El operador de la accidentada central de Fukushima continúa
con las investigaciones para esclarecer las causas de las filtraciones de agua
radiactiva desde sus tanques de almacenamiento, ante el reto de evitar nuevos
vertidos al mar.
por Javier Picazo Feliú
El problema en estos tanques comenzó a principios de semana,
cuando los operarios de la central individualizaron una fuga de cerca de 300
toneladas de líquido radiactivo desde uno de sus contenedores y descubrieron
altos índices de radiación en la parte inferior de otros dos.
A pesar de que
Tokyo Electric Power (TEPCO) no ha logrado encontrar el punto exacto por el que
el agua contaminada se escapa, sospechan que se trata de fugas provenientes del
fondo de los contenedores, desde donde se filtraría al subsuelo.
Para ello, la
cadena nipona NHK relevó que los trabajadores tienen previsto comenzar a cavar
hoyos alrededor de aquellos tanques por los que se sospecha se han producido
las fugas, de cara a analizar la tierra y los acuíferos, algo que ayudaría además
a determinar la magnitud del problema.
La información se produce un día después
de que representantes de la
Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) visitaran la
central para revisar estas unidades de almacenamiento.
Días antes, la NRA mostró su preocupación por
estas filtraciones y aseguró que estudian elevar la gravedad de este problema
al nivel 3, sobre 7, en la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos
Radiológicos (INES), en lo que supondría el peor suceso desde el estallido de
la crisis en 2011.
Además, para la máxima autoridad nuclear nipona las
inspecciones visuales de los tanques realizadas por TEPCO desde que descubrió
la fuga de agua contaminada han resultado hasta ahora insuficientes.
“La
empresa no ha dejado ningún registro de sus inspecciones. Esto tengo que
considerarlo como un descuido”, detalló durante su visita Toyoshi Fuketa,
inspector de la agencia nuclear, en declaraciones recogidas por la agencia
Kyodo.
TEPCO cuenta en la central con más de 1.000 tanques que utiliza para
acumular hasta 300.000 toneladas del agua altamente radiactiva que se acumula
en el sótano de los reactores, y que utiliza en el proceso para enfriar los
reactores y mantener estables las unidades en “parada fría”.
Los tres tanques
defectuosos en los que se han detectado las fugas pertenecen a un mismo tipo de
contenedores más económico y de rápida fabricación, al estar ensamblados con
resina para unir sus juntas en lugar de soldarse, como se hace habitualmente,
en un proceso que los hace más resistentes.
TEPCO alberga 350 contenedores de
este tipo en la planta, aunque en estos momentos no es viable su retirada al
encontrarse al límite de su capacidad y no tener aún preparadas las nuevas
unidades de almacenamiento, en proceso de fabricación, con las que espera poder
acumular hasta 800.000 toneladas de agua para 2016.
La operadora necesita
incrementar la cantidad de sus tanques rápidamente ya que el agua contaminada
en los sótanos de los reactores aumenta en cerca de 400 toneladas diarias
debido a las filtraciones de las aguas freáticas, lo que actualmente supone el
principal desafío en la crisis nuclear.
Los técnicos, además, no descartan que
este agua radiactiva filtrada no esté llegando al mar a través de una zanja
situada a apenas 50 metros
de los contenedores, una cantidad no determinada que se añadiría a las cerca de
300 toneladas de líquido contaminado que según el Gobierno la planta vierte a
diario al mar.
El grave problema de los vertidos al mar, que se calculan han
superado con creces los 30 billones de becquereles desde que el tsunami de 2011
desatara la crisis en Fukushima, también está dañando la importante industria
pesquera, uno de los principales sustentos de la prefectura de Fukushima antes
de desastre.
En este sentido, las dos principales cooperativas pesqueras de la
zona anunciaron a finales de esta semana la paralización de todos sus barcos,
que faenaban las aguas de Fukushima a modo de prueba para comprobar los niveles
radiactivos de sus capturas.
Aunque el pescado no estuviera contaminado, “no
seremos capaces de ganarnos la confianza de los consumidores”, detalló Hiroyuki
Sato, responsable de la cofradía de Soma-Futaba, dos distritos pertenecientes a
Fukushima.
Sato también dejó en manos del Gobierno la responsabilidad de ayudar
en la crisis nuclear. “Queremos que el Gobierno tome medidas para que nos saque
de este problema lo antes posibles”, añadió.
El Ejecutivo por su parte ya ha
manifestado su disposición a ayudar a TEPCO a resolver este grave problema, que
está suponiendo un enorme contratiempo en la hoja de ruta para decomisar la
central, un proceso que se estima durará más de 40 años.
Fuente:
Javier Picazo Feliú, TEPCO mantiene su lucha por desvelar las causas de las fugas radiactivas, 24/08/13, EFEverde.
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