por Enrique Müller
El estado
federado de Renania del Norte Westfalia, el más poblado de Alemania
y que tiene fronteras con Bélgica y Holanda ha comenzado a comprar
millones de tabletas de yodo que deben ser repartidas entre la
población, ante la eventualidad de una catástrofe nuclear en dos
reactores belgas. La medida fue confirmada por una portavoz del
ministerio del Interior del land a la agencia alemana de prensa, DPA.
Según la
portavoz, el Gobierno regional ha decidido comprar 21 millones de
tabletas de yodo que serán repartidas a las oficinas de protección
civil. La compra es la más reciente reacción de las autoridades del
land al peligro que acecha a la población, cerca de 18 millones de
personas, a causa de dos reactores nucleares belgas, Doel y Tihange,
que tienen un largo historial de fallas técnicas.
El Gobierno
regional apoyó recientemente una querella presentada por la ciudad
de Aachen que solicito el cierre de la central de Tihange, ubicada a
unos 70 kilómetros de la ciudad alemana, una medida que también
solicitó el embajador alemán en ese país en el mes de abril
pasado, pero las autoridades belgas aún insisten en mantener en
funciones el reactor.
La preocupación
del Gobierno regional alemán también es compartida por las
autoridades holandesas a causa de la serie de fallas técnicas que ha
registrado la central nuclear de Doel, cuya vida útil fue prolongada
hasta 2025 por el gobierno belga. Pero el reactor ubicado en las
cercanías de Amberes se ha convertido en un dolor de cabeza
permanente para los organismos de seguridad.
El anuncio de la
compra de 21 millones de tabletas de yodo, que deben ser distribuidas
sobre todo entre las mujeres embarazadas y los niños, dejó al
desnudo un problema que fue calificado por el periódico Die Welt con
una frase lacónica. “Existe un gran miedo en Renania del Norte
Westfalia a causa de las averías de los reactores belgas”. señaló
el periódico en su página digital. “El miedo es a causa de la
posibilidad de una catástrofe nuclear”.
La reserva de
pastillas de yodo que se utilizan para disminuir los efectos de la
radiación en el cuerpo humano, está prevista para ser distribuida
entre la población que vive en un radio de 100 kilómetros de
distancia de los reactores belgas.
Las centrales
nucleares de Doel y Tihanga, las más antiguas de Bélgica, cubren el
55 % de las necesidades eléctricas del país. Pero las dos centrales
también gozan del incierto privilegio de estar clasificadas como las
“menos seguras” del mundo, según organizaciones ecologistas
belgas y alemanas.
Un informe de la
Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) reveló que Bélgica
detenta el récord mundial de “detenciones no planificadas” de
sus centrales nucleares, una forma elegante para señalar que las
averías en sus reactores representan un peligro para el país y sus
vecinos alemanes y holandeses.
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Fuente:
Enrique Müller, El Estado alemán de Renania se prepara para un posible accidente nuclear, 07/08/16, El País.
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