lunes, 20 de marzo de 2017

Las secuelas nucleares del Brexit

Combustible nuclear gastado en Sellafield, Inglaterra

por Andrew Ward y Alex Barber

En la costa del noroeste de Inglaterra se encuentra el edificio más peligroso de Europa: la central nuclear de Sellafield, que contiene plutonio para fabricar 20.000 bombas nucleares. Es la mayor reserva mundial de plutonio civil acumulada tras décadas de reprocesamiento de combustible nuclear de centrales de Reino Unido, Alemania, Francia, Suecia y otros países.

Cuando los británicos votaron a favor de salir de la UE en junio, pocos eran conscientes de las implicaciones que tendría su decisión para esta pila mortal de material radiactivo y para su industria nuclear. Sin embargo, la regulación de la energía nuclear va a ser uno de los temas más difíciles y urgentes de resolver en las negociaciones del Brexit.

El plutonio de Reino Unido está supervisado por los inspectores de Euratom, el organismo paneuropeo que regula el uso de la energía nuclear y que controla de forma permanente las actividades en Sellafield. Sus 160 inspectores dedican el 25 % de su tiempo a las instalaciones británicas.

Pero la salida de Reino Unido de la UE implicará la retirada del país de Euratom. Y sin el control de Euratom, Reino Unido tendrá que establecer un nuevo régimen regulador para mantener las normas de seguridad y negociar docenas de acuerdos internacionales para seguir teniendo acceso a la tecnología nuclear.

Garantías
Rupert Cowen, especialista en energía nuclear de Prospect Law, un bufete de abogados londinense, dijo en una audiencia parlamentaria esta semana lo siguiente: "Si no podemos establecer garantías y otros principios que permitan el cumplimiento de las normas internacionales, la actividad y el comercio nucleares no podrán continuar".

En juego está no sólo la seguridad de Sellafield, sino también pilares fundamentales de la seguridad energética, la investigación científica e incluso la medicina de Reino Unido.

Las posibles consecuencias del fracaso -desde el cierre de las centrales nucleares hasta la falta de radioterapia para los pacientes con cáncer- parecen inverosímiles, pero llegar a una solución no será fácil.

Reino Unido deberá renegociar su relación con Euratom, crear un nuevo sistema de salvaguardia, contratar y formar al personal necesario para hacer el trabajo en una industria en la que hay escasez de personal cualificado y firmar hasta 20 acuerdos con otros países que no pertenecen a Euratom.

Todo esto deberá hacerlo antes de 2019, fecha en que está previsto que salga de la UE. Una válvula de seguridad es que siga formando parte de Euratom durante un período de transición, pero la UE exigirá que los tribunales europeos supervisen el acuerdo, lo que cruza una de las líneas rojas de la estrategia de negociación de Reino Unido.

Las ocho centrales nucleares de Reino Unido generan el 20 % de la electricidad que se produce en el país y está previsto construir seis más. La de Hinkley Point C se aprobó en septiembre y empezará a operar en 2025.

Las otras cinco están en diversas fases de planificación. Pero todas necesitan tecnologías de empresas extranjeras como EDF y Hitachi y Cowen dijo que la retirada de Reino Unido de Euratom pondría en duda su construcción. "Los constructores querrán estar seguros de poder obtener el combustible, los componentes y el personal que necesitan.

Si no hay acuerdos transitorios en vigor cuando salgamos de Euratom, no podrán estarlo".

También habrá que firmar nuevos acuerdos para las centrales existentes, que utilizan combustible y componentes importados en gran parte de Estados Unidos, por lo que será necesario firmar un acuerdo con Estados Unidos.

Un sustituto importante del régimen de Euratom sería un acuerdo bilateral con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), organismo que supervisa la seguridad nuclear a nivel mundial.

Los inspectores de la AIEA podrían reemplazar a los de Euratom en Reino Unido, pero puede que la agencia no quiera hacerlo porque tendría que dedicar menos personal al control en países conflictivos como Irán.

Yukiya Amano, director general de la AIEA, dijo al Financial Times que es posible firmar un acuerdo rápido con Reino Unido, pero que eso dependerá en gran parte de los avances en las negociaciones de Reino Unido con Euratom y la UE, que tendrán que realizarse primero que las de la AIEA.

Francia tiene mucho interés en mantener la cooperación con Reino Unido porque su empresa estatal EDF es el único operador de las centrales nucleares británicas y va a desarrollar la central Hinkley Point C.

Los líderes de la UE no querrán ser acusados de socavar la seguridad nuclear de Reino Unido ni de impedir el tratamiento del cáncer. Pero si el país sale de la UE sin un marco legal para la energía nuclear, ¿quién querrá correr el riesgo de enviar materiales para centrales nucleares al país?

El ministro de energía Jesse Norman ha insistido en que hay "vías claras" para establecer un nuevo régimen regulador.

Pero un experto en el sector nuclear ha declarado lo siguiente: "Tenemos que encontrar una manera de establecer nuevos acuerdos. Las consecuencias del fracaso son impensables".

Fuente:
Andrew Ward, Alex Barber, Las secuelas nucleares del Brexit, 05/03/17, Expansión.

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