La
Defensoría del Pueblo sugiere alejar la planta de tratamiento de la
Capital y llevarla al norte provincial usando trenes de carga. Un
esquema similar aplica Santiago de Chile. ¿Podría ser una
alternativa al conflicto abierto?
por
Fernando Colautti
El
destino de los residuos sigue siendo un problema grave para el Gran
Córdoba y, a la vez, un asunto irresuelto. Desde que en 2010 se
concretó el cierre definitivo del controvertido enterramiento en
Bouwer, las casi 800 mil toneladas anuales de desechos urbanos que
generan la Capital y una veintena de municipios vecinos se entierran
precariamente en Piedra Blanca. Ese destino es provisorio, pero desde
hace ocho años.
El
proyecto de crear una nueva megaplanta con un tratamiento final más
sustentable quedó empantanado entre conflictos y expedientes
judiciales. Con aval provincial, el municipio capitalino y otros 20
crearon Cormecor, un ente intermunicipal que se haría cargo de
gestionar la basura del área metropolitana.
El
sitio elegido, al sur de la Capital, generó un conflicto con los
vecinos de Villa Santa Ana, el pueblo más cercano. Varios amparos
judiciales, aún irresueltos, trabaron el proyecto. La inundación
que hace un año afectó esa zona, y generó alarma al arrasar el
predio vecino al de Cormecor que operaba la empresa Taym para
residuos peligrosos, acentuó la movilización pero también las
dudas sobre la conveniencia de esa ubicación.
Desde
Cormecor aseguran ahora que no evalúan otras alternativas y
defienden el proyecto. Mientras, desde la Defensoría del Pueblo de
la Provincia aparece una sugerencia que puede entrar en debate:
llevar la planta de tratamiento a un sitio alejado de la Capital, en
zonas de muy escasa población. Esa mirada apunta al noroeste
cordobés. Como la logística y el costo del transporte serían una
obvia traba, la idea se complementa con el uso del ferrocarril.
Ese
modelo sería similar al que se aplica en Santiago de Chile. ¿Es
acaso posible adaptarlo al Gran Córdoba? Días atrás, un equipo de
la Defensoría del Pueblo visitó el sistema de tratamiento de esa
ciudad. Por invitación del organismo, La Voz participó de ese
recorrido, que permite trazar similitudes, diferencias y
comparaciones con Córdoba.
Allá
y acá
El
Gran Santiago suma unos siete millones de habitantes. Para cuatro
millones, una empresa privada –KDM– tiene la concesión para la
recolección y el tratamiento final de los residuos. Es más del
doble de los 1.500.000 habitantes de los 21 municipios que integran
el proyecto de Cormecor en Córdoba.
Una
similitud es que en ambos conglomerados la separación en origen y lo
que se recicla es mínimo: menos del uno por ciento en el Gran
Córdoba y menos del tres por ciento en Santiago. Otra, es que ambos
generan similar volumen de residuos por habitante: alrededor de 1,2
kilos por día.
Hoy,
al enterramiento de Piedra Blanca el Gran Córdoba envía unas 2.300
toneladas diarias. En el de Lomas Coloradas, la chilena KDM deposita
más de cinco mil toneladas por día.
¿Qué
innovación supone lo que se hace en Santiago? La empresa KDM
(integrada por la española Urbaser y la norteamericana Danner) tiene
en las afueras de Santiago una planta de transferencia que, a la
vista, luce eficiente. Uno tras otro, durante las 24 horas, llegan
los camiones recolectores a un galpón de dos mil metros cuadrados
donde descargan los residuos sobre silos (tipo contenedores), y
mediante prensas se los compacta. La carga completa de cinco camiones
llena un contenedor, que lleva unas 26 toneladas de basura
compactada.
El
paso inmediato es que un vehículo carga ese silo sobre un tren, a
pocos metros. En apenas 15 minutos se completa ese proceso, sin dejar
basura en la planta.
El
tren hace la otra parte: lleva esos contenedores en varios viajes
diarios hasta el enterramiento de Los Colorados, un área poco
poblada a 60 kilómetros de Santiago. Directivos de KDM marcaron que
el costo del tren representa un cuarto del flete en camiones.
