Central nuclear Tihange, Bélgica |
Alemania ha resuelto abandonar la energía atómica. Pero, en la Baja Sajonia, una empresa sigue produciendo combustible nuclear para reactores de otros países europeos. Y eso causa polémica.
por Jens Thurau
Walter
Schumacher, de la "Liga de Acción contra la Energía Atómica”,
de Aquisgrán, está muy decepcionado de la ministra alemana del
Medio Ambiente, Bárbara Hendricks. Cuenta que la ministra visitó
dos veces el año pasado esa ciudad y "siempre aseguró que
abogaba por el cierre de las centrales atómicas belgas Tihange 2 y
Doel 3”. Estas se ubican no lejos de Aquisgrán, del otro lado de
la frontera, y se las considera ruinosas. "Pero luego resulta
que la fábrica atómica de Lingen, en la Baja Sajonia, suministra
combustible nuclear a esas centrales y que la señora Hendricks lo
autorizó”, dice con indignación Schumacher.
50 transportes
hasta 2018
Efectivamente,
una empresa de Lingen produce combustible nuclear para centrales de
otros países de la Unión Europea, sobre todo para Bélgica y
Francia. No es de extrañar, ya que opera dicha fábrica la filial
alemana del consorcio energético francés Areva. Y sabido es que, a
diferencia de los alemanes, los franceses siguen apostando por la
energía atómica. Hasta abril del año próximo han de enviarse a
Bélgica cerca de 50 transportes con combustible nuclear, que ya
están aprobados.
Hendricks, con
las manos atadas
La ministra
alemana se ha pronunciado reiteradamente por el cierre de las
centrales nucleares belgas. No obstante, no ve posibilidades de
evitar el suministro de combustible nuclear desde Alemania. Ante el
Bundestag, Hendricks aseguró este viernes (28.04.2017) que "no
hay bases legales sólidas para prohibir los envíos”.
Además, afirmó
que sería irresponsable dar la impresión de que el cese de los
suministros de Alemania podría poner fin al funcionamiento de
reactores nucleares belgas, dado que Bélgica es un Estado soberano
que decide sobre su propia política energética. No obstante, la
ministra se propone estudiar bajo qué condiciones legales sería
posible cerrar la fábrica de Lingen. Algo que, de todos modos, puede
tomar mucho tiempo.
Amenaza para la
seguridad nacional
Grupos
ambientalistas y organizaciones no gubernamentales tienen una visión
muy diferente: "El Gobierno alemán no debe seguir parapetándose
tras interpretaciones legales insostenibles, que omiten por completo
la realidad”, opina por ejemplo Angelika Klaußen, de "Médicos
Internacionales para la Prevención de una Guerra Atómica”. La
organización encargó un informe al que se remiten también Los
Verdes en el Parlamento alemán.
En síntesis,
este llega a la conclusión de que, precisamente porque el Gobierno
alemán considera problemáticos los reactores belgas, debe prohibir
los suministros. Y esto porque su utilización pone en peligro la
seguridad interna o externa de la propia Alemania. Las controvertidas
centrales nucleares belgas se ubican cerca de la frontera, de manera
que si se libera radiactividad, por ejemplo tras una avería, por lo
menos la región germana limítrofe se vería de inmediato afectada.
Discurso
contradictorio
La experta en
cuestiones nucleares de Los Verdes Sylvia Kotting-Uhl, sostiene que
la argumentación del Gobierno alemán es contradictoria. "Quien
exhorta al Gobierno de un país vecino a cerrar una central atómica,
no puede contribuir a su funcionamiento con el suministro de
combustible nuclear”, afirma. También La Izquierda exige el cese
inmediato de esas exportaciones.
La Unión
Cristianosocial de Baviera (CSU) se opuso claramente en el Bundestag
a la moción de Los Verdes, que quedó pospuesta. "Esta es una
maniobra electoral”, opinó la experta en clima de la CSU, Anja
Weisgerber. Efectivamente, el 14 de mayo habrá elecciones regionales
en Renania del Norte-Westfalia. Pero en ese Estado, colindante con
Bélgica, todos los partidos piden el cese de la exportación de
combustible nuclear.
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