Hay
estudios para Córdoba que revelan que cuencas con vegetación
exótica brindan menos agua en invierno que cuencas similares con
vegetación nativa. Federico Kopta.
por
Federico Kopta
Todos
conocemos la cita atribuida al poeta cubano José Martí: “Hay tres
cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un
árbol, tener un hijo y escribir un libro”.
En
nuestra conciencia, está muy arraigado el concepto de plantar un
árbol como signo de trascendencia, de aporte al planeta, de regalo
para una próxima generación.
No
hay dudas de que los árboles nos brindan un sinnúmero de
beneficios: refugio, sombra, madera, frutos, fijación de dióxido de
carbono, protección del suelo, hábitat para aves… Pero, a veces,
la incorrecta selección de especies genera problemas que
contrarrestan estos beneficios y en algunos casos resulta
directamente perjudicial, como lo muestran diversos estudios
científicos, algunos de los cuales fueron realizados recientemente
en Córdoba.
Para
entender el tipo de perjuicios que puede generar una especie, primero
vale precisar que puede haber especies nativas o autóctonas, que son
aquellas que evolucionaron en la misma región geográfica donde se
encuentran, y especies exóticas o introducidas, que evolucionaron en
otra región o país.
Los
árboles nativos están ajustados a su ambiente, pues evolucionaron
en ese lugar. Están adaptados a su régimen hídrico, al tipo de
suelo e interactúan con otras especies de flora y fauna de su
comunidad, de tal manera que sostienen una importante diversidad
biológica.
Si se
foresta con especies nativas, no hay forma de equivocarse, pues
estamos devolviendo a un lugar las especies que le son propias. Esto
sucede si, por ejemplo, se foresta en la ciudad de Córdoba con
algarrobos y talas, y a nuestro bosque serrano (como el afectado por
los incendios) con molles.
Invasores.
¿Qué pasa si forestamos con árboles exóticos? Varias especies han
mostrado una notable capacidad de actuar como invasoras; esto es,
pueden reproducirse exitosamente, así ocupar amplios espacios y
desplazar las especies nativas. Tal es el caso del siempreverde o
ligustro, que en los alrededores de Río Ceballos ocupaba una
extensión de 41 hectáreas en 1983 y en la actualidad supera las
1.700.
Cualquiera
que haya recorrido un bosquecillo de siempreverde habrá podido ver
cómo logra desplazar las otras especies vegetales y cómo forma
bosquecillos casi puros, lo que reduce de manera drástica la
diversidad biológica local. Otras especies que han mostrado un
carácter invasor en Córdoba son la acacia negra, el paraíso, la
morera, el olmo siberiano, los pinos, la acacia blanca, el tamarisco,
el crateus, la zarzamora y la retama.
Hay
especies exóticas que muestran una excesiva demanda hídrica en
relación con las especies nativas. Entre ellas, se puede mencionar a
eucaliptos, pinos, álamos, morera y siempreverde. Hay estudios para
Córdoba que revelan que cuencas con vegetación exótica brindan
menos agua en invierno que cuencas similares con vegetación nativa.
Para una provincia con serias dificultades hídricas, el efecto no es
menor.
Otro
problema de algunas especies exóticas son los efectos alergénicos
para las vías respiratorias. Plátano, fresno, ligustro, ciprés,
pino y roble son especies con polen que afecta en forma estacional a
determinadas personas.
Los
pinos son especies exóticas muy utilizadas en Córdoba para su
aprovechamiento maderero. El problema, que vemos en esta época del
año, es que el pino es muy combustible ante los incendios
forestales, en particular si las forestaciones no fueron manejadas en
forma adecuada (por ejemplo, si no se eliminaron las ramas inferiores
para que las llamas no asciendan y formen un incendio de copa).
Hay
especies forestales exóticas con problemas importantes de fijación,
ya que, como se multiplican por estacas, tienen un sistema radicular
adventicio (con raíces secundarias superficiales), que las tornan
inestables. Álamos y sauces se encuentran entre ellas.
Un
aporte. Por los motivos expuestos y ante la notable regresión de
nuestros bosques nativos, 11 instituciones académicas, de
investigación o gestión de vida silvestre, organismos
gubernamentales y ONG constituimos el Colectivo por el Bosque Nativo,
desde el cual coincidimos en la necesidad de exigir al Estado una
política pública de forestación con especies nativas, que incluya
una inversión en educación forestal en todos los niveles
educativos.
El
primer producto del Colectivo por el Bosque Nativo es un informe de
41 páginas, elaborado sobre la base de cuatro sondeos técnicos
respondidos por 25 especialistas. El documento contiene listados de
especies recomendables, poco recomendables, desaconsejadas y
totalmente desaconsejadas.
Explicita
especies aptas para las distintas zonas agroecológicas y valora la
aptitud de especies nativas para la forestación en caminos, cortinas
forestales, protección de suelos, riberas, borde de alambrados y
veredas.
Fue
presentado a la Legislatura y el Ministerio de Agricultura, con
motivo del tratamiento del proyecto de ley forestando mi provincia,
como también ante la Secretaría de Ambiente, la Dirección
Provincial de Vialidad y el Ministerio de Educación.
Fuente:
Federico Kopta, Forestar sí, pero no de cualquier manera, 27/04/17, La Voz del Interior.
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