sábado, 9 de junio de 2018

El San Roque no puede esperar más

Así se veía el lago San Roque a fines de enero de 2018. Foto: Daniel Cáceres

Un equipo del Instituto Gulich, dependiente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, y expertos de la Universidad Nacional de Córdoba estudiaron los niveles de contaminación y la proliferación de algas en el agua con base en imágenes satelitales. Qué dicen los satélites sobre el dique San Roque.

Una nueva y compleja investigación concluyó que la contaminación del lago San Roque está fuertemente determinada por la falta de cloacas.

Un equipo del Instituto Gulich, dependiente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, y expertos de la Universidad Nacional de Córdoba estudiaron los niveles de contaminación y la proliferación de algas en el agua con base en imágenes satelitales. Esas algas provocan problemas en la vida acuática y en la salud humana. Como se sabe, generan toxinas, mal olor y agua verdosa, y se alimentan del fósforo y el nitrógeno que provienen, sobre todo, de materia fecal.

Este trabajo permitió observar que los equipos difusores colocados en la garganta del dique tienen un impacto positivo. En consecuencia, valdría la pena sumar más equipos, sobre todo en las desembocaduras de los ríos San Antonio y Cosquín.

Con todo, hay que privilegiar la conclusión principal de la investigación, que ya fue señalada por diversos estudios previos.

En concreto, el desmesurado deterioro del lago San Roque se vincula de modo directo con la ausencia de infraestructura cloacal en toda la cuenca hídrica, lo que quiere decir que las aguas servidas van a parar sin tratamiento a los ríos que lo abastecen.

De hecho, en las 20 localidades que integran esa cuenca, sólo el 21 por ciento de los vecinos cuenta con servicios cloacales adecuados.

Con un agravante: donde se instaló la red de cloacas, hay muchos propietarios que no se conectaron porque les resulta mucho más costoso que la multa que se les aplica a quienes no se suman a la red. El municipio de Villa Carlos Paz registra esta doble realidad. Si se hicieran las obras cloacales, si los propietarios se incorporasen a la red y, además, hubiera un plan sostenido, integral y con presupuesto para recuperar el lago, en unos pocos años los cordobeses y los turistas podrían disfrutar de un San Roque muy distinto.

Por lo tanto, es necesario que las autoridades y la sociedad enfrenten en conjunto el problema con la responsabilidad que le compete a cada quien.

En uno de los tantos editoriales que hemos escrito en los últimos años sobre esta cuestión, supimos apelar a ese viejo y perverso aforismo de la política criolla según el cual a ningún gobernante le gusta hacer obras que no se ven. Si las cloacas son el ejemplo paradigmático de esa absurda posición, la paradoja es que, con el tiempo, queda a la vista lo que no se hizo por mera especulación política.

Algunos intentarán decir que ahora tampoco será posible porque vienen tiempos de ajuste. Pero nuestro medio ambiente no puede seguir deteriorándose. Si es hora de establecer un lógico orden de prioridades, el San Roque no puede esperar más.

Fuente:
El San Roque no puede esperar más, 09/06/18, La Voz del Interior.

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