Defensor del agua antes que la extracción de minerales, el
presidente de Perú, Ollanta Humala, reprimió protestas indígenas y ecologistas
que intentaban frenar los programas mineros de empresas multinacionales. Hay un
fuerte rechazo de algunos sectores que lo apoyaron en la campaña presidencial.
"Quien siembra vientos recoge tempestades", versa
un refrán que retrata la situación política actual del presidente peruano
Ollanta Humala.
Tanto en 2006 como en 2011, el entonces candidato
presidencial Humala promovió como bandera electoral la defensa del agua y los
recursos naturales, y el rechazo a los proyectos mineros. Alentó el
resentimiento de las poblaciones pobres y rurales hacia las empresas mineras, a
las que acusó de enriquecerse a costa de contaminar el medio ambiente.
- "¿Qué es más importante el agua o el oro?",
indicó en el fragor de la campaña el candidato en la región andina de
Cajamarca.
- "El agua", respondió a viva voz un emocionado
auditorio compuesto por un campesinado activo y deliberante.
Ahora, Humala, un ex teniente coronel del ejército, se
encuentra cercado por las protestas antimineras de miles de campesinos que lo
acusan de traidor, de haber olvidado sus ideales y de haberse vendido a los
intereses de los grandes capitales.
Las protestas han sido encabezadas por las autoridades
regionales e incluso han insinuado que el presidente podría afrontar el mismo
destino de los mandatarios depuestos en Ecuador. A ellos se han sumado algunos
de los políticos de la alianza que lo llevó al poder, que renunciaron a ella, y
que podrían comprometer su gobernabilidad en el Congreso.
Humala fue elegido bajo un programa económico ecléctico, que
prometía un cambio de fondo al modelo económico de corte neoliberal pero sin
comprometer el crecimiento económico del país que, precisa e irónicamente, se
ha basado en dicho modelo en los últimos años.
Las movilizaciones y protestas iniciaron a los pocos meses
de que Humala estuviera en el gobierno.
En la provincia andina de Espinar, en la región de Cusco,
unos 8.000 campesinos intentaron tomar los campamentos mineros de la empresa
suiza Xstrata, que explota cobre y planea expandir sus operaciones este año.
Represión a los campesinos
La respuesta de Humala fue declarar el estado de emergencia
por 30 días, cuyo carácter draconiano autoriza la suspensión temporal de
derechos fundamentales como la libertad de locomoción y de reunión y a las
autoridades la potestad de detener a quien intente ejercer estas garantías.
Humala también envió contingentes de policías a la zona,
donde previamente se habían presentado violentos choques que dejaron dos
personas muertas y decenas de policías heridos.
En lo que va de este gobierno, que cumplirá recién su primer
año de gestión a fines de julio, ya se contabilizan 12 muertos en protestas
sociales.
Los campesinos de Espinar culpan a Xstrata de contaminar el
agua y basan sus acusaciones en un informe del ministerio de Salud, que reveló
la presencia de mercurio en fuentes de agua de siete comunidades campesinas de
la zona.
En Cajamarca, al norte del país, cientos de campesinos se
rebelaron en noviembre contra un ambicioso proyecto minero llamado Conga, de la
compañía estadounidense Newmont, que implica una inversión de 4.800 millones de
dólares y que cuatro lagunas sean drenadas. Dos de ellas serían utilizadas como
depósito de relaves mineros.
La respuesta de Humala fue la misma: decretó el estado de
emergencia el 5 de diciembre, que fue derogado sin mayores incidentes diez días
después.
Promesas incumplidas
Algunas marchas siguieron y la comunidad dio plazo al
gobierno hasta mayo para que declarara el proyecto minero inviable. El gobierno
no lo hizo y el campesinado, alentado también por autoridades locales, se
declaró en paro y organizó protestas.
"Humala nos dijo que iba a poner orden en las
transnacionales, que iba a haber revisión de los contratos... que se multarían
a las empresas que han contaminado y envenenado el ambiente", expresó
Gregorio Santos, presidente regional de Cajamarca en un mitin en la plaza
principal de la ciudad.
El lunes la congresista oficialista Verónika Mendoza, representante
del Cusco, puso en evidencia la decepción que existe entre las filas de la
alianza oficialista Gana Perú, que llevó a Humala a la presidencia, al
presentar su renuncia irrevocable.
A ella se le sumaron horas después los congresistas Javier
Diez Canseco, y Rosa Mavila, representantes del sector izquierdista del partido
de gobierno. Y el jueves se les unió también el congresista cusqueño Rubén Coa.
Programa electoral variado
El programa de la "gran transformación" fue el que
presentó Humala originalmente cuando se postuló a la presidencia el año pasado.
Proponía un cambio en el modelo neoliberal para garantizar la inclusión social
de los menos favorecidos. Entonces, ganó la primera vuelta con 31 % de votos
básicamente de los sectores rurales y las clases populares.
Luego, para captar más votos en la segunda vuelta, le anexó
un documento que llamó "hoja de ruta" por el que se comprometió a no
interrumpir el ciclo de crecimiento económico que ha experimentado Perú en los
últimos tiempos, y consiguió que parte las clases medias le apoyaran, mas que
por convicción, para evitar que ganara su rival, Keiko Fujimori, hija del ex
presidente Alberto Fujimori, quien cerró el Congreso peruano en 1992 y gobernó
autoritariamente hasta 2000.
"La Gran Transformación la vamos a hacer así les
guste o no a los extremistas", señaló Humala durante la inauguración de
una obra pública en Lima. "La cumpliremos de manera firme, sin
sobresaltos, sin miedo, sin violencia".
Hasta Keiko Fujimori, a quien apoyó mayoritariamente el
empresariado peruano en las urnas, ironizó en su cuenta de Twitter sobre el
viraje del mandatario: "Qué vueltas que da la vida. Ahora el presidente
Humala defiende a las empresas mineras".
Manrique dice que es la misma historia que se repite en Perú
en las últimas décadas, "que los perdedores en las elecciones terminan
gobernando, porque quienes son elegidos terminan asumiendo el programa de
aquellos contra quienes se levantaron".
Ocurrió con Fujimori, con Alejandro Toledo (2001-2006) y con
Alan García (2006-2011), quienes consiguieron la presidencia prometiendo un
cambio a las clases populares, pero terminaron gobernando de la mano de la
clase empresarial.
Fuente:
Observador Global.com, 08/06/12, El discurso antiminero de Humala comienza a volvérsele en contra.
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