martes, 17 de enero de 2017

El drama de Chabás: desde Navidad sufrieron cuatro inundaciones

Un pueblo sin respiro. En las últimas tres semanas cayeron 550 milímetros. Es la mitad de lo que suele caer en un año.

por Mauro Aguilar

Cruces y lápidas se reflejan en el agua. Los pasillos del viejo cementerio de Chabás están intransitables por el agua. La postal es desoladora. "Me vine a trabajar y tenía el agua en la puerta de casa, pero eso pasa. Lo peor es el cementerio. Tengo a mi hijo ahí y eso es lo que más me duele", cuenta María Pilar Encalado. Tiene 64 años y trabaja en el parador de ómnibus, sobre la ruta 33. No está triste. Se la ve más bien resignada. "Y qué voy a hacer si contra el agua no se puede", explica. Su historia es una más de las que lastiman al recorrer las calles de este pueblo chacarero ubicado 80 kilómetros al oeste de Rosario.

El domingo, después de que cayeran 130 milímetros en seis horas, el 75 por ciento de las calles quedó bajo agua. Algunos pobladores tuvieron hasta 50 centímetros de agua en las viviendas. Es la cuarta inundación que sufre la población en las últimas semanas: en Navidad, a fin de año, el día de Reyes y este fin de semana. Pero además el 4 de enero un granizo feroz castigó la siembra. Al menos 15 mil hectáreas, de las 33 mil que componen la comuna, fueron afectadas por los últimos temporales. En tres semanas cayeron más de 550 milímetros, la mitad de lo que cae habitualmente en la zona en un año.

Pablo González tiene 37 años. El agua lo golpeó por cuarta vez en pocas semanas. Su casa del barrio Centenario esta rodeada por el agua. Sale con un palo de escoba y espanta una víbora pequeña, pero que resalta por su color amarillo. Tiene tres hijos de 3, 6 y 9 años. El más chico es discapacitado. Los nenes y su esposa se fueron de su suegra. El es camionero y se quedó en su casa. "La cosa está bravísima. ¿A dónde voy a ir?", plantea. Dice que nunca demoró tanto en bajar el agua. La gente carga culpas sobre Sanford, un pueblo vecino que fue castigado por los temporales el año pasado y que intenta retardar el ingreso de las aguas que bajan desde Chabás. Eso generó ayer tensión entre los pobladores de ambas localidades.

El olor en las calles es pestilente. El agua corre con fuerza. Los vecinos armaron barricadas con bolsas de arena. Los chicos juegan, se ríen, un poco ajenos al drama. "Esto es un desastre. No nos explicamos qué está pasando", cuenta Roxana Zárate. Está en la puerta de su casa y no para de sacar agua de su casa. "Me entró en la cocina, en la pieza. Recién ahora está bajando", explica. Pasaron más de 30 horas. En la casa viven 7 personas. Cuatro son menores.

Una docena de personas que no tenían dónde alojarse fueron ubicados en el Club Huracán. Otras 100 personas se autoevacuaron en casa de amigos y familiares. Algunos recibieron incluso a personas desconocidas para pasar la noche del domingo. Una casa blanca, con la puerta verde y el adorno navideño todavía colgado, está vacía. En otra el panorama es similar: hay una imagen del Gauchito Gil en la puerta y algunas gallinas picoteando en una pequeña islita sobre el patio trasero. Los vecinos fueron evacuados. Rolando Silas está a pocos metros, pero pudo evitar que el agua entrara en su casa. "Nací en este casa. Tengo 61 años y nunca vi esto", asegura.

El drenaje de las aguas era un drama latente ayer entre los pobladores. En la comuna estimaban que quizás mañana podrían desagotarse por completo las calles. Pero había otro tema que inquietaba: la rotura de un caño que alimenta el tanque de agua potable del pueblo provocó que se contaminara, por lo que ayer la recomendación era no consumirla. Los estudios hoy definirán qué tipo de bacteria podría haber afectado el agua. Se temía que no pudiera utilizarse por una semana o quizás hasta 10 días, por lo que uno de los elementos vitales ayer era ése. Bomberos y rescatistas recorrían la comuna en piraguas para entregar bolsones de comida y bidones con agua.

El jefe comunal, Lucas Lesgard, es odontólogo. Dice que el agua llegó a la puerta de su consultorio y que entró en lugares donde nunca lo había hecho. Pone como ejemplo un comercio céntrico que funciona hace 70 años. Lesgard tiene 39 años y dice que es la primera vez que ve un panorama como el de este fin de semana. "El suelo no absorve un milímetro más", explica. En Chabás apuestan a un canal aliviador que, si el clima lo permite, podría terminarse en unos cuatro meses. Los vecinos exigen obras, pero ayer rogaban al menos por un guiño del clima. Un alivio que no encuentran desde que llegó Navidad. Ese día debieron levantar la mesa de apuro y archivar cualquier idea de celebrar. Desde ese momento todo es drama y angustia en este pequeño pueblo de 8 mil habitantes.

Fuente:
Mauro Aguilar, El drama de Chabás: desde Navidad sufrieron cuatro inundaciones, 16/01/17, Clarín. Consultado 17/01/17.

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