Un equipo del Instituto Gulich, dependiente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, y expertos de la Universidad Nacional de Córdoba estudiaron los niveles de contaminación y la proliferación de algas en el agua con base en imágenes satelitales. Qué dicen los satélites sobre el dique San Roque.
Una nueva y
compleja investigación concluyó que la contaminación del lago San
Roque está fuertemente determinada por la falta de cloacas.
Un equipo del
Instituto Gulich, dependiente de la Comisión Nacional de Actividades
Espaciales, y expertos de la Universidad Nacional de Córdoba
estudiaron los niveles de contaminación y la proliferación de algas
en el agua con base en imágenes satelitales. Esas algas provocan
problemas en la vida acuática y en la salud humana. Como se sabe,
generan toxinas, mal olor y agua verdosa, y se alimentan del fósforo
y el nitrógeno que provienen, sobre todo, de materia fecal.
Este trabajo
permitió observar que los equipos difusores colocados en la garganta
del dique tienen un impacto positivo. En consecuencia, valdría la
pena sumar más equipos, sobre todo en las desembocaduras de los ríos
San Antonio y Cosquín.
Con todo, hay que
privilegiar la conclusión principal de la investigación, que ya fue
señalada por diversos estudios previos.
En concreto, el
desmesurado deterioro del lago San Roque se vincula de modo directo
con la ausencia de infraestructura cloacal en toda la cuenca hídrica,
lo que quiere decir que las aguas servidas van a parar sin
tratamiento a los ríos que lo abastecen.
De hecho, en las
20 localidades que integran esa cuenca, sólo el 21 por ciento de los
vecinos cuenta con servicios cloacales adecuados.
Con un agravante:
donde se instaló la red de cloacas, hay muchos propietarios que no
se conectaron porque les resulta mucho más costoso que la multa que
se les aplica a quienes no se suman a la red. El municipio de Villa
Carlos Paz registra esta doble realidad. Si se hicieran las obras
cloacales, si los propietarios se incorporasen a la red y, además,
hubiera un plan sostenido, integral y con presupuesto para recuperar
el lago, en unos pocos años los cordobeses y los turistas podrían
disfrutar de un San Roque muy distinto.
Por lo tanto, es
necesario que las autoridades y la sociedad enfrenten en conjunto el
problema con la responsabilidad que le compete a cada quien.
En uno de los
tantos editoriales que hemos escrito en los últimos años sobre esta
cuestión, supimos apelar a ese viejo y perverso aforismo de la
política criolla según el cual a ningún gobernante le gusta hacer
obras que no se ven. Si las cloacas son el ejemplo paradigmático de
esa absurda posición, la paradoja es que, con el tiempo, queda a la
vista lo que no se hizo por mera especulación política.
Algunos
intentarán decir que ahora tampoco será posible porque vienen
tiempos de ajuste. Pero nuestro medio ambiente no puede seguir
deteriorándose. Si es hora de establecer un lógico orden de
prioridades, el San Roque no puede esperar más.
Fuente:
El San Roque no puede esperar más, 09/06/18, La Voz del Interior.
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