viernes, 6 de julio de 2018

Programa ECOS 30 junio 2018 - Disparen contra la agroecología II (texto de Esther Vivas)

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Hace dos programas compartíamos la primera parte de las reflexiones de Esther Vivas, del sitio Público.es el de julio de 2014. Y sigue doña Esther diciendo que:

La agricultura ecológica es poco eficiente y cara”, dicen sus detractores. Quienes realizan esta afirmación olvidan que es precisamente el actual modelo de agricultura industrial el que desperdicia anualmente un tercio de los alimentos que se producen para consumo humano a escala mundial, unos 1.300 millones de toneladas de comida, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Se trata de una agricultura de “usar y tirar”. En consecuencia, ¿quién es aquí el ineficiente? Aunque, más allá de estas cifras, es obvio que el actual modelo de agricultura industrial, intensiva y transgénica no satisface las necesidades alimentarias básicas de las personas. El hambre, en un mundo donde se produce más comida que nunca, es el mejor ejemplo, tanto en los países del Sur como aquí.

Por su parte, la agricultura ecológica y de proximidad se ha demostrado que garantiza mejor la seguridad alimentaria de las personas que la agricultura industrial y permite una mayor producción de comida especialmente en entornos desfavorables, en palabras del relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a la alimentación Olivier de Schutter, apoyándose en su informe La agroecología y el derecho a la alimentación. A partir de los datos expuestos en este trabajo, la reconversión de tierras en países del Sur a cultivo ecológico aumentaba su productividad hasta un 79 %. En África, en particular, la reconversión permitía un aumento del 116 % de las cosechas. Las cifras hablan por sí solas.

Si hablamos del precio, y sobre todo lo comparamos con la calidad, una vez más la agricultura ecológica sale en mejor posición. Tal vez no lo parezca a primera vista, porque hay un discurso único que se repite y se repite y se repite, que nos dice que lo ecológico es siempre más caro. Sin embargo, no es así. A menudo depende de dónde y qué compremos. No es lo mismo comprar en un supermercado ecológico o en una tienda gourmet que comprar directamente al campesino, en el mercado o a través de un grupo o cooperativa de consumo agroecológico. En los primeros, los precios acostumbran a ser mucho más caros que en los segundos, donde su coste puede ser igual o incluso inferior que en el comercio tradicional por un producto de la misma calidad.

Aparte, nos tendríamos que preguntar cómo puede ser que determinados productos o alimentos en el supermercado sean tan baratos. ¿Estamos pagando su precio real? ¿Cuál es su calidad? ¿En qué condiciones han sido elaborados? ¿Cuántos kilómetros han recorrido del campo a la mesa? A menudo, un precio muy bajo esconde una serie de costes invisibles: condiciones laborales precarias en origen y destino, mala calidad del producto, impacto medioambiental, etc. Se trata de una serie de gastos ocultos que acabamos socializando entre todos, porque si la comida recorre largas distancias y agudiza el cambio climático, con la emisión de gases de efecto invernadero, ¿esto quién lo paga? Si comemos alimentos de baja calidad que tienen un impacto negativo en nuestra salud, ¿quién lo costea? En definitiva, como dice el refrán: “pan para hoy y hambre para mañana”.

Y no sólo eso, ¿cuándo entramos en el súper, qué compramos? Se calcula que entre un 25 % y un 55 % de la compra en el supermercado es compulsiva, fruto de estímulos externos que nos instan a comprar al margen de cualquier raciocinio. ¿Cuántas veces hemos ido al supermercado a comprar cuatro cosas y hemos salido con el carrito a reventar? El supermercado es una máquina de vender, no nos quepa la menor duda, uno de los espacios más estudiados de nuestra vida cotidiana, para que nuestra compra nunca quede al azar.

Otra afirmación mil veces repetida es la que dice que “la agricultura ecológica es sólo para ricos”. Quienes afirman dichas palabras, les bien aseguro, que nunca han puesto un pie en un grupo o cooperativa de consumo agroecológico porque sus miembros, en general, pueden ser calificados con mucho adjetivos, pero de “ricos” tienen más bien poco. Se trata de personas que apuestan por otro modelo de agricultura y alimentación, a partir de informarse, tomar conciencia, buscar datos contrastados sobre los impactos de aquello que comemos en nuestra salud, en el medio ambiente, entre el campesinado. En esta vida nos “instruyen” para pensar que “gastamos” dinero en comida, pero ¿se trata de “gastar” o “invertir”? La educación es clave. De aquí que sea fundamental hacer llegar los principios, y las verdades, de la agricultura ecológica al conjunto de la población. Comer bien, y tener derecho a comer bien, es cosa de todos”.

El resto de este artículo que nos pone a pensar desde otra luz, se lo cuento en el próximo programa.

Contenido
- Genotoxicidad. Delia Aiassa
Qué sucede cuando, contra todos los discursos y declaraciones oficiales sobre la inocuidad de los agrotóxicos y sobre las bondades y seguridades de las buenas prácticas agrícolas, se determina que la exposición a plaguicidas produce genotoxicidad en los niños expuestos? La Dra. Delia Aiassa, docente e investigadora de la UNRC, aborda en la entrevista su trabajo sobre monitoreo de genotoxicidad
- Peperina contra los gorgojos. Serafina Russo

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Conductora
Silvana Buján es Argentina, licenciada en Ciencias de la Comunicación Social y periodista científico y ambiental, ejerciendo desde hace más de dos décadas de manera ininterrumpida a través de radios y medios gráficos del país y del exterior.

Es activista ecologista y participa, dirige o coordina organizaciones no gubernamentales y redes temáticas. Es conferencista y consultora en temas de ambiente y desarrollo. Ha obtenido tres veces el 1º Premio a la Divulgación Científica de la Universidad de Buenos Aires (2009, 2012, 2014) y el 2º Premio en 2010; el 1º Premio Latinoamericano y del Caribe del Agua CATHALAC-UNESCO 2009; Ocho Premios Martin Fierro por sus trabajos en radio y 21 nominaciones. Ha sido Premio Nacional de Periodismo en el año 2007, 1º Premio del Congreso Tabaco o Salud 2010, 1º Premio de Periodismo en Salud de la Asociación Médica Argentina 2010 Distinción honorífica Colegio de Ingenieros DII por su labor en difusión ambiental, 2013.

Lleva adelante desde 1998 ECOS ciclo de periodismo científico abocado al ambiente y las culturas. Y CALIDAD EN VIDA, de periodismo médico, cultura y salud. Dirige BIOS, ONG miembro de la Red Nacional de Acción Ecologista y la Coalición Ciudadana Antiincineración. Es miembro del Comité Consultivo de GAIA internacional. Es miembro de la Red Argentina de Periodismo Científico y la Red Latinoamericana de Periodismo Ambiental. Vive en Mar del Plata.

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