sábado, 16 de junio de 2012

Crónicas desde el Juicio a la Fumigación: día 5


En la audiencia del viernes se presentó una extensa declaración como perito de Javier Souza Casandihno. Dentro de los testimonios estuvieron los de la propietaria y la casera del campo de Gabrielli. La relación entre fumigación y contaminación y la afirmación de que en los campos se sembraba soja fueron las claves de la jornada.

La quinta jornada del Juicio a las Fumigaciones comenzó con el testimonio del Magíster en Metodología de la Investigación, ingeniero Agrónomo Javier Souza Casadinho. Pasadas las 11 de la mañana, el testigo realizó una completa y contundente explicación de los impactos del modelo de producción basado en agroquímicos y las alternativas a éste.

Souza Casadinho es un experto en la materia con prestigio internacional que desde hace 20 años estudia las dinámicas del uso de plaguicidas y su impacto en el ambiente y la salud humana.

Respaldándose en informes científicos, el testigo explicó que “Argentina asiste a un modelo productivo de monocultivo. Se sabe que los monocultivos son insustentables”. Afirmó que se están alterando los ciclos biológicos a partir de insumos externos: insecticidas, pesticidas y fertilizantes. A su vez, la dependencia del modelo productivo de estos insumos se agudiza a causa de la pérdida de nutrientes de la tierra, explicó el experto. “Es igual que en nuestra vida, yo no vivo pensando qué remedio voy a tomar sino cómo hago para no necesitarlo”, declaró.

Con claridad conceptual, Souza Casadinho expuso que el glifosato -el plaguicida más usado en nuestro país- es categoría 4 para SENASA, es decir: “no ofrece peligro”. A pesar de ello, “se están viendo intoxicaciones agudas: problemas en la piel, respiratorios, enfermedades crónicas”, afirmó.

El ingeniero es parte del Convenio de Estocolmo, organismo que nuclea a más de 120 países del mundo, en el cual se llega a consensos respecto a cuáles químicos deben ser retirados del mercado por ser perjudiciales para la salud y el ambiente. Explicó que el glifosato está siendo investigado para que se lo declare C.O.P. (Contaminantes Orgánicos Persistentes).

El endosulfan fue declarado C.O.P. el año pasado, por lo cual estará prohibido en Argentina a partir de 2015. Tras siete años de investigaciones, que aportaron  pruebas científicas, se demostró que “afecta al sistema nervioso, al inmunológico, la respiración y genera dolores de cabeza”, relató el testigo.

Souza explicó que uno de los factores que complejiza aún más la identificación temprana del impacto de los tóxicos es que “no todas las personas tenemos la misma capacidad de detectar anomalías en nuestros cuerpos”.

Por otro lado, afirmó que “estas tecnologías se estudian en laboratorios donde las variables están bajo control, y cuando se largan hay otras variables: sociales, económicas, ambientales”. Dio como ejemplo el DDT, un químico que en los años 40 era descrito como “inocuo”, hoy está  prohibido en la mayoría de los países del mundo por su toxicidad para la salud humana y el ambiente. “Por eso, hay que ser muy precavidos cuando lanzamos las tecnologías al ambiente”, afirmó el experto.

Además, explicó los problemas de almacenamiento y las comercializaciones clandestinas de ciertos productos.

Con respecto a las preguntas del Tribunal sobre sus efectos, dio una extensa introducción y señala que “en salud se parte de la imposibilidad de ligarla a una sola causa. Las condiciones de exposición hacen a la peligrosidad. Los agrotóxicos se analizan en laboratorio y sus condiciones son restringidas, después se largan al campo. Ahora bien, no podemos decir una relación causa efecto pero si ver las condiciones en cuanto se usaron”.

El especialista buscó explicar la complejidad de los casos y las diferencias entre los estudios en laboratorio con las poblaciones y los plaguicidas que quedan acumulados en el ambiente.

Otra agricultura
Cuando la Fiscalía indagó sobre  otras alternativas químicas y no químicas que no causen daños. El perito reconoció que una buena alimentación de los suelos (no con fertilizantes sino con materia orgánica), hace que la planta esté limpia, con mejor estructura y menos atacada por los insectos.

“Estoy planteando estrategias productivas que no hacen necesaria la utilización de tóxicos” remarcó y explicó que “Justo en este momento en el Senasa hay una reunión para ver la utilización de productos biológicos. En la Universidad de Río IV se están desarrollando investigaciones para ver esas técnicas biológicas no agresivas. También en el convenio de Estocolmo considera productos químicos que no sean altamente tóxicos” aclaró.

Casera y propietaria
13:50 Ingresa Orfidia Vazquez y reconoció tanto a Gabrielli como a Parra. “Los conozco porque sembraban en el campo” afirmó la testigo y relata “vivía en Capilla de los Remedios km 9. Ahí viví 27 años pero cuando tuvo un accidente mi hijo me fui a la punta de Barrio Ituzaingó”.