Bajo
tierra
Según
KDM, ese relleno sanitario con tratamiento sustentable es el mayor de
Sudamérica. Trabajan ahí unas 250 personas. Del tren se descargan
los contenedores a camiones, que los llevan y vacían en los gigantes
pozos abiertos en la tierra, que antes fueron impermeabilizados con
varias capas. Se suma un sistema de recuperación de lixiviados
(líquidos altamente contaminantes), que en forma directa bombea 400
mil litros diarios desde los rellenos a las piletas de tratamiento.
En
los rellenos, todos los residuos urbanos terminan mezclados. Ese
punto es una de las patas flojas: el porcentaje que se separa y
recicla es más alto que en Córdoba, pero aún muy bajo (en Santiago
no pasaría del tres por ciento).
Los
residuos compactados arrojados se van tapando con tierra. Cuando se
llega al tope, sobre la última cobertura de tierra crecen pastizales
(la empresa está comprometida a forestarlos) y una larga serie de
tubos y caños. Esa instalación, en los rellenos ya cerrados, es la
que genera biogás con base en el metano, para alimentar una usina
eléctrica de 22 megavatios, que sube (y vende) esa energía al
sistema nacional.
En el
enorme predio no se ve basura desperdigada.
Fuera
de cada “pozo” en actividad, casi que no parece lo que es.
¿Imitable?
¿Serviría
ese esquema para el Gran Córdoba? Mario Decara, defensor del Pueblo
en la provincia, plantea que al menos debería discutirse: “Nosotros
creemos que la ubicación que eligió Cormecor no es aconsejable.
Están demostrados los riesgos de inundación y hay un conflicto
abierto con la sociedad que, aunque haya fallos judiciales a favor,
no será sencillo cerrar. Hay que evitar acentuar ese conflicto.
Proponemos debatir esta alternativa de llevarla lejos de la Capital”,
planteó.
Decara
sugirió evaluar sitios del norte cordobés, a más de 100 kilómetros
de la Capital, a los que lleguen las líneas ferroviarias existentes.
“Tenemos potenciales ubicaciones, en zonas muy postergadas, donde
una planta con buen tratamiento podría ser un aporte para generar
trabajo”, sostuvo. Interpretó que el modelo de Santiago “es
adaptable a Córdoba”, aunque consideró que no debería ser una
empresa privada la operadora sino un ente estatal, como Cormecor.
Daniel
Di Giusto, actual director del Instituto del Ambiente de la
Defensoría del Pueblo, admitió que no tienen un proyecto definido:
“No somos un organismo ejecutivo para eso. Pero podemos sugerir,
proponer. La nuestra es una idea para que se discuta”. Opinó que
el sitio elegido por Cormecor al sur de la Capital “tiene
problemas”, y recordó que “hace un año se comprobó el riesgo
de inundabilidad, además del costo social que implicará hacerlo ahí
pese a la oposición de la gente del lugar”.
Di
Giusto, que fue secretario de Ambiente de la Provincia y vicerrector
de la Universidad Nacional de Córdoba, también consideró que “el
principal dilema de llevar la planta más lejos es el costo del
transporte, y con el tren eso se solucionaría”.
Luces
y sombras, según las regiones chilenas.
No
significa que Chile haya solucionado el problema del destino final de
su basura. Está aún lejos de eso. La capital, Santiago, luce un
centro urbano limpio, pero conserva microbasurales en diferentes
zonas, visibles cuando uno se aleja hacia las periferias. Otras
regiones del interior tienen agudos problemas, como ocurre en amplias
zonas de Córdoba, por carencia de sistemas de tratamiento
medianamente adecuados. Además, la tasa de reciclaje es baja, aunque
mayor que en Argentina.
Cormecor,
a la espera de fallos judiciales
La
firma intermunicipal, creada en 2012, tiene su proyecto parado para
una planta de tratamiento, sobre 500 hectáreas de campos que
expropió la Provincia a cinco kilómetros al sur de la Capital.
Prevé una planta de separación mecánica de residuos reciclables y
otras de neumáticos, de compostaje, de residuos áridos y de
valorizables, además de un enterramiento sanitario. Está proyectada
para que funcione por 30 años, recibiendo unas dos mil toneladas
diarias de residuos.
Fuente:
Proponen modelo chileno para los residuos del Gran Córdoba, 03/04/18, La Voz del Interior.
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