En enero pasado, el fenómeno dejó cuatro muertos y afectó al 80 % de la localidad; hoy, luchan por salir adelante.
por Fernando
Massa
Volcán, Jujuy.- Gustavo Vizuara camina por arriba de la casa de su abuelo. Va
y viene sobre esa capa de lodo seco, de dos metros de alto, que cubre
pasillos y habitaciones. Deambula entre discos, fotos, muebles,
libros y recuerdos ahí enterrados. La casa, en plena zona roja del
desastre, deberá demolerse al igual que toda esa manzana.
Una
cuadra más al sur, como todos los días desde que pudo volver a su
almacén, Elda Terán limpia entre lágrimas el barro depositado
sobre las botellas de gaseosas con las que se había abastecido para
el verano. Las tratará de vender a mitad de precio o las regalará.
No lo decidió aún. Sólo sabe que el subsidio no le alcanzará para
reponer todo lo que perdió. En un salón de la iglesia del pueblo,
con la ayuda de dos voluntarios santafecinos y dos mujeres del
Ejército, Nicolasa de Martínez acaba de organizar un almuerzo más
para los miembros de las distintas fuerzas que trabajan en la zona y
las 12 familias evacuadas que siguen ahí.
Cuadras
más allá, decenas de soldados con palas levantan el barro que
todavía se acumula en las calles, y otros tantos terminan de poner
en condiciones la escuela para que esté lista en el inicio del ciclo
lectivo.
A
poco de cumplirse dos meses del alud, ese mar de lodo, piedras y agua
que el 10 de enero pasado a la mañana bajó del cerro, cortó la
ruta 9, destrozó casas y dejó cuatro muertos, Volcán, un pueblo
jujeño de 1400 habitantes enclavado en la entrada de la Quebrada de
Humahuaca, empieza a mostrar otra cara: la de la reconstrucción. Ese
largo camino demandará meses.
Los
vestigios del desastre, sin embargo, permanecen ahí. Las casas y
comercios destruidos de cuatro manzanas, con su demolición completa
sentenciada en aerosol al lado de la puerta. Las marcas en las
paredes de aquellas que se salvaron y fueron limpiadas. El extenso
terraplén de lodo seco al norte de este pueblo que sepultó el verde
donde pastaban los animales. Las piedras al pie del cerro. El cráter
en el pavimento de la ruta 9, que obligó a desviarla. Y ese miedo
entre los pobladores cada vez que llueve, y les hace preguntarse si
otra vez bajará el "volcán", como le llaman a lo que trae
el alud y que dio nombre al pueblo.
"Hubo
tres situaciones que evitaron que esto fuera una tragedia mayor: la
alarma del pueblo funcionó, la evacuación se había ensayado, y
ocurrió de día", explica el mayor Fabián Torrengo, quien
estuvo al frente del Comité Operativo de Emergencia (COE) apenas
ocurrió el desastre.
En
ese entonces, la situación era dramática. Según detalla Torrengo,
en el badén, a la vera de la ruta 9, había siete metros de lodo y
piedras a lo largo de 500 metros. Y en la que fue declarada la zona
roja de desastre del pueblo, un metro y medio de barro cubría calles
y casas. El 80% del pueblo había sido afectado, unas 1000 personas
fueron evacuadas, la ruta 9 permaneció cortada durante seis días.
"En una primera etapa, el objetivo fue salvar vidas, restablecer
los servicios básicos, y recuperar bienes esenciales. Ahora, estamos
en la etapa de reconstrucción", dice Torrengo.
Vizuara
sabe que parte de esa reconstrucción significa la demolición total
de 42 casas -alrededor del 10% de las viviendas-, y entre ellas la de
su abuelo, una construcción de adobe levantada en 1945, después de
la gran inundación que sufrió el pueblo ese año. También sabe que
al ser parte de la manzana uno, al menos se le respetará la misma
fachada.
En un
rincón de esa casa, cuenta Vizuara, los bomberos encontraron,
hundidos en el barro y agarrados de la mano, los cuerpos de Elena
Zambrano, de 77 años, y su hijo Carlos, de 59, después de varios
días de búsqueda. Los otros dos muertos fueron un hombre de
nacionalidad belga y su pareja arrastrados por el alud.
Anticipación
Frente
a la escuela N° 17, el intendente de Volcán, Darío Chañi, dice
que la prioridad hoy es que el edificio, que no sufrió daños
estructurales, quede listo para recibir a los alumnos el primer día
de clases. Además, cuenta que tanto en enero como en septiembre del
año pasado había enviado notas al Ministerio de Infraestructura de
la provincia, que no tuvieron respuesta, para advertirle sobre los
dichos de los campesinos, que hablaban de grietas en lo alto del
cerro.
El
proyecto del gobierno provincial ahora es instalar seis defensas en
la Quebrada de los Filtros -donde ocurrió el alud- para que, en caso
de que vuelva a suceder, puedan ir frenando la caída y mitigar el
impacto en el pueblo. Las defensas deberían limpiarse todos los
años.
