En los últimos
10 días, fueron observados focos contaminantes que se repiten en
escenarios distintos, pero emparentados por la peligrosidad
sanitaria.
El volcado de
efluentes cloacales sin tratamiento en lagos y en ríos de la
provincia de Córdoba es motivo constante de advertencias sobre el
riesgo sanitario que ello implica para la población. Sin embargo,
las remediaciones se demoran o quedan reducidas a anuncios de obras
que no se ejecutan.
Para agravar el
cuadro de situación, es preciso apuntar que el peligro no sólo está
en el agua, sino que se traslada por añadidura a los sistemas de
riego de quintas donde se cultivan verduras de hoja para el consumo
humano.
En los últimos
10 días, fueron observados focos contaminantes que se repiten en
escenarios distintos, pero emparentados por la peligrosidad
sanitaria.
Uno de ellos
tiene que ver con la Estación Depuradora de Aguas Residuales de Bajo
Grande, ubicada al este de la ciudad de Córdoba, cuyos líquidos
cloacales son arrojados casi crudos al río Suquía, según han
coincidido análisis realizados por organismos públicos y privados.
El problema,
derivado en parte del deficiente sistema cloacal de la ciudad de
Córdoba, adquiere una dimensión temeraria en función de que la
contaminación que emana de la planta podría llegar hasta la laguna
Mar Chiquita.
Es decir, unos
195 kilómetros de pueblos y ciudades afectados directamente por un
cauce de aguas turbias.
El otro foco en
cuestión se visibiliza en sectores del llamado “cinturón verde”,
una zona de quintas que se extiende por la periferia de la capital
provincial y que desde hace mucho tiempo está en el ojo de la
polémica por el peligro de abastecerse de aguas para riego
contaminadas.
En el caso de Mar
Chiquita, es por ahora una presunción a la que arriban los
investigadores, toda vez que el Suquía es uno de los ríos que
tributan a ese espejo de agua salada, principal atractivo turístico
de la ciudad de Miramar.
Desde el Foro
Ambiental Córdoba, el biólogo Federico Kopta admite que es
necesario hacer estudios más exhaustivos y puntuales, pero concluye:
“Hay suficientes elementos para considerar que la laguna Mar
Chiquita ya padece impactos por la contaminación del río Suquía”.
Por otra parte,
un estudio de la Universidad Nacional de Córdoba detectó la
presencia de virus en verduras de hoja en el cinturón verde,
asociados a la contaminación fecal. Si bien el trabajo difundido
días atrás data de 2012, los científicos intuyen que la situación
no ha variado y que los agentes contaminantes seguirían afectando el
cultivo.
Son atendibles
los protocolos que nos recomiendan lavar frutas y verduras. Pero el
problema de fondo pasa por otro lado: hay que actuar sobre la raíz
de la contaminación, que no es otra que un sistema de red cloacal en
deterioro.
Fuente:
Viejos focos de contaminación, 16/06/18, La Voz del Interior.
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