Sobre la vivienda donde estaba, reconoció que era prestada y que Hilda Godoy era la dueña.

En medio de las preguntas de la Fiscalía, recordó: “El campo donde yo vivía primero lo explotaba Becquer después don Gabrielli. Hará cinco años que estaba Gabrielli” A Parra lo conoce de ser vecinos, porque son campos colindantes.

“Sembraba soja, papa” y declaró que sí fumigaba. Precisó: “Hacía fumigación terrestre, con el mosquito. Conversaba con ellos porque los conocí de que sembraban”. Acerca de los productos con los que fumigaban, negó conocerlos. Remarcó que de los 27 años que estuvo allí nunca le pasó nada y que “no sentía ningún olor ni nada en las fumigaciones”.

Sobre el final aparecieron las contradicciones porque en su declaración anterior expresaba que en el campo de Gabrielli sintió un fuerte olor. En el de Parra no, porque le quedaba lejos. También cuando después de declarar que no veía avionetas, se la confronta con el testimonio previo, terminó reconociendo que “pasaban pero fumigaban en otros campos”.

Después de reconocer en el mapa los dos campos, y ante la pregunta del Tribunal reconoció que su casa quedaba dentro del campo del señor Gabrielli.

Seguidamente, a las 14:20 hs ingresa en la sala de audiencias de Tribunales II, Hilda Godoy, propietaria del campo que arrendaba Gabrielli. Reconoció a Gabrielli y Parra.

Explicó: “Lo conozco porque el señor Parra era mi vecino y Gabrielli arrendaba mi campo desde el 87 hasta diciembre del 2008”. Arrendaba el campo sembrando cultivos. “Soja, trigo, alfalfa” aclaró.

Relató que vivió en el campo del 87 hasta el 2006 y allí vio fumigar a Gabrielli “con máquinas mosquito, no por avioneta”. Dijo que no puede precisar si la maquina era de él o no y que tampoco con que fumigaba.

Su campo queda a 5 km y medio de Barrio Ituzaingó. Explicó que Parra está pegado a su campo. A Parra lo vio fumigar con máquinas mosquito.

“Nunca tuve problemas de salud ni mi familia” remarca sobre el final. La testigo vive de las rentas del campo.

Para el lunes se prevé la inspección ocular a las 9 de la mañana y 12 hs se renueva la sesión en Tribunales II.


Crónicas desde la Carpa: día 5 ¡Empezó el Encuentro!

Pasadas las 11 de la mañana la carpa comienza a llenarse de personas. Todos se acomodan como pueden desde afuera. La carpa no basta.

De distintos lugares del país provienen autoconvocadxs del Segundo Encuentro Nacional de Pueblos Fumigados. Pueblos de Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, regiones del norte, un poco más al sur son testigos del modelo del agro-negocio actual, y del impacto en sus cuerpos.

Cuando las sombras marcan que el sol se posiciona anunciando el mediodía, un micrófono en un trípode se presenta para marcar la cancha. Cada uno se presenta. Cuentan de donde viene, cuál es lucha. Por momentos la tristeza frena las palabras. Sin embargo, la fuerza se encarna en aplausos para todos.

Cinco menores se suben a una chata con una pancarta que dice: “Paren de Fumigar - Villa Ciudad Parque Calamuchita”, y un fotógrafo se desespera por agarrarlos in fraganti.

Finalmente, una hora antes del almuerzo, comenzó las exposiciones.

Florencia, del Movimiento de Agricultores urbanos, comparte la idea de “crear nuevos conocimientos desde el hábitat”. Además pone como cuestionamiento y la duda sobre cómo se puede trabajar sobre estas temáticas desde la ciudad. De allí, expone una catarta de posibles respuestas: “promoción de alimentos sanos”, “poner en práctica el trabajo colectivo”, “hacer mingas”.

El debate recupera las experiencias de agroecología como una alternativa sustentable. La compañera cierra su intervención afirmando: “el modo de producción determina el modo de vida”.

Las chicas del Enriedo aseguran que su trabajo constan de la siguiente manera: “producimos, creamos, amamos” y “sin patrón. Ni explotación” para las personas y el ambiente.

Falta poco para la comida. Claudia se presenta en nombre de la UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas) de Córdoba. A partir de tres polémicas que conllevan la megaminería,  “contaminación, explotación y saqueo”. Define a las asambleas como “resistencia ciudadana” ante la corrupción de la política partidaria. Además, resalta la necesidad de “recuperar el sentido de las asambleas de los pueblos originarios”.

El Encuentro ya comenzó …

No hay comentarios:

Publicar un comentario