jueves, 18 de junio de 2015

Laudato si: en defensa de los aborígenes y del acceso al trabajo

En su encíclica "verde", Francisco subraya que "la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados" y afirma que "ayudar a los pobres con dinero debe ser una solución provisoria" ya que hay que darles "una vida digna a través del trabajo".

por Elisabetta Piqué

Roma. Como siempre atento a los últimos, en la encíclica Laudato si, sobre el cuidado de la casa común, en la que sale a recordar la importancia del acceso al trabajo, Francisco, el primer papa latinoamericano, sale en defensa de los aborígenes.

En todo el documento, pero especialmente en el capítulo IV, titulado "Una ecología integral", asegura que es indispensable prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. "No son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios", dice.

"Para ellos, la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan", agrega.

"Sin embargo, en diversas partes del mundo, son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos y agropecuarios que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura", denuncia.

En defensa del acceso al trabajo
Por otro lado, en el capítulo III, titulado "Raíz humana de la crisis ecológica", destaca que los hombres "estamos llamados al trabajo desde nuestra creación". "No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal", indica.

"En este sentido, ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo. Pero la orientación de la economía ha propiciado un tipo de avance tecnológico para reducir costos de producción en razón de la disminución de los puestos de trabajo, que se reemplazan por máquinas. Es un modo más como la acción del ser humano puede volverse en contra de él mismo. La disminución de los puestos de trabajo «tiene también un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del 'capital social', es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad, y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil »", agrega, citando la encíclica Caritas un veritate, de Benedicto XVI. "Dejar de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para la sociedad", asegura, más directo que nunca.


Fuente:
Elisabetta Piqué, Laudato si: en defensa de los aborígenes y del acceso al trabajo, 18/06/15, La Nación.

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