A dos años de la
mayor catástrofe ambiental de Brasil.
por Martin Mantxo
Más de 50
millones de toneladas de lodos procedentes de minas de hierro
cubrieron pueblos enteros y el cauce de varios ríos en el Estado de
Minas Gerais. La contaminación llegó al mar. La represa que
contenía los desechos tóxicos no aguantó. Fue la mayor catástrofe
ambiental de Brasil.
El pasado 5 de
noviembre se cumplieron dos años del crimen ambiental. La represa de
Fundaçao se rompió, en el subdistrito de Bento Rodrigues, a 35
kilómetros de la ciudad de Mariana (58.000 habitantes), en el Estado
de Minas Gerais, de Brasil. El muro del embalse de Fundão reventó y
el lodo arrastró todo, pueblos enteros, cubriéndolos de barro
tóxico y provocando la muerte de 19 personas. Fue el mayor desastre
ambiental de Brasil. Todo el cauce, de 800 kilómetros, del río Doçe
y sus afluentes Gualaçu del Norte y Carmo, así como su
desembocadura en la costa, fueron contaminados por 50 millones de
toneladas de lodos con alto contenido de metales pesados.
La represa estaba
construida para almacenar los restos procedentes de minas de hierro
de toda la región y contenían elevadas cantidades de arsénico y
plomo. La gran balsa es propiedad de la compañía Samarco Mineraçao
S.A, coparticipada por la brasileña Vale do Rio Doce y la
anglo-australiana BHP Billiton.
De los 19
muertos, 14 eran trabajadores de la compañía. Más de un millón de
personas resultaron damnificadas, de ellas, en la actualidad son más
de 15.000 familias las que se encuentran sin casa y sin un medio de
subsistencia.
Samarco Mineração
sigue sin indemnizar a los afectados y nadie ha pagado por el crimen.
Se crearon tres comisiones parlamentarias para investigar el crimen,
pero algunos de los políticos integrantes de las mismas han recibido
donaciones para sus campañas electorales de esta empresa. En 2014,
esta empresa minera pagó 21 millones de euros a varios candidatos.
Tampoco ha sido
juzgado ningún responsable. Existen dos acciones judiciales, una
penal y otra civil, pero están suspendidas [1]. El 7 de agosto
pasado, 22 personas que debían ser juzgadas acusadas de “homicidio”
del consorcio Samarco, por delitos ambientales y contra el orden
urbano, no lo hicieron, el juez suspendió el juicio. Días después,
cientos de activistas protestaron por esta decisión.
Minas de Gerais
La minera sigue
impune. Además, Samarco no ha pagado las 68 multas a las que ha sido
condenada por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA) y por
los gobiernos de los Estados de Minas Gerais y Espirito Santo, un
total de 147 millones de euros. Solo pagó una sanción que supone el
1 % del total [2] . Samarco también falsificó la documentación y
ocultó datos sobre la situación de la represa de Fundão, todo ello
con la comnivencia de los organismos ambientales.
La minera Samarco
opera solamente en Mariana y en la cercana Ouro Preto (Minas Gerais).
Tras la catástrofe, el Gobierno suspendió todas sus actividades en
la zona. No puede continuar extrayendo ni procesando mena de hierro
en la región de Bento Rodrigues. La brasileña Vale do Rio Doçe
debe su nombre al valle que precisamente ha destruido y contaminado,
el Valle del río Doçe.
En 2012, Samarco
tuvo unos beneficios de 700 millones de euros. Cuando se ocasionó la
catástrofe, producía más de 22 millones de toneladas de hierro y
era la segunda empresa mundial después de multinacional Vale (la
mayor exportadora de hierro).
Las condiciones
de la represa que almacenaba los residuos mineros eran conocidas pero
ni la minera ni las administraciones hicieron nada. El Gobierno
actual, más favorable a los intereses corporativos, desde el golpe
de Estado contra Dilma Rousseff de abril de 2016, tampoco ha depurado
responsabilidades ni ha facilitado las indemnizaciones.
Afectados por las
represas
La resistencia de
las personas afectadas y su tenacidad para denunciar lo ocurrido es
lo único esperanzador. Dos años después, la movilización y la
protesta sigue articulada.
En Brasil, más
de un millón de personas están afectadas por unas 15.000 represas,
la mayoría hidroeléctricas. Sus luchas se coordinan en el
Movimiento de Afectadas por Represas (MAB). En octubre, miles de
activistas que participaban en Río de Janeiro en el octavo Encuentro
Nacional del MAB se manifestaron frente a la sede de la multinacional
Vale. Después una delegación del MAB acudió a Londres para exponer
el caso en la asamblea de accionistas de multinacional BHP Billiton
[3].
El crimen
continúa
Una delegación
internacional formada por activistas ambientales, entre ellos el
autor de este texto, visitó hace unos meses la zona de la tragedia y
recorrieron las comunidades y pueblos arrasados [4].
Uno de esos
pueblos es Paracatu de Baixo,"río bueno" en lengua tupí.
Este lugar de 300 habitantes devastado por el lodo es la imagen de la
desgracia. La gente consiguió escapar pero lo dejaron todo atrás.
Ahora están reubicados en la ciudad de Mariana donde se encuentran
dispersos. Perdieron su comunidad y sus medios de subsistencia.
