Una flota de
por Snezana Stanojevic
"Es un hecho que por esa parte del Danubio se navega
por propio riesgo", declaró a Efe Dusan Vojvodic, codirector de una
película documental sobre el hundimiento de la escuadra nazi a la altura del
puerto serbio de Prahovo.
Ese documental es el intento más solvente hasta ahora de
esclarecer los misterios que todavía envuelven a la operación "Donau
Elf" (El elfo danubiano), en la que se hundieron más de 170 naves germanas
para evitar su captura por parte del Ejército soviético.
Ese tramo navegable no está inscrito en los mapas y los barcos circulan dirigidos "prácticamente de forma visual" por un capitán desde una torre de la cercana central hidroeléctrica de Djerdap II, compartida entre Serbia y Rumanía.
Ese tramo navegable no está inscrito en los mapas y los barcos circulan dirigidos "prácticamente de forma visual" por un capitán desde una torre de la cercana central hidroeléctrica de Djerdap II, compartida entre Serbia y Rumanía.
Datos oficiales muestran que hay 213.000 toneladas de barcos
de guerra sumergidas, según Vojvodic, que recurrió a expertos en navegación,
técnicas militares, arqueología subacuática y explosivos, además de rebuscar en
archivos serbios y alemanes, para su documental "Tajne dunavskog
vilenjaka" (Los secretos del elfo danubiano).
"Se pueden sacar suposiciones sobre cuánto de eso es el
material explosivo (...), pero sin duda son cientos o miles de toneladas. Es
realmente un gran peligro", sostiene el documentalista.
Su expedición se propuso en un principio encontrar un
buque-hospital para conocer si había sido hundido con los heridos a bordo, un
gran misterio aún no esclarecido, sin querer tocar el aspecto ecológico,
"pero resultó que (se hallaron) cosas suficientes para preocupar a toda
Europa".
Las embarcaciones de la flotilla del Danubio y el Mar Negro,
que se retiraban bajo el mando del almirante Paul Willy Zieb, fueron hundidas
en una operación secreta del 5 al 7 de septiembre de 1944 para no caer en manos
soviéticas.
Las naves hundidas, entre ellas buques de guerra,
dragaminas, talleres de reparación, cargueros marítimos y fluviales, así como
un buque hospital, debían bloquear el paso a la armada soviética.
Desde entonces, todavía son un obstáculo para la navegación,
y sólo una estrecha franja se pudo habilitar para el paso de las embarcaciones.
Los pecios están en un sector de cinco kilómetros, y a menos
de un kilómetro de la hidroeléctrica Djerdap II, en un área de alto valor
ecológico porque allí desovan esturiones y otras especies ya que no pueden
remontar más debido a la central.
Pocos han sido los intentos de solucionar el problema, y en
2006 la Unión Europea
(UE) financió una exploración de reconocimiento para evaluar los riesgos de una
retirada de los restos.
Los buques fueron hundidos en varias puntos unos sobre
otros, para cerrar el río, y en torno a ellos se han formado durante décadas
bancos de arena "que parecen irreales".
"La mayoría de los buques están en el sedimento del
fondo, cubiertos de arena. Pero el problema son las embarcaciones que no están
en el fondo", explicó Vojvodic, y señaló que hay un plan europeo para
sacar unas 20 naves para ampliar la vía navegable.
Su retirada supondría gastos elevados -según unas primeras
evaluaciones más de 13,5 millones de euros- y un gran desafío tecnológico.
"Los artefactos explosivos, las minas, seguro que están
activos todavía (...), porque fueron elaborados para estar mucho tiempo bajo el
agua. Ahora están cubiertos de capas de hierbas y algas. Y sobre todo, lo que
está bajo la arena, está conservado para siempre", señaló Vojvodic.
La expedición que encabezó, y que fue apoyada por la cercana
ciudad de Zajecar y el Ministerio de Cultura serbio, logró ubicar el
buque-hospital y otras tres embarcaciones hundidas.
Sus restos aparecieron unos centímetros sobre el agua
gracias a que el nivel del Danubio había caído a su mínimo en más de medio
siglo en diciembre de 2011.
"El simbolismo era grande, como si el Danubio hubiese
querido mostrarnos la historia", destacó Vojvodic.
Sin embargo, sigue la incógnita de si los heridos fueron
evacuados por vía aérea desde una pista improvisada o en tren, como los
oficiales y el resto de la tripulación y pasajeros, porque fue imposible entrar
en el buque.
La correalizadora del documental, Milina Trisic, declaró a
Efe que entre los locales persisten historias "misteriosas" sobre
tesoros hundidos con la flotilla, aunque es poco probable que sean ciertas.
Hasta se aseguraba que la legendaria Cámara de Ambar de los
zares rusos, considerada "la octava maravilla del mundo" y saqueada
por los nazis, tenía que ser transportada por ese convoy.
"Pero son sólo historias, no hay datos al
respecto", señaló uno de los cámaras de la expedición, Dejan Todorovic.
Fuente:
Snezana Stanojevic, La hundida flota nazi del Danubio: una bomba ecológica 70 años después, 24/08/13, euronews.
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