Una investigación
sobre cómo afecta a la producción la presencia de suelos sódicos
indaga el motivo de las últimas anegaciones en terrenos rurales de
la provincia.
En una superficie
de cerca de tres millones de hectáreas de la provincia de Córdoba
se halló la presencia de suelos sódicos. Esta realidad, que se
manifiesta a distintas profundidades y presenta problemas a partir de
los 25 centímetros, tiene una marcada presencia en las zonas del
centro y el este provincial, donde están ubicadas Villa María y
Villa Nueva. En esta región, el tipo de suelos es el que mayor
superficie ocupa entremezclado con los terrenos más cultivables. En
efecto, en el departamento General San Martín se relevaron alrededor
de 90 hectáreas con el panorama descripto.
Los datos forman
parte del marco general de un trabajo que realizan investigadores de
la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) que busca
caracterizar los suelos sódicos, y por medio del cual se analiza
cómo se produce la exploración de raíces en estas tierras. La
cuestión, indagada en distintos lugares del mundo, tiene como
objetivo generar información y proponer con los resultados “una
ayuda para quienes deben tomar decisiones sobre la producción y el
uso adecuado del suelo, los sectores agropecuarios, ganaderos,
municipios e incluso el gobierno provincial”, adelantó la
directora del proyecto, Elena Bonadeo. La importancia de generar
respuestas para el sector productivo regional se debe a que, si bien
en otras regiones del mundo hay suelos con similares estas
características e investigaciones sobre el tema, la extrapolación
de información no siempre se puede hacer “tal cual se hizo” en
el lugar de origen.
“Para
solucionar nuestros problemas debemos estudiar nuestros suelos, con
sus climas, sus cultivos y los sistemas de producción. De ahí surge
la necesidad de generar información local, porque esta investigación
busca comprender cómo funcionan estos suelos y aconsejar su uso en
la forma más correcta”, asegura la investigadora.
Suelos sódicos
Los suelos en
general exponen determinadas características. Esto es, algunos
tienen exceso de sales o de sodio. En el primer caso, ocasionan
daños de importancia porque afectan la disponibilidad de agua,
puede haber toxicidad o una alteración del ciclo de nutrientes. En
tanto, los considerados sódicos son aquellos en los que, en un
principio, hubo exceso de sal y paulatinamente la fueron perdiendo.
Ello da lugar a que el sodio contenido en las aguas, al disolverse
en los suelos, sea arrastrado por el agua, “pero la materia
orgánica que tiene la capacidad de retener los nutrientes, retuvo el
sodio en ciertos sectores del terreno”, explicó Bonadeo.
Según la
investigadora, un suelo es considerado “normal” en sodio cuando
éste no llega al 1 %: “Pero, cuando el porcentaje supera el 15 %
estamos en presencia de un suelo sódico, no salino, porque la sal ya
no está. Eso tiene un gran impacto en el comportamiento del terreno,
ya que el sodio tiene la capacidad de hidratarse y hace que se altere
toda la estructura formando microporos”.
Uno de los
efectos que pueden generar los microporos es que el agua penetre muy
lentamente en la tierra y el suelo se anegue. “Los campos de esta
zona se inundan porque, de por sí, los suelos tienen esta
característica de la baja porosidad y son suelos mal drenados. Eso
genera, además de la anegación del terreno, que el agua se evapore
en vez de servir para los cultivos, y en los años secos lo que
sucede es que el suelo se pone excesivamente duro y restringe la
exploración de raíces”, detalló.
Señala además
que “este tipo de suelos no es apto para ciertos cultivos y son de
bajo rendimiento, como por ejemplo para la producción de soja o
maíz, pero sí son óptimos para producir pasturas como alfalfa o
sorgo para silo que sirven para la producción lechera”.
Fuente:
Fuente:
En las características del suelo buscan el origen de las inundaciones, 22/03/17, Comercio y Justicia.
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