Hiperinformados, movilizados y nunca neutrales, los riojanos
no paran de hablar del proyecto minero de la Osisko. La jugada del
gobernador para bajar la tensión. Los manifestantes que pasan sus vacaciones en
el cerro.
por Carlos Rodríguez
Desde Famatina. Basta llegar a la capital riojana y decir “cerro Famatina”,
para que el mozo del bar, el remisero, el farmacéutico o el diariero que tiene
su puesto frente al King’s Hotel comiencen a desgranar un discurso sobre los
males de la megaminería, de la contaminación ambiental, del cianuro que