Dentro
de la escuela, Olinda Salas y Olga Mendoza, la portera y una de las
empleadas administrativas de la institución, cortan un pantalón de
jean con una tijera para darle una repasada más al piso. "Nos
quedamos sin trapos de piso, porque los tuvimos que pasar un montón
de veces para terminar de limpiar. Queda una especie de arcilla que
es muy difícil de levantar", cuentan.
Ahí,
a unos pasos, está Juan Carlos Colque, el director de la escuela
primaria. Dice que entre la primaria y la secundaria -una funciona a
la mañana y la otra a la tarde- suman unos 300 alumnos. Pero este
año, de los 140 que suelen asistir a la primaria sólo se anotaron
hasta ahora unos 100. "Afuera, el barro llegaba a un metro de
alto, pero por suerte la puerta resistió -dice-. Este año será muy
importante la contención de los chicos, buscar espacios de
recreación y diálogo más allá de la enseñanza directa".
Marcela
Ortega acaba de inscribir en la escuela a su hijo Baltazar, de 9
años. Sabe que para él significará una distracción después de
tanto estrés. "Cada vez que llueve él me dice: «Vamos mamá,
va a bajar el volcán»". Aquella mañana, cuando sucedió,
tuvieron que subir al techo de su vivienda hasta que los rescataron
muchas horas después. Perdieron todo: su vivienda y su restaurante
tendrán que ser demolidos. Ahora viven en la casa de un familiar.
Así se la rebuscaron muchos a la espera de la reconstrucción, o de
la apertura de unos contenedores-viviendas que envió la Organización
de las Naciones Unidas (ONU). "Con los soldados me saco el
sombrero", dice Marcela, antes de irse. Y con una sonrisa
muestra su esperanza de volver pronto a una vida lo más normal
posible.
Un
paraje al pie de la Quebrada
Volcán
forma parte del recorrido turístico de Jujuy
Declaración
En
2002, la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad a la Quebrada de
Humahuaca. Volcán es la puerta de entrada a ese atractivo turístico.
Economía
La
mayoría de los 1400 habitantes trabajan en la producción de cal.
Una menor proporción se reparte entre el empleo público y la
ganadería.
400 Viviendas
El
10 % de ellas serán demolidas como consecuencia del alud.
El
Ejército, detrás de las tareas de recuperación
Un
promedio de 100 militares trabajan contra reloj en el lugar.
Volcán,
Jujuy.- Entre las 8 y las 10 del 10 de enero, habían llovido en esta
localidad 170 mm, cuando la media anual es de 314 milímetros. Es
decir, en dos horas llovió el 54 % de lo que suele precipitar en un
año. Y desató el desastre. De la ladera de la Quebrada de los
Filtros bajó un mar de lodo, piedras y agua sobre Volcán. Además,
en otros dos pueblos cercanos, Bárcena y Tumbaya, cayó piedras en
uno, y agua en el otro.
Ante
la situación, el gobierno provincial decidió organizar un Comité
Operativo de Emergencias (COE) integrado por distintas entidades del
gobierno nacional y el provincial. Reunidos debajo de un árbol, en
medio del caos, la decisión fue entregarle el mando del COE al
Ejército. Así, la coordinación quedó a cargo del mayor Fabián
Torrengo.
Según
el militar, después de esa primera etapa enfocada en salvar vidas,
recuperar bienes esenciales y restablecer los servicios básicos, se
enfocaron en una "más específica y a largo plazo" como la
reconstrucción. "Ahora se está trabajando con el destechado de
las casas, lo que permitirá el derrumbe. Luego se sacarán chapas y
vigas, y se entregarán a los mismos propietarios para que dispongan
de ellas. La idea es llevar las construcciones nuevas a un estadio
superior -dice-. Además, otro grupo está realizando una evaluación
en la Quebrada de los Filtros para enviarle luego esa información a
los geólogos".
Por
día, hay un promedio de 100 hombres y mujeres del Ejército que
trabajan en Volcán. Uno de ellos, el soldado Carlos José Cañizares,
de 24 años, vivió una situación particular: su familia tiene su
casa y vive aquí. Cañizares estaba en el cuartel, en San Salvador,
cuando le llegó el llamado de un amigo. No se preocupó demasiado:
siempre baja agua del cerro. Pero la situación cambió cuando llegó
la llamada de su hermana, que estaba llorando.
Se
subió al primer camión que salió hacia allá. Con el barro hasta
la cintura logró llegar a su casa. Encontró a toda su familia:
estaban bien. Su padre, guiado por la intuición, había subido días
antes al cerro sus 40 vacas. Sólo perdió siete. Cañizares ya lleva
casi dos meses de trabajo aquí. ¿Cómo hizo para afrontar el día a
día? "Lo material va y viene -dice-. Acá si uno no trabaja no
sale adelante".
Fuentes:
Fernando Massa, Volcán: el pueblo que busca renacer luego de un trágico alud, 05/03/17, La Nación.
El Ejército, detrás de las tareas de recuperación, 05/03/17, La Nación.
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