viernes, 27 de mayo de 2016

Un año alentador para el río Atuel

Una acumulación record de nieve tras un ciclo lluvioso.

Las áreas de cabecera de los ríos Atuel y Diamante registran la mayor acumulación de nieve de la década. En la cuenca media y baja, las lluvias han sido abundantes. En Mendoza prevén el fin de la emergencia; en La Pampa, el reverdecer de los humedales.

Tras una sucesión de más de cinco años de caudales pobres y ciclos secos, el panorama hidrológico se muestra auspicioso para los ríos Atuel y el Diamante. Las acumulaciones de nieve en las cabeceras son las más abundantes de la década. Sumado a ello, un ciclo de muchas lluvias permitió que el ingreso del Atuel a territorio pampeano no se cortara en el verano. Con la llegada de los caudales invernales, el verde volverá al castigado oeste pampeano. Un especialista dará una charla esta tarde sobre los bañados del Atuel y del Salado.

Esta temporada ha sido bastante particular en torno a las nevadas”, publicó ayer el periódico mendocino “Diario de San Rafael”. Fueron tan abundantes que asombraron desde temprano a los mendocinos y principalmente a los sureños, “quienes pudieron ver desde el mes de abril muchas montañas nevadas”.

El fenómeno nivológico ha generado números interesantes en la zona de nacimiento de los ríos, y los balances del Departamento de Hidrología marcan que en la zona de Laguna del Diamante y del Atuel “la acumulación nívea se encuentra entre las mejores de la década”.

En la Laguna del Atuel hay un equivalente de 628 milímetros de agua nieve. Solo en 2008 se registró tanta acumulación de nieve en las nacientes del Atuel. En relación a la media histórica diaria, este año la Laguna del Atuel está a un 378 por ciento por encima de lo habitual, que suelen ser 166 milímetros.

Diamante
En lo que respecta a la Laguna del Diamante, la situación también presenta un panorama bastante particular, ya que para esta temporada presenta una acumulación nívea de 200 milímetros. Así como sucede en la Laguna del Atuel, en la del Diamante también se dan los mejores promedios de la última década, apenas por debajo del 2008 pero por encima de 2005, dos de los años con mejores rendimientos de la década.

En relación a la media histórica, los números de las nacientes del Diamante marcan que este año están al cuádruple, ya que para esta época suele haber 46 milímetros, lo que significa un 405 por ciento por encima de las marcas habituales.

El Diamante es otro río que, al igual que el Atuel, integra la cuenca del Desaguadero. Si bien su cauce no llega a nuestra provincia, sus aguas descargan en el cauce del río Salado - Chadileuvú e ingresan a La Pampa a través del límite entre Mendoza y San Luis.

Con estos números no es descabellado pensar que esta temporada finaliza la crisis hídrica”, elucubró el diario sanrafaelino.

Bañados
El Atuel y también el Salado alimentan una sucesión de humedales en el centro oeste pampeano conocidos como “Bañados del Atual” y “Bañados del Salado”, respectivamente. Los últimos años han sido duros para esta zona debido a los escasos escurrimientos de ambos cursos y al “fuerte control antrópico”, que se ejerce en provincias como Mendoza y San Juan, explicó el investigador Pablo Dornes, que esta tarde brindará una charla sobre estos ecosistemas.

Para los bañados del Atuel el panorama es más auspicioso en esta oportunidad que en años anteriores a raíz de las abundantes precipitaciones que ocurrieron en su cuenca -tanto en Mendoza como en La Pampa-, al punto que este verano el ingreso del río a territorio pampeano no se cortó. “Si bien fueron caudales atenuados, del orden de 2 a 4 metros cúbicos por segundo, entraron durante todo el verano, algo que hacía mucho que no ocurría”, relató Dornes en una entrevista con “El Faro, un programa de ciencia”.

Ahora que al parecer van a entrar los escurrimientos invernales quizá se activen un poco más los humedales respecto a lo que estábamos teniendo en los últimos 5 ó 6 años”, vaticinó.

En cambio en el Salado- Chadileuvú, la situación es “alarmante, muy preocupante”, indicó Dornes. Sus caudales son tan bajos que los tenores salinos exceden largamente los de las aguas marinas y los hacen totalmente incompatibles para cualquier tipo de actividad productiva e incluso para parte de la vegetación. “Están en el orden de 60 gramos por litro, es decir, inservibles para cualquier uso”, remarcó.

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