miércoles, 19 de noviembre de 2014

Los galpones donde se produjo la explosión de Alta Córdoba estaban alquilados

Una jubilada de 75 años es la propietaria de los depósitos. La firma Raponi los utilizaba desde 2002.

por Juan Federico

Los galpones de barrio Alta Córdoba en los que la firma Raponi Industrial Química SRL almacenaba diferentes sustancias y que explotaron el pasado 6 de este mes, eran alquilados a una jubilada de 75 años.

Este miércoles, el abogado Miguel Ortíz Pellegrini confirmó a La Voz que la propietaria de los depósitos es Estela García (75), quien alquila los dos galpones, a través de la inmobiliaria Espinoza, a la firma que ahora quedó en el centro de la investigación judicial liderada por la fiscal Eve Flores.

Según indicó el letrado, en el contrato de alquiler, se especificó que la firma Raponi no podía hacer uso de materiales peligrosos, inflamables, además de no causar molestias a los vecinos.

"En total, el monto mensual de los dos alquileres no superaba los 5.000 pesos", manifestó Ortíz Pellegrini.

Por la explosión, permanece preso uno de los titulares de la empresa, Sergio Raponi, imputado de "estrago doloso agravado". Para ello, la fiscal valoró que la empresa almacenaba químicos en una parcela que jamás fue controlada con el resto del depósito porque se había omitido declararla.

Este dato había sido confirmado por La Voz la semana pasada al constatar los planos catastrales.

En tanto, una de las dudas que hoy persigue a los investigadores es sobre el por qué de la utilización de un depósito clandestino en medio de parcelas que sí habían sido declaradas. Esto, ha generado una serie de sospechas sobre el destino que se le daba a los precursores químicos.

Sospechas sobre el destino de los precursores químicos

¿Para qué utilizaba la firma Raponi un depósito sin declarar de almacenamiento de sustancias? Los investigadores aseguran que hay varias dudas en torno a esto.

por Juan Federico

Raponi Industrial Química SRL es una firma mucho más poderosa de lo que sus precarias instalaciones que explotaron el jueves 6 de noviembre hubiera hecho suponer a los vecinos de Alta Córdoba.

Según una cartilla promocional, esta empresa tiene más de 35 años en el “asesoramiento, desarrollo y provisión de productos químicos específicos para la higiene y mantenimiento de industrias de múltiples sectores: frigoríficos, avícolas, alimenticias (catering), lavaderos, hospitales, etcétera”.

Entre su cartera de clientes figuran varias de las principales empresas de golosinas, carnes y embutidos de Córdoba.

Además, provee en ocho provincias y tiene una sede similar en Tucumán.

Productos de limpieza, para blanquear mondongo, tinta para marcar carnes y desengrasantes son sólo algunos de los elementos que ofrecía al por mayor y menor.

La firma estuvo dirigida, históricamente, por Ismael Raponi, quien hace poco tiempo había delegado en sus hijos.

Por ello, la empresa se constituyó como sociedad el 22 de septiembre de 2008, según consta en el Boletín Oficial de la Provincia. Sus titulares pasaron a ser Sergio Hilton Raponi y Alejandra María Raponi.

Hoy, Sergio permanece preso, imputado de “estrago doloso agravado”, según lo dispuso la fiscal Eve Flores.

Ya se detectó que en calle Bedoya al 800, donde figura una de las direcciones de la empresa, hay un edificio con 19 departamentos, propiedad de la familia Raponi, según indicaron fuentes con acceso al caso.

Dudas
Al obtener un panorama más claro de cuál era la real dimensión de esta firma, los investigadores comenzaron a tener una noción más certera sobre el por qué de semejante movimiento de tambores con diferentes sustancias químicas.

No obstante, el hecho de que se haya encontrado un depósito sin declarar, junto al resto de la estructura para almacenar los químicos, generó una serie de dudas sobre el real destino de estos químicos.

Más cuando se comprobó que entre las sustancias había precursores químicos, muy requeridos por el mercado clandestino, en especial, para la elaboración de clorhidrato de cocaína.

En ese sentido, investigadores policiales y fuentes judiciales reconocieron a La Voz del Interior que, de acuerdo a las primeras pistas y testimonios, 
se observaría una venta no declarada de parte de estas sustancias.

Aunque aún nadie se anima a asegurar que el destino final haya sido las “cocinas” de cocaína.

“En el lugar, no cocinaban droga. No se encontró cocaína o pasta base ni elementos utilizados para poder producirla. Tampoco los vecinos dicen que hayan visto movimientos sospechosos en ese sentido. Pero no sabemos para qué ocultaban esos químicos en un depósito sin declarar: por eso tantas dudas”, apuntó uno de los informantes.

Hoy, la mayoría de los esfuerzos de la investigación están concentrados, sobre todo, en identificar cómo se originó el fuego y la posterior explosión, por lo que aún no se avanza en dirección a un posible tráfico clandestino de precursores químicos, más allá de que ya hay indicios que apuntan en esa dirección.

Imputación agravada
La situación legal de Sergio Raponi, el empresario que figura como uno de los dueños de la firma, se agravó ayer.

La fiscal Flores resolvió cambiar la figura de “estrago culposo agravado” (supone penas de un mes a cinco años de prisión) a “estrago doloso agravado por el resultado de la muerte de una persona” (la escala penal es de entre 8 y 20 años de cárcel).

Para ello, valoró que desde la firma se habría omitido declarar la parcela que también utilizaban como depósito, por lo cual, jamás fue controlada por la Municipalidad de Córdoba. En ese lugar fue donde se produjo la trágica explosión.

En ese sentido, se destacó que la modificación de la figura legal no es una derivación por la muerte de la vecina María Angélica Cueto, que falleció el sábado último a la mañana, sino por haber ocultado esa parcela que era utilizada como depósito.

Pablo dejó la terapia pero tiene una infección
Herido. Pablo Amaya (15), uno de los heridos graves de la explosión en Alta Córdoba, dejó la terapia intensiva y pasó a una sala común, pero ahora está bajo observación por una infección que enfrenta. “Había riesgo de infección y lamentablemente eso se produjo. Ha desarrollado una meningitis. Se hizo un cultivo y dio positivo”, dijo la madre, Patricia Cabañas.

“Pablo salió con un poco de fiebre. Tuvo una mejora importante, por lo que salió de terapia intensiva. Ahora tenemos que ver qué tipo de bacteria es. Va a seguir un cuadro de antibióticos durante 21 días”, agregó, en diálogo con El show de la mañana.

Documentos para descargar
Gráfico: fuera de la ley (729.32 KB)
Fuentes:
Juan Federico, Los galpones donde se produjo la explosión de Alta Córdoba estaban alquilados, 19/11/14, La Voz del interior. Consultado 19/11/14.
Juan Federico, Sospechas sobre el destino de los precursores químicos, 19/11/14, La Voz del interior. Consultado 19/11/14.

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