sábado, 13 de febrero de 2016

Tras la furia del agua, el alud de la política

Las postergaciones en las obras por supuesta falta de fondos ocurrieron en paralelo con cinco campañas electorales en las que se gastaron cifras escandalosas.

por María Virginia Guevara

Para entender por qué en Sierras Chicas no hay una sola obra de reconstrucción terminada, no alcanza sólo con recordar la descomunal furia del agua que hace un año arrasó ocho vidas, más de 200 casas, 10 puentes y miles de sueños. Hay que mirar, también, el despiadado alud de barro institucional, especulaciones políticas cruzadas, mentiras e indolencia que se abatió después sobre esa zona devastada y dolorida.

Todo eso ocurrió en paralelo con cinco campañas electorales en las que se gastaron cifras escandalosas para proclamar buenas intenciones y promesas, mientras las obras se demoraban mucho más de lo entendible, por supuesta falta de fondos. No sólo se distrajeron recursos por las sucesivas campañas: también se dispersaron muchos funcionarios, y otros tantos intendentes se quedaron sin recursos y sin gestión, desbordados frente a demandas urgentes.

Del Gobierno nacional de entonces, los habitantes de Sierras Chicas recibieron, antes que nada, desprecio. La tragedia asolaba y no hubo ni mensajes de condolencia desde el entorno de Cristina Fernández. A cada momento se percibió un cálculo espurio de costos políticos: la idea de que semejante aluvión se llevaría las aspiraciones de José Manuel de la Sota se hizo palpable en cada gesto surgido desde la Casa Rosada. A los habitantes de Sierras Chicas, los ignoraron de manera sistemática.

Cuando la presión política obligó a la Nación a dar una respuesta, lo que llegó fue una promesa que nunca se cumpliría: un crédito del 
que sólo se ejecutó la quinta parte en el mandato kirch­nerista. Esa novela por los fondos que recién llegaron días atrás duró meses, y hasta incluyó un plantón de los intendentes de Sierras Chicas del lado de afuera de las rejas de Casa Rosada. La indignación nunca dejó de crecer en la zona.

En Córdoba, el gobierno de José Manuel de la Sota hizo uso y abuso de esa desidia nacional. Dos días después del aluvión, una cuidada campaña publicitaria sostenía que Córdoba estaba de pie, pero la publicidad fue más intensa que las obras.

En el último trimestre del año pasado, el ritmo de los trabajos disminuyó en forma abrupta, por falta de pago a las empresas contratadas.

Todas las partes involucradas en la reconstrucción afirman que las perspectivas cambiaron el 10 de diciembre: tras asumir, Juan Schiaretti recompuso la cadena de pagos, y luego el presidente Mauricio Macri envió en un desembolso los 440 millones que no alcanzarán para todo lo que falta, pero que ya reactivaron varios frentes de obra. Cuándo se reactivará la confianza entre los vecinos de Sierras Chicas, es algo mucho más impredecible.

Fuentes:
María Virginia Guevara, Tras la furia del agua, el alud de la política, 13/02/16, La Voz del Interior.
La obra surrealista que ilustra esta entrada se titula "El dolor de la inundación", del artista mexicano Faustino Franco Ramón. Exhibe el dolor de dos personajes que representan al pueblo Tabasqueño (México) que fue azotado por una catastrófica inundación en 2007.

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