miércoles, 25 de febrero de 2015

Crónica de una inundación anunciada

Nuestras sierras, en particular, están experimentando un aumento desmedido de urbanizaciones que no responden, en su gran mayoría, a necesidades habitacionales.

por Diego Gurvich y Federico Kopta

En enero de 2014, las Sierras Chicas eran noticia en los medios; pero no por las lluvias, sino por la sequía que afectaba a miles de personas. Hoy, a sólo 13 meses, vivimos un panorama diametralmente opuesto.

El primer análisis que se hace de estos eventos es simplista: no llueve o llueve mucho. Sin embargo, las herramientas y la información que disponemos como investigadores nos llevan a realizar análisis un poco más complejos. Y allí la historia no es tan sencilla.

En principio, cabe la pregunta: ¿cuán naturales son los fenómenos que están sucediendo? La respuesta no es fácil. Registros climáticos del pasado reciente (último siglo) e incluso más antiguos indican que este tipo de eventos (llamados eventos extremos) siempre han sucedido.

Sin embargo, por otro lado, muchos científicos advierten que una de las principales consecuencias del cambio climático (que predice un aumento de la temperatura) será el aumento de la intensidad y frecuencia de este tipo de eventos. Y parece que la realidad confirma esta predicción.

Otra arista de esta historia es la transformación del territorio por parte del hombre. La provincia de Córdoba, tanto en las Sierras como en el llano, ha sido transformada por completo en el lapso de los últimos 100 años.

Los bosques del llano dieron lugar a cultivos, y en las Sierras las urbanizaciones han ganado enorme terreno. Esto altera de manera sustancial la dinámica del agua.

Mientras más degradado esté un territorio –con menor cantidad de ambientes naturales como bosques y pastizales y suelos más erosionados–, menor será la capacidad del suelo para retener agua y de este modo alivianar el efecto de estos eventos extremos.

Nuestras sierras, en particular, están experimentando un aumento desmedido de urbanizaciones que no responden, en su gran mayoría, a necesidades habitacionales.

Por último, no se puede pasar por alto el abuso de los ríos y arroyos serranos, a cuyas márgenes se construyeron viviendas que han sido directamente afectadas por las crecidas.

Numerosos estudios indican que una franja de al menos 100 o 150 metros a partir del cauce de los ríos debería ser mantenida como reserva natural. Esto disminuiría sucesos trágicos como los acaecidos, así como ayudaría a mantener la salud de estos ecosistemas.

En definitiva, el planeta entero está experimentando una crisis ambiental sin precedentes, y es claro que Córdoba no es la excepción. Por otro lado, está más que comprobado que la salud de los ecosistemas es fundamental para que sean resilientes ante eventos climáticos extremos.

Ya en 2012, desde el Foro Ambiental Córdoba presentamos a las autoridades un informe técnico sobre la necesidad de un manejo integrado de las cuencas de Sierras Chicas, donde planteamos las principales líneas de acción que deberían implementarse a fin de incrementar la capacidad de los ecosistemas para afrontar estos eventos, lo que repercutiría de manera positiva en la sociedad misma.

Lamentablemente, no tuvimos ninguna respuesta.

Diego Gurvich y Federico Kopta son integrantes del Foro Ambiental Córdoba
Diego Gurvich, Federico Kopta, Crónica de una inundación anunciada, 24/02/15, La Voz del Interior. Consultado 25/02/15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario