Nación y municipio prefieren trasladar los residuos de Dioxitek a Los Gigantes. Minería de la Provincia se opone a la idea. Estiman que el transporte de las 57 mil toneladas generaría resistencia social.
por Lucas Viano
Desde hace más
de 20 años, dos áreas de Córdoba conviven con un pasivo ambiental
grave heredado del proyecto nuclear nacional. La exmina de uranio de
Los Gigantes, en Punilla, dejó de funcionar en 1990, pero nunca se
realizaron los trabajos para remediar ese sitio que se encuentra en
las nacientes de ríos serranos.
En tanto, en
barrio Alta Córdoba, de la Capital, está el “chichón” de
Dioxitek: 57 mil toneladas de residuos nucleares, un enorme basural
industrial y radiactivo.
Este año parece
que esta deuda ambiental comenzará a saldarse si se materializan las
promesas de la Nación de comenzar con la remediación de la exmina
de Los Gigantes. Sin embargo, el destino del “chichón” parece
incierto.
Las opciones para
el sitio del barrio Alta Córdoba son dos: realizar un tratamiento en
el lugar o trasladar las 57 mil toneladas hasta Los Gigantes para
remediar todo junto.
La Comisión
Nacional de Energía Atómica (Cnea), responsable de la remediación,
se inclina por la segunda opción. Al menos ese es el proyecto que
presentó al Banco Mundial, entidad que financia los trabajos.
También es la opción que prefiere la Municipalidad de Córdoba.
Sin embargo, la
Provincia no está de acuerdo con esa idea. “La Secretaría de
Minería de la Provincia no acepta que se trasladen las 57 mil
toneladas del predio de Dioxitek hasta Los Gigantes. Es el consejo
que les voy a dar al ministro y al gobernador”, indicó Aldo
Bonalumi, secretario de Minería de Córdoba.
Para Bonalumi no
tiene sentido movilizar desechos a un lugar más alto por más que se
encapsulen y se den todas las garantías de seguridad. Además, puede
generar resistencia entre los vecinos de la Capital y de las
localidades por donde deberían pasar los camiones con la carga.
GRÁFICO. El impacto en la zona
Julián Gadano,
subsecretario de Energía Nuclear, aseguró que la Cnea asumirá la
responsabilidad técnica de la remediación, a pesar de que no son
residuos generados por ese ente nacional. “La decisión sobre qué
hacer con los residuos no depende exclusivamente de la Cnea. Será
acordada entre las tres partes: la Cnea, la ciudad y la provincia. Y
se avanzará con la metodología elegida, sea cual sea”, comentó.
Por su parte,
Sebastián Roca, subsecretario de Ambiente de la Municipalidad de
Córdoba opinó que la mejor opción es trasladarlos a Los Gigantes.
“El volumen que hay en Alta Córdoba tendría una incidencia mínima
en la cantidad que debe remediarse en Los Gigantes. Y evitaríamos
dejar un pasivo ambiental dentro de una zona urbana”, indicó.
Raúl Montenegro,
presidente de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente
(Funam) que ha seguido de cerca el tema, sostuvo que trasladar las 57
mil toneladas de residuos a Los Gigantes o a otro lugar es un absurdo
técnico de alto riesgo ambiental y sanitario.
“La única
opción es encapsular los residuos en el lugar para que dejen de
contaminar y vigilarlos indefinidamente. Primero, debería realizarse
una auditoría radiológica y de metales pesados independiente, en el
predio y en el barrio”, comentó.
Allá arriba
Sobre la
desactivada mina de Los Gigantes la situación es más clara.
Bonalumi indicó que la Cnea ya está trabajando aunque de manera muy
lenta. “El mayor riesgo es que pueda haber alguna contaminación
hídrica, pero no será radiactiva sino con sustancias ácidas, como
la que hubo en algún momento”, aseguró.
Para Bonalumi,
gran parte del sitio se fue autorremediando por los años que pasaron
desde el cierre de la mina. “Queremos que la remediación esté
lista antes de que termine esta gestión, dentro de tres años”,
remarcó.
Gadano aclaró
que el proceso ya comenzó: “Se están haciendo los estudios para
conocer cuál será la mejor técnica a aplicar. Se trata de tres
propuestas de ingeniería que la Cnea está trabajando junto a la
Secretaría de Minería de la Provincia para evaluar el mejor
proyecto. Las tareas de remediación comenzarán este año”,
precisó.
Según los
documentos disponibles en el Banco Mundial, la idea es realizar un
tratamiento químico de los 120 millones de litros de líquidos del
dique principal para reducir la carga de contaminantes y luego
evaporarlos.
El dique vacío
se rellenaría de rocas, estériles y marginales de las canteras (1,6
millones de toneladas), además de arena. Luego se lo
impermeabilizaría para evitar la erosión y el contacto con los
cursos de agua.
En este dique
también se depositarían los desechos provenientes de la empresa
estatal Dioxitek. Si se aplica esa opción, se estima que se deberían
realizar 27 viajes diarios desde la Capital, durante unos siete
meses, con camiones de 15 toneladas de capacidad para completar el
traslado.
Para los 2,4
millones de toneladas de colas de mineral de la mina se construirían
uno o varios diques que contengan estos sólidos y que eviten que
lleguen hasta los cursos de agua. También se analiza realizar una
reforestación e implantación de pasturas autóctonas que impiden la
erosión eólica e hídrica del área.
Audiencia pública
Bonalumi confirmó
que este proceso requiere de un informe de impacto ambiental y de
audiencia pública. Montenegro coincidió en que la remediación
requiere de esos dos pasos.
En su momento, el
Banco Mundial le exigió a la Cnea la creación de un Foro Social
para involucrar a la sociedad civil. “Cuando se creó el foro
social funcionó de manera orgánica y permanente. Hace cerca de 10
años pedimos la documentación, pero nunca nos dieron nada. Como
nunca obtuvimos información, quedó desactivado”, indicó José
Vélez, coordinador de ese foro social.
Fuente:
Lucas Viano, El destino del “chichón” nuclear es incierto, 31/01/17, La .Voz del Interior. Consultado 31/01/
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