por Daniel Díaz
Romero
La madre de
todas las batallas ambientales en Córdoba, se está librando desde
hace semanas en oficinas de Casa de Gobierno.
Los empresarios
ganaderos del norte cordobés a través de CARTEZ -la entidad que los
nuclea- están presionando desde hace unos meses para que se apruebe
una modificación a la Ley de Bosques (Ley 9814) en la que el
desmonte de bosques nativos en zonas actualmente protegidas sea
legal, con la intención de desarrollar la ganadería intensiva y
sembrar pasturas exóticas para alimentar a su ganado.
Para ello,
utilizarían el rolado, una técnica que se vale de maquinaria
similar a las aplanadoras pero con púas que van pasando por arriba
del monte y de esa forma van quebrando todo lo que encuentran a su
paso, “limpiando” el área de arbustos y rompiendo el suelo para
sembrar pasturas exóticas.
"El ecosistema no soportará ese ritmo de producción"
Al ser
consultado, el biólogo Fernando Barri, Doctor en Ciencias Biológicas
que se desempeña como Investigador del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), indica que el
proyecto difundido por CARTEZ “implica ganadería intensiva en un
ecosistema que no soportará ese ritmo de producción, ya que
pretenden incorporar muchas cabezas de ganado por hectárea con el
argumento falaz que los bosques sobrevivirán ya que dejarán algunos
árboles en pie. Por supuesto, todo eso es una falacia,” afirma el
especialista.
Fuentes
consultadas por Sala de Prensa Ambiental que están participando en
la Mesa Chica de discusiones para modificar la Ley- y que pidieron no
ser identificadas- confirman que la disputa central de hoy es muy
simple: los ruralistas quieren lograr su objetivo de obtener un
permiso legal para realizar desmontes selectivos presionando al
gobierno provincial por estas vías: o modifica el mapa de protección
de los bosques para que las regiones rojas pasen a amarillas y puedan
utilizar el rolado, o les permiten utilizar este sistema de rolo en
la categoría roja, con lo que cual Córdoba seguiría violando los
Presupuestos Mínimos establecidos por la Ley nacional de Bosques
Nativos.
El uso del rolado puede traer gravísimos problemas
En las oficinas
de Casa de Gobierno, desde hace unos meses en estricto silencio están
decidiendo el futuro del rincón que atesora la mayor biodiversidad
de la provincia: el arco noroeste cordobés y sus 400.000 hectáreas
de bosque nativo bien conservado. Por eso, desde el año 2010, la Ley
de Bosques estableció una franja muy importante de ese territorio
como zona Roja, es decir una categoría que prohíbe todo tipo de
desmontes.
Se trata de un extenso ecosistema que ha resguardado la vida y la cultura campesina transmitida durante generaciones en los montes del chaco árido provincial. Familias que sin el bosque no podrán seguir viviendo allí.
Se trata de un extenso ecosistema que ha resguardado la vida y la cultura campesina transmitida durante generaciones en los montes del chaco árido provincial. Familias que sin el bosque no podrán seguir viviendo allí.
En aquella
región en disputa, el cruzdelejeño Miguel Barreda, reconocido
Ingeniero Agrónomo del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) coordina un proyecto para el Manejo de Bosques
con Ganadería Integrada. El Plan del INTA se extiende desde Villa
María de Rio Seco hasta Villa Dolores, la franja boscosa que
contiene al ecosistema del chaco árido cordobés.
Barreda, al ser
consultado por Sala de Prensa Ambiental opina que “la opción para
el noroeste no es el desmonte, tampoco la implantación de pasturas
exóticas sino que hay otras alternativas que van desde la
apicultura, la recolección de frutas y de distintos tipos de
alimentos, la articulación con diferentes tipos de organizaciones
familiares y campesinas”.
Al plantear sus
discrepancias con el proyecto presentado por los ruralistas, el
especialista del INTA explica que “el Manejo de Bosque con
ganadería integrada no es una cuestión que habilita a simplificar
el ecosistema solamente pensando en la ganadería bovina. Por eso, no
creemos que un cambio de Categoría de los bosques nativos (de Roja a
Amarilla o el permiso del rolado en áreas Rojas) sea lo que haya que
hacer”, afirma Barreda y agrega que “también deduzco que los
grandes productores quieren obtener más ganancias en sus campos pero
tenemos que analizar la sustentabilidad, a mediano y largo plazo, en
un contexto de cambio climático. Por eso, un proyecto como el de
CARTEZ no viene siendo la herramienta adecuada: el desmonte y la
simplificación con árboles y pasturas solamente, no ha sido
sustentable. Cuando sufrimos una sequía grande, hace 5 años,
productores grandes y chicos tuvieron que achicar stocks ganaderos
porque la producción de la cantidad de pasto esperada por esa
pastura exótica no se dio y tuvieron que vaciar los campos.
Homogeneizar una zona con el rolado para un solo tipo de manejo del
bosque nos va a traer gravísimos problemas”, afirma el experto del
INTA.
