Residuos.
No hay más margen para remiendos, toda vez que estamos ante una
agenda de difícil solución que amenaza con detonar una seria crisis
ambiental. Propondrán seguir enterrando la basura en Piedra Blanca.
Si
bien se trata de un problema que lleva años sin solución, el
enterramiento sanitario de los miles de toneladas de residuos
domiciliarios que son generados por municipios cercanos a la ciudad
de Córdoba ha entrado en una suerte de plazo fatal, antes de que el
sistema colapse con consecuencias impredecibles.
Ello
es así a partir de que el predio de enterramiento de Piedra Blanca,
ubicado en la zona sur de la capital provincial, está al límite de
su capacidad, mientras un fallo judicial mantiene frenados los
trabajos del complejo ambiental que se proyectó en jurisdicción de
Villa Parque Santa Ana.
El
entramado no puede ser más complejo. La Municipalidad de Córdoba
notificó a 20 municipios y comunas del interior que a partir del 1º
de agosto no podrán disponer del predio de Piedra Blanca para
descargar sus desechos urbanos.
Esos
gobiernos, agrupados en la Corporación Intercomunal para la Gestión
Sustentable de los Residuos Sólidos Urbanos del área Metropolitana
de Córdoba (Cormecor), entraron en estado de exasperación porque no
saben qué harán con la basura.
Sin
embargo, la decisión del municipio capitalino de cerrar el ingreso a
los recolectores del área metropolitana no le despeja el camino para
seguir distrayéndose en remediaciones de vuelo corto. Es decir, aun
con el monopolio para volcar la basura de la ciudad de Córdoba en
Piedra Blanca, desde la oposición advierten de que ese predio no
tendrá vida útil más allá de septiembre.
Una
verdadera encerrona, de la que nadie se atreve a pronosticar cómo se
sale. Muchos auguran un reverdecer de los basurales a cielo abierto:
el peor de los remedios para este problema.
No es
desacertado inferir que se llegó a este fenomenal entrevero luego de
muchos años en que los parches y la improvisación fueron una
constante en la gestión del sistema de recolección, tratamiento y
entierro de los residuos urbanos.
Si
bien en materia de concientización puede haber culpas compartidas
con los propios vecinos, las autoridades descansaron en la desidia y
no hubo información cabal sobre la utilidad de separar los desechos
en sus distintas categorías, como reciclables y descartables.
Pero
el conflicto sobrepasó la capacidad de reacción y el diagnóstico
amerita que la Municipalidad de Córdoba y los intendentes y jefes
comunales de otras localidades afectadas informen a los ciudadanos
sobre la gravedad de la situación.
Los
políticos, los funcionarios y quienes ostentan cargos legislativos
deben tener como horizonte imaginar soluciones en bien de la
comunidad y llevarlas a la práctica. No hay más margen para
remiendos, toda vez que estamos ante una agenda de difícil solución
que amenaza con detonar una
seria crisis ambiental.
Fuente:
Sin tiempo para las improvisaciones, 25/05/17, La Voz del Interior.
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