por José Luis Aguirre
Al Gobernador de la Provincia. A los Legisladores que deciden este 28 de Diciembre el destino de nuestro Monte Nativo cuando se vote ley de bosques. Al pueblo de Córdoba en general:
Que el sonido del
viento entre las ramas y la siesta que pronuncian las chicharras
desde los Talares atraviese todas tus murallas y acaricie al niño
que llevás dentro, para que sientas el barro que nos viene de andar
la inocencia, descalzos, hasta la esencia misma que nos aúna con la
Madre.
Ojalá el fresco
de la noche, que sostienen los grillos y las flores con su aroma, te
despeje los sentidos, la mirada y la conciencia, para que, desde el
misterio de lo que no entendemos, reinado de la Serpiente,
Atajacaminos, Lechuzas y Zorritos, hasta el simple hombre o mujer que
eres, te preguntes: ¿Para qué más negociado? ¿Para qué más
destrucción? ¿Qué más habré de llevarme de este mundo que no sea
el cariño sincero y la belleza?
Que la luz de los
trinos de los pájaros desalojados del Churly se te atraviese por el
camino y te despeine la ternura y te despierte la inteligencia para
saber que el círculo de la piedra que hoy arrojamos al estanque
alcanzará a las generaciones venideras y por lo tanto a vos mismo en
lo futuro, “En el Hijo se puede Volver, Nuevo” dijo el Poeta.
Que cada sutil
movimiento de las raíces y el olor de los yuyos, que el dulzor de
las abejas y el esquivo mirar de la gente del campo, que la gracia de
una mariposa, del más mínimo ser que habita el monte, te enamoren,
te magien el corazón, te detonen la humanidad, la humildad de saber
que la plenitud no se alcanza en acumular si no en sembrar amor para
todo lo existente, así ya no tengamos que vernos en ninguna
movilización entorpeciendo el tránsito de las ciudades y el
comercio peatonal, así ya no tengamos que enfrentarnos cuando
avancen las topadoras, agobiados por el calor y el mal año que
traemos encima.
Ustedes tienen el
poder y la responsabilidad, como gobernantes, de defender lo que nos
queda de verde autóctono. Nosotros, como Pueblo, debemos reaccionar.
La inacción nos hace cómplices de la muerte y la destrucción.
Ojala dejemos de ser los once gatos locos de siempre, ojalá todas
las partes se activen, cada uno desde su lugar, desde un pequeño
gesto, investigando, preguntando de qué se trata, desde una oficina
o desde un aula educando, no se ama lo que no se conoce, en el
almacén, desde el arte, en cualquier esquina, en los diarios y
noticieros, desde un puesto público…
El Río siempre
vuelve a su cauce, como la vida. No la obstruyamos, dejemos que siga
su rumbo como es, libre, diversa, como venía siendo hasta nosotros.
La tierra ha vivido milenios sin la presencia humana antes de
cobijarnos en su vientre y seguirá haciéndolo cuando ya no estemos,
cuando se haya sacudido aquello que la estaba dañando. Luchemos por
nuestra propia supervivencia. El Ser Humano no puede existir sin
ella.
Que la Madre
Tierra ilumine el sentir de quienes deciden y decidimos el destino de
lo que nos queda de bosque nativo en la provincia de Córdoba. Ojalá
sea para bien de lo que importa, para bien de la inocencia.
Desde las sierras
de Córdoba, José Luis Aguirre y Familia.
PD: El 28 nos
vemos.
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