El biólogo
Fernando Barri, indica que “los grandes empresarios rurales
pretenden que se incorpore el rolado, con lo que dejarían algunos
árboles aislados pero arrasarían con todos los arbustos y toda la
vida que compone el suelo nativo para implantar hierbas nativas de
África o del sur de Asia”.
Miles de vacas en un pseudo bosque
En el ecosistema
del noroeste cordobés conviven diferentes estratos: diversidad de
especies de árboles -chañares, quebrachos y algarrobos- mezclados
con arbustos -como garabatos y churquis- y, por debajo de ellos,
pasturas nativas. También, especies animales como corzuelas, pumas,
chanchos del monte, además de abejas y demás insectos. Todos
conviviendo en un ecosistema. Hasta ahora, las vacas con un sistema
de producción extensivo, interactúan en él.
Pero la situación
cambia drásticamente cuando entra un tractor con un rolado -cilindros pesados con púas que van rompiendo el suelo y sólo deja
algunos árboles de gran porte- porque arrasan todo lo que está
debajo. Es decir, reducen la biodiversidad, destruyen el hábitat de
mamíferos, aves, insectos y demás para sembrar pasturas
megatérmicas.
Al respecto,
Barri señala que “en definitiva, los empresarios no quieren seguir
haciendo ganadería extensiva, sino comprar este paquete tecnológico
para el negocio, similar a la manera en que los sojeros compran el
combo de la soja transgénica”.
El ingeniero
Barreda sostiene que “la consigna de manejar bosques con ganadería
no debe implicar miles de vacas dentro de un pseudo-bosque. Tiene que
ser bosque con ganadería, pero además, en la región ya existe un
modo de producir que valoriza la producción regional que desarrollan
las familias campesinas” tras lo cual agrega que “el proceso de
“pampeanización” ya se viene haciendo en el noroeste desde hace
muchos años y nosotros creemos que ese proceso es lo que se ha
llevado puesto caminos, cuencas y no nos ha ido bien con eso”.
El biólogo Barri
indica que “la cría de ganado siempre se ha hecho en la región y
eso no ha afectado, en general, al ecosistema y su necesaria
biodiversidad. Es más, está demostrado que donde se ha hecho
ganadería extensiva el monte aún sigue en pie y donde se intentó
hacer actividad intensiva terminaron transformando esos lugares en
peladales y desiertos. Pareciera que los ruralistas quieren volver a
cometer el mismo error porque el ecosistema del chaco árido no
permite un sistema de producción como el que ellos quieren. Hay
limitaciones del suelo y condicionamientos hídricos entre otros
aspectos pero los empresarios ganaderos proponen llevar a la región
al límite de productividad; van a quebrar el equilibrio ecológico
por su ambición y vamos a tener problemas”.
La pérdida de familias campesinas es agrandar el desierto
El agrónomo
Barreda, en tanto, advierte que “es el Estado quien tiene que
brindar una mirada sobre el uso del suelo.
Lo que ha pasado con los suelos en la zona centro después de la sojización o lo que sucedió en el sur con la elevación de las napas freáticas a 50 cm de la superficie son cosas que nos tienen que llamar a reflexionar sobre los manejos a gran escala, porque si no, son los mismos gobiernos los que tienen que salir a rescatar las pérdidas producidas en los campos más productivos de la provincia, como los de la región de Marcos Juárez”.
Lo que ha pasado con los suelos en la zona centro después de la sojización o lo que sucedió en el sur con la elevación de las napas freáticas a 50 cm de la superficie son cosas que nos tienen que llamar a reflexionar sobre los manejos a gran escala, porque si no, son los mismos gobiernos los que tienen que salir a rescatar las pérdidas producidas en los campos más productivos de la provincia, como los de la región de Marcos Juárez”.
En la región que
los ruralistas ganaderos pretenden intensificar su producción se
concentra la mayor proporción de campesinado de la provincia.
Los desmontes
generan un impacto sobre estas familias que han subsistido con sus
producciones de cabras, ovejas, miel y leña, durante años.
“Lo cierto es
que el desierto comienza cuando no hay gente y la pérdida de una
familia campesina es agrandar el desierto, por más ingresos que le
genere a la provincia y si nosotros estamos preocupados por la
cuestión del hábitat, del éxodo y la migración tenemos que hacer
que las familias campesinas sigan quedándose en los bosques
nativos”, concluye el agrónomo Barreda.
Más fuentes que
están participando de la Mesa de discusión para la modificación de
la Ley de Bosques, consultadas por Sala de Prensa Ambiental,
aseguraron que el gobierno provincial es consciente que acusa un
desprestigio importante en este tema, por lo que su estrategia es que
cuando la información sobre las modificaciones a la Ley de Bosques
salga a la luz, las reformas ya estén aprobadas para que el costo
político sea menor que con una presión social basada en
informaciones de lo que se está discutiendo en estos días.
Fuente:
Daniel Díaz Romero, Alerta roja: Avanzan las modificaciones a la Ley de Bosques en Córdoba, 24/10/16, Sala de Prensa Ambiental.
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