Todo lo cubre un
rojo que persiste en el suelo. La tierra no produce, sepultada por
ese lodo mezclado con metales pesados. En los edificios y árboles,
una marca muestra hasta dónde se inundó. En los árboles tampoco
luce ninguna hoja.
El polvo del lodo
está generando muchas enfermedades. Los niños que nacieron entonces
o de poca edad han desarrolado alergias y problemas respiratorios. A
todo esto se suma la limitada capacidad económica de los
damnificados, aún peor tras la tragedia. Para ellos el crimen de
hace dos años continúa.
Similar situación
es la de Bento Rodrigues. Aquí las casas dañadas fueron pocas, pero
la iglesia del siglo XVII, la escuela, el bar, el centro de salud e
incluso un muro de tiempo de la esclavitud han quedado muy tocados.
Los árboles muestran los 15 metros de la altura que el lodazal
cubrió. La riada entró pero al llegar a una zona estrecha de rocas,
no pudo pasar y volvió con fuerza arrasándolo todo. Por el posible
impacto de otro embalse, Bento Rodrigues fue desalojado. En la
actualidad, la minera Samarco ha construido diques, sumergiendo las
casas de la parte baja. Los afectados creen que esto es una artimaña
para recuperar su actividad en la zona. Ahora que no vive nadie, han
colocado sistemas de alarmas. Entontes nadie avisó.
A Bento Rodrigues
la delegación de internal de activista puede entrar gracias a una
vecina, Joana, y a su hija Jemala. Este pueblo, tras el desastre, ha
sido objeto de robos, arrancaron todas las ventanas y puertas. Otro
pueblo fantasma, otra comunidad destruida. A dos años del desastre,
las casas para realojar a las 250 familias damnificadas no existen.
Joana se encontraba trabajando aquel 5 de noviembre. Su hija Jemala,
que entonces tenía ocho años, tuvo que salir como muchos vecinos
corriendo monte arriba donde permaneció toda la noche, sin ropa y
cubierta de barro. Otra hija de Joana perdió a su pequeño, al poco
del desastre, debido al trauma.
Sin campos que
cultivar
Este crimen
ambiental, también afecta a la mayor población en el curso del río
Doçe, Gobernador Valadares, con 300.000 habitantes. El integrante de
la coordinación nacional del MAB Guilherme Camponese explica la
situación: “Llevamos dos años sin campos, los ancianos viven
presos en sus casas, la mayoría agrietadas, como la mía en riesgo
de derrumbe por el transporte de los camiones pesados” [5].
Por si fuera
poco, la contaminación por los lodos tóxicos ha provocado la muerte
de toneladas de peces en el río Doçe y aves marinas. Esto afectó a
los pescadores artesanales, en el río y la costa, en la
desembocadura. La Fundación Renova [6] (de Samarco) sólo abona el
20 % de un sueldo mínimo. Todavía se mantiene la prohibición de
pescar y se calcula que los residuos tóxicos permanecerán en el río
más de 100 años. En tierra, tras la avalancha de lodos, la fauna no
ha sobrevivido, solo la capibara, un roedor de gran tamaño.
Otro nucleo
afectado es Barra Longa, a 140 kilómetros de la represa rota, a
donde llegó el lodo cuatro horas después. No se desalojó porque
las autoridades minimizaron el riesgo. Lo que iban a ser 20
centímetros, fueron cinco metros. Aquí, a los efectos de la
inundación, se suma ahora los del tránsito continuo de camiones de
gran volumen transportando el lodo y reconfigurando el lugar. Las
carreteras del pueblo han sido rehechas ya dos veces en estos dos
años. Ese tráfico pesado también ha repercutido en las casas
contiguas, agrietando sus paredes.
Samarco eliminó
las orillas del río, sustituyendo el ecosistema fluvial por bloques
de roca, aunqueno tenía licencia ambiental. La activista local del
MAB Odette Cassiano se refería a la forma de actuar de la minera
como "imposición". Explica que, además de robarle cuatro
metros a la orilla del río, quitaron otros dos metros a las huertas.
Odette nos recibió con el brazo escayolado porque en su huerta, la
Samarco hizo un socavón al que ella se cayó. Se comprometieron a
arreglárselo pero, asegura, no lo hacen porque ella es crítica con
la empresa. La activista ha recibido también llamadas amenazándole
con quitarle la cartilla de racionamiento.
El parque del
pueblo de Barra Longa se ha convertido en un erial en el que se
depositan los lodos. Está completamente vallado con chapas y en una
de ellas reza una pintada: “Samarco Assassina".
Las minas de los
generales
Carlos Drummond
de Andrade (Minas Gerais, 1902-1987) presagió la tragedia de Mariana
en este poema escrito en 1984, titulado Lira Itabirana.
¿El río? Es
dulce
¿El Valle?
Amargo
Ay, antes era más
leve la carga.
Entre estatales y
multinacionales, ¡cuántos ales!
La deuda interna.
La deuda externa, la deuda eterna.
¿Cuántas
toneladas exportamos de hierro?
¿Cuántas
lágrimas disimulamos sin gritar?
Martin Mantxo,
Ekologistak Martxan. Integrante de una delegación internacional a
las zonas afectadas. Revista Ecologista nº 94.
Fuente:
Martin Mantxo, El desastre de Mariana, diciembre 2017, Ecologistas en Acción. Consultado 01/02/18.
No hay comentarios:
Publicar un comentario