Imagen satelital de la dañada planta nuclear de Fukushima Daiichi el 18 de marzo de 2011. Imagen DigitalGlobe |
Los
sobrevivientes de Fukushima viven con miedo por la salud de sus
familias e incertidumbre sobre su futuro. Siguen enfrentándose a
preguntas sin respuestas, incapaces de aliviar esa profunda sensación
de injusticia e ira.
Dos semanas
después del desastre nuclear, y durante seis años, desde Greenpeace
llevamos adelante investigaciones en el área contaminada. En el
último informe recolectamos información sobre las casas localizadas
de 30 a 50 km de la planta nuclear de Fukushima Daiichi. En algunos
de esos hogares, los habitantes aún reciben una radiación
equivalente a hacerse una radiografía de tórax todas la semanas. Y
esto asumiendo que están en las zonas “no contaminadas” porque
el 76 % del área afectada por el desastre aún tiene altos niveles
de contaminación.
A pesar de esta
situación, el gobierno liderado por Shinzo Abe, intenta levantar las
órdenes de evacuación de la ciudad y las áreas cercanas en marzo y
abril de 2017 y, en un año, terminar con las pensiones que reciben
las familias de la zona. Además quiere cancelar el apoyo a aquellos
que fueron evacuados de las regiones más contaminadas. Para estas
personas, dejar de recibir esta ayuda podría significar el retorno a
las zonas peligrosas de las que fueron evacuadas originalmente.
Las mujeres y los
niños son los más afectados por el desastre nuclear. Físicamente
son mucho más vulnerables a los impactos de la exposición a la
radiación. La evacuación rompió comunidades y familias enteras,
dejando a las mujeres y a los niños sin redes de contención,
recursos y protección.
A pesar de estas
condiciones adversas, las mujeres son la esperanza más grande para
lograr el cambio. Son marginadas tanto a nivel económico como
político pero también han estado al frente de las demandas de
cambio de gobierno y de la industria nuclear.
Las madres de
Fukushima se levantan contra las políticas y decisiones
paternalistas del gobierno para proteger a sus hijos y asegurarles un
futuro libre de energía nuclear y sucia. Están liderando
movimientos antinucleares, testificando en la corte, encabezando
retos legales y uniéndose para pelear por sus derechos.
Los desastres
nucleares como el de Fukushima (y el de Chernobyl) nos recuerdan los
peligros de la energía nuclear. En Fukushima la exposición a la
radiación todavía es una amenaza a pesar de la fallida
“descontaminación”.
Hoy se están
violando los derechos a la salud, a la vivienda y al medioambiente de
todos los sobrevivientes de Fukushima que aún siguen sufriendo seis
años después del desastre. El gobierno intenta minimizar los
efectos de la catástrofe a expensas de los sobrevivientes para
reactivar la industria nuclear en detrimento de otras fuentes limpias
de energía.
Fuente:
Lo que Fukushima nos dejó. A 6 años del desastre nuclear, 10/03/17, Greenpeace blog. Consultado 11/03/17.
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