jueves, 29 de junio de 2017

Los bosques del sur cordobés también agonizan

Oggero asegura que muchos de estos relictos boscosos del sur cordobés están incluidos por la ley de bosque vigente, pero eso no implica que estén realmente protegidos.

Hubo un tiempo en que la provincia estaba casi toda cubierta de bosque nativo. Ese paisaje, tan tradicional de nuestro norte y oeste provincial, también estaba presente en el sur y este, ahora copados por los cultivos.

Sin embargo, aún quedan algunos relictos de este monte nativo de llanura, en especial, cerca de las costas de los ríos Ctalamochita, Chocancharava y Popopis. Su estado es crítico.

Este ecosistema, conocido como Espinal, se encuentra totalmente fragmentado, con parches que muchas veces no superan las 100 hectáreas. Y sufren una fuerte presión de actividades humanas como la agricultura, el sobrepastoreo del ganado y la extracción de áridos de los ríos.

En la zona existen apenas dos áreas protegidas provinciales: la Reserva Natural de Fauna Laguna La Felipa, de 1.307 hectáreas, y la Reserva Forestal Natural Ralicó, de 5.300 hectáreas.

A su vez, la actual ley de bosques protege parte de estos ecosistemas, pero los expertos aseguran que no hay controles del Estado sobre esas áreas y que la norma es muy permisiva.

Las consecuencias ambientales de la disminución de estos ecosistemas serían irreversibles y su reducción repercutiría profundamente en el desarrollo social y económico regional”, asegura Antonia Oggero, investigadora de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).

Oggero explica que los bosques de ribera tienen gran incidencia sobre la forma de los cauces de los ríos, ya que limitan la erosión de sus márgenes en las llanuras de inundación. “Además pueden aumentar la cantidad de agua retenida durante las crecidas y suavizar aguas abajo los efectos de las inundaciones”, detalla.

Las funciones de retención de sedimentos, filtración y protección contra crecidas dependen de que los bosques de ribera presenten una buena estructura, composición, continuidad y extensión. Nada de esto sucede con los bosques del sur.

Una isla
La investigadora detalla que sobre la cuenca media del río Ctalamochita existen fragmentos de bosque de llanura que forman manchones con una extensión total aproximada de unas 300 hectáreas, en un buen estado de conservación.

En la cuenca baja, el bosque se encuentra fuertemente fragmentado y sólo hay algunos parches cerca de Hernando, Pampayasta, Tío Pujio, Noetinger y Bell Ville. El parche más importante tiene unas 400 hectáreas, aunque más abajo está la estancia Montes Grandes, de 1.300 hectáreas.

En tanto, el estado de conservación del bosque nativo asociado a los meandros del río Chocancharava (Cuarto) no es bueno, explica Oggero. “Han sufrido fuegos y raleos para la extracción de leña, sobrepastoreo e invasión de especies exóticas. Los parches de monte no superan las 100 hectáreas en total”, detalla.

Sólo parches
La investigadora resalta que en su cuenca media hay algunos parches de quebracho blanco, que representan las poblaciones más australes de esta especie. Sin embargo, la extracción de áridos avanza sin pausa sobre esos ejemplares.

Otro ecosistema de gran valor ubicado en el sur cordobés es el caldenal. Un reciente informe de la UNRC indica que estos bosques ocupaban tres millones de hectáreas en Córdoba, pero ahora quedan menos de 50 mil. También está muy fragmentado.

Es una formación boscosa endémica que representa una entidad biológica de inestimable valor ecosistémico, social y económico. Su existencia en la provincia se halla bastante reducida y en las restantes provincias la degradación del recurso forestal ha alcanzado niveles notorios”, destaca José Plevich, también investigador de la UNRC.

Poca protección
Oggero asegura que muchos de estos relictos boscosos del sur cordobés están incluidos por la ley de bosque vigente, pero eso no implica que estén realmente protegidos.

Lo que falla son los controles. Nos estamos perdiendo la oportunidad de proteger con un marco legal adecuado los escasos remanentes de bosque nativo que nos quedan”, dice.

A su vez, explica que hay varios aspectos de la normativa actual que dejan sin protección a estos ecosistemas. Por ejemplo, menciona que la ley permite la minería en categoría roja y si en el predio puede implementar el riego. También habilita el uso del rolo para desmontar.

El nuevo proyecto de ley que se discute en la Legislatura tampoco convence a los investigadores que estudian el monte del sur provincial. El informe de la UNRC cuestiona esta iniciativa porque entiende que no se ha consultado a los científicos.

Piden que la nueva norma se adecue a la ley nacional 26.331 y plantean que antes de establecer los niveles de protección y las actividades permitidas en cada tipo de monte, los legisladores deben incorporar mapas actualizados sobre el estado real de la vegetación autóctona.

Por su parte, Oggero cree que deberían restaurarse los bosques ubicados en zonas de ribera para devolverles su funcionalidad y que esos árboles permitan recomponer, paulatinamente, los servicios ecosistémicos, como ser la primera barrera frente a una inundación.

Fuente:
Los bosques del sur cordobés también agonizan, 29/06/17, La Voz del Interior.

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