por Frances
Robles y Luis Ferré-Sadurní
YABUCOA, Puerto
Rico - José A. Rivera, un agricultor en la costa sureste de Puerto
Rico, estaba parado en medio de su granja aplanada de plátano el
domingo e intentó estimar cuánto le había costado el huracán
María.
“¿Cómo
calculas el costo de todo?”, dijo Rivera.
Desde ese punto
hasta donde yo podía ver, cada uno de sus 14.000 árboles estaba
caído. Lo mismo para los cultivos de camote y pimiento morrón. Su
vecino, Luis A. Pinto Cruz, conocido por todos en ese lugar como
Piña, calcula que perdió alrededor de 300.000 dólares en cultivos.
El capataz al final de la calle, Félix Ortiz Delgado, pasó la tarde
jalando con el rastrillo los pedazos restantes de la granja que él
administra. Encontró cerca de diez mazorcas de maíz secas con las
que podría alimentar a las gallinas. El viento se llevó lo demás.
“No habrá
comida en Puerto Rico”, Rivera predijo. “Ya no hay agricultura en
Puerto Rico. Y no habrá durante un año o más tiempo”.
El huracán María
tocó tierra aquí el miércoles como un huracán categoría 4; su
fuerza y furia arrancaron de cada árbol las hojas y también la
corteza, lo que hace lucir a la que era una rica región agrícola
como el escenario de una sequía posapocalíptica. Filas y filas de
campo fueron despojadas de todo. Las plantas simplemente volaron.
En unas horas, el
huracán María devastó aproximadamente el 80 por ciento del valor
de la cosecha en Puerto Rico -lo que convierte a María en una de
las tormentas más costosas en impactar a la industria agrícola de
la isla, dijo Carlos Alberto Flores Ortega, el secretario de
Agricultura de Puerto Rico.
En la isla, el
prolongado ataque de María acabó con plantaciones completas y
destruyó graneros de lácteos, así como gallineros industriales.
Los cultivos de plátanos y café fueron los más dañados, dijo
Flores Ortega. Los deslaves en las áreas montañosas del interior de
la isla acabaron con muchos caminos, una gran parte de la
infraestructura agrícola.
La isla sufrió
pérdidas por 780 millones de dólares en ganancias agrícolas, de
acuerdo con las cifras preliminares del Departamento de Agricultura.
El huracán Georges en 1998 acabó con el 65 por ciento de las
cosechas y el huracán Irma, que solo tocó superficialmente la isla,
causó daños por cerca de 45 millones de dólares a la producción
agrícola.
Durante más de
400 años, la economía de Puerto Rico se fundamentó en su
agricultura, históricamente basada en la caña de azúcar, el tabaco
y los cítricos. La economía de la isla rápidamente se
industrializó después de la Segunda Guerra Mundial, lo que causó
la caída de la producción agrícola. En años recientes, en parte
debido a la recesión económica, las personas han vuelto al campo y
la industria atraviesa un pequeño renacimiento, al crecer entre tres
y cinco por ciento cada año durante los seis años pasados, dijo
Flores Ortega. Un creciente movimiento del campo a la mesa ha
generado optimismo en años recientes sobre un renacimiento agrícola.
Rivera dijo:
“Cuando escuché al meteorólogo decir que el huracán de categoría
dos se ha había convertido en uno de tres y luego en uno de cuatro,
pensé: ‘Se acabó la agricultura en Puerto Rico’. Esto es
realmente una catástrofe.”
Precisó que
otras islas que exportan comida a Puerto Rico, como la República
Dominicana, Dominica y la isla de San Martín, también fueron
impactadas y que el abasto de comida podría ser más precario si los
otros proveedores de la isla también resultaron afectados.
Ortiz Delgado, de
80 años, dice que ha trabajado en estos campos durante siete
décadas. Él ha sobrevivido su parte de huracanes, incluido Georges,
que arrasó la refinería de azúcar local en 1998.
Efraín M. Robles
Menéndez, un productor de lácteos, dijo que los ganaderos habían
recibido un duro golpe, porque no solo hay un gran daño a la
infraestructura necesaria para mantener en pie el negocio, pero la
cadena de suministro también fue cortada. Con las tiendas cerradas y
sin energía eléctrica, los camiones para transportar los lácteos
no han llegado.
“Desde el
miércoles, he tirado 4000 litros de leche al día”, dijo.
“Regresen más tarde y vean cómo la arrojo al drenaje”.
Algunos ven el
potencial para que algo positivo surja a raíz del desastre. Los
funcionarios de agricultura esperan que sea una oportunidad para la
isla de modernizar su atrasada industria agrícola.
Puerto Rico
actualmente importa alrededor del 85 por ciento del alimento que
consume y exporta solo 15 por ciento de lo que produce, según cifras
del gobierno. Puerto Rico, afirma Eduardo Bhatia Gautier, un senador
local, podría dar servicio a una creciente demanda de alimentos
orgánicos en la porción continental de Estados Unidos. Él estima
que podría tomar por lo menos un año para volver a poner en marcha
la industria, mientras el suelo se recupera y los agricultores
vuelven a plantar los árboles.
Pero el optimismo
a largo plazo es de poca ayuda para los agricultores que contemplan
la destrucción a su alrededor.
Pinto Cruz, de 62
años, viajó a la capital en su auto la semana pasada para
abastecerse de vegetales para vender en un kiosco que opera con su
esposa. Lo hizo porque sus 14.000 árboles de plátano están muertos
y no tiene nada de su cosecha para vender.
En el viaje a San
Juan, observó los árboles caídos, los postes de teléfono
derribados, los enredados cables de electricidad, así como los
techos y las estructuras destrozadas y rompió en llanto.
“No puedo
soportar ver a mi país en pedazos”, dijo, conteniendo las
lágrimas.
Pinto Cruz
también perdió todo su ganado. Literalmente: no sabe dónde se
encuentra.
Él planea
empezar desde cero como lo hizo hace una década cuando perdió todo
debido a una inundación. Él recibirá cerca del 35 por ciento del
valor de parte de la aseguradora, y no se rendirá, dijo, al usar una
expresión que se ha convertido en una popular etiqueta en redes
sociales: #YoNoMeQuito.
Fuente:
Frances Robles, Luis Ferré-Sadurní, La agricultura de Puerto Rico está diezmada por María, 25/09/17, The New York Times. Consultado 26/09/17.
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