida nos “instruyen” para pensar que
“gastamos” dinero en comida, pero ¿se trata de “gastar” o
“invertir”? La educación es clave. De aquí que sea fundamental
hacer llegar los principios, y las verdades, de la agricultura
ecológica al conjunto de la población. Comer bien, y tener derecho
a comer bien, es cosa de todos”.
El resto de este
artículo que nos pone a pensar desde otra luz, se lo cuento en el
próximo programa.
Contenido
- Genotoxicidad.
Delia Aiassa
Qué sucede cuando, contra todos los discursos y declaraciones oficiales sobre la inocuidad de los agrotóxicos y sobre las bondades y seguridades de las buenas prácticas agrícolas, se determina que la exposición a plaguicidas produce genotoxicidad en los niños expuestos? La Dra. Delia Aiassa, docente e investigadora de la UNRC, aborda en la entrevista su trabajo sobre monitoreo de genotoxicidad
- Peperina contra
los gorgojos. Serafina Russo
Las últimas
noticias en ambiente y desarrollo.
Ecología,
desarrollo Sustentable y Culturas
ECOS se halla al
aire en la región desde 1998. Vino a llenar el espacio creíble de
información y debate en el que se trabajan cuestiones globales
(convenios internacionales, problemáticas generales) nacionales
(cuestiones de las diferentes provincias o sobre recursos
interjurisdiccionales) provinciales (problemáticas de cuenca,
radicación de industrias, costas, pesca, educación ambiental) y
locales (los temas de sustentabilidad en el municipio).
Objetivo general
Promoción del pensamiento crítico a partir de la difusión de las
temáticas ambientales y culturales en aras de la concientización y
la educación para un desarrollo sustentable.
Objetivos
específicos
- Aumentar el
bagaje de información disponible para el público en general.
- Difundir las
cuestiones ambientales y culturales que se problematizan en la
región.
- Acompañar los
emprendimientos productivos que tiendan al desarrollo sustentable.
- Facilitar el
acceso a las informaciones generadas en el seno de las instituciones
formales dedicadas al medio ambiente y a la recuperación de las
culturas tradicionales.
- Poner en
conocimiento del público en general disposiciones vigentes que
protejan el ambiente, los derechos de las comunidades nativas y
regulen el marco ambiental de la provincia.
Conductora
Silvana Buján es
Argentina, licenciada en Ciencias de la Comunicación Social y
periodista científico y ambiental, ejerciendo desde hace más de dos
décadas de manera ininterrumpida a través de radios y medios
gráficos del país y del exterior.
Es activista
ecologista y participa, dirige o coordina organizaciones no
gubernamentales y redes temáticas. Es conferencista y consultora en
temas de ambiente y desarrollo. Ha obtenido tres veces el 1º Premio
a la Divulgación Científica de la Universidad de Buenos Aires
(2009, 2012, 2014) y el 2º Premio en 2010; el 1º Premio
Latinoamericano y del Caribe del Agua CATHALAC-UNESCO 2009; Ocho
Premios Martin Fierro por sus trabajos en radio y 21 nominaciones. Ha
sido Premio Nacional de Periodismo en el año 2007, 1º Premio del
Congreso Tabaco o Salud 2010, 1º Premio de Periodismo en Salud de la
Asociación Médica Argentina 2010 Distinción honorífica Colegio de
Ingenieros DII por su labor en difusión ambiental, 2013.
Lleva adelante
desde 1998 ECOS ciclo de periodismo científico abocado al ambiente y
las culturas. Y CALIDAD EN VIDA, de periodismo médico, cultura y
salud. Dirige BIOS, ONG miembro de la Red Nacional de Acción
Ecologista y la Coalición Ciudadana Antiincineración. Es miembro
del Comité Consultivo de GAIA internacional. Es miembro de la Red
Argentina de Periodismo Científico y la Red Latinoamericana de
Periodismo Ambiental. Vive en Mar del Plata.
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