miércoles, 19 de abril de 2017

"Si hay un plan, recuperar el San Roque es posible"

Es de Villa Carlos Paz, pero ha recorrido el mundo con trabajos de investigación para el saneamiento de lagos. Cuenta sus experiencias y compara otros casos con la situación del embalse de Punilla.

por Fernando Agüero

En 2002, después de su primer trabajo en el Centro de Investigaciones de la Región Semiárida (Cirsa) en su Villa Carlos Paz y sobre el lago San Roque, Rocío Fernández armó las valijas y partió hacia Australia donde trabajó a la par de uno de los investigadores más prestigiosos del mundo en materia de lagos y ríos, Jorg Imberger. Rocío es ingeniera civil de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y en Australia se doctoró en Limnología, ciencia que estudia los sistemas acuáticos continentales. Su periplo incluyó el estudio de los lagos australianos Burrangorang, que provee de agua potable a Sídney, y Mundaring, pegado a la ciudad de Perth.

En Japón, vio cómo se recuperaba el Biwa de una avanzada contaminación. En Canadá trabajó en el lago Peace River y en Brasil en el Bossoroca. Y la lista sigue.

Es de Carlos Paz y conoce bien la situación del San Roque, primer lago sobre el que investigó. En 1998, una comisión de la Universidad de Western (Australia) visitó el San Roque para hacer un primer diagnóstico. Rocío, por esos años becaria en el Cirsa, hizo ahí sus primeras armas en ese tipo de investigación y decidió que era su camino a seguir.

Hoy dice que la recuperación del San Roque, a pesar de su complejo diagnóstico, no sería tan difícil ni lenta. Eso, si mediara un verdadero plan, sustentable y a largo plazo.

- ¿Qué le dejó su experiencia en tantos lagos del mundo?
- Fue muy enriquecedora. Aprendí muchísimo. El trabajo varía de un embalse a otro. Australia tiene equipos de medición con tecnología que no tenemos en Argentina. La calidad de los datos es mejor y por eso también son mejores los resultados. Trabajé en el lago de Sídney, que es cerrado a la recreación y sólo está destinado a abastecer de agua potable a esa ciudad. Al estar cerrado la transparencia llega a los siete metros. En Perth, en cambio, trabajé en un lago abierto a la gente, multipropósito, por lo que entonces la calidad era distinta.

- ¿Cómo compararlos con la situación del San Roque?
- En Japón había un lago muy contaminado, el Biwa. En Perth tenían un río con muchas algas. Ambos mostraron que es posible la recuperación, con acciones que deben estar integradas en un plan serio de manejo. Debe haber un plan que ordene las estrategias a corto, medio y largo plazo. Las acciones no deben ser aisladas. En el San Roque es primordial la extensión de la red cloacal, pero los demás pasos a seguir no deben ser medidas aisladas sino dentro de un plan integrado y predictivo.

- ¿Por qué la predicción?
- Cada vez es más importante la predicción de los eventos, sobre todo ante el cambio climático. Hay una tendencia que marca que el patrón de precipitaciones irá variando y cada vez tendremos crecidas mayores, más violentas. Eso repercutirá en toda la cuenca: el transporte de sedimentos se verá incrementado y los embalses tenderán a colmatarse (reducir su volumen por los sedimentos) más rápidamente. Es sólo un ejemplo de que hay que estar preparados y predecir. Si no, los efectos pueden ser desastrosos. Es importante para eso tener estaciones de monitoreo continuo. El San Roque supo tener una estación que media calidad del agua pero estuvo dos años y fue retirada. No es algo costoso y serviría para predecir si habrá afloraciones de algas, por ejemplo. El San Roque tiene monitoreos mensuales, pero es insuficiente. Hace falta que sea constante y en tiempo real.

- En el mundo se han recuperado embalses contaminados. ¿Es posible con el San Roque?
- Sí. Un gran paso será sumar cloacas, sobre todo en Carlos Paz. El problema del San Roque es de relativa fácil solución porque no hay industrias, no hay una contaminación como la de Río Hondo impactada por las industrias azucareras y de cítricos. Aquí tenemos que reducir sobre todo el fósforo que aportan los efluentes cloacales. En el mundo hay muchos lagos que se han recuperado de eso. Pero hay que ponerse un plan y llevarlo hasta el final. Carlos Paz tiene un impacto importante porque está sobre el lago. El otro problema es la contaminación difusa que produce la ganadería en la región: hay que aumentar la capacidad de depuración de la cuenca hídrica. No hace falta prohibir las actividades rurales, pero sí regular, y generar humedales de autodepuración.

Un ojo en Los Molinos. Roció señala que después del San Roque es el más complicado. “El San Roque es el más complicado, pero de solución no tan compleja porque está bien identificada la fuente principal de contaminación: los efluentes cloacales. Los Molinos, que aún lo sigo modelando en hidrodinámica al igual que el San Roque, tiene un tipo de contaminación más difusa y quizás lleve más tiempo para trabajar sobre el uso del suelo en toda su cuenca. En ninguno de estos embalses hay una contaminación industrial, que sería aún más grave”, apunta.

Fuente:
Fernando Agüero, "Si hay un plan, recuperar el San Roque es posible", 19/04/17, La Voz del Interior. Consultado 19/04/17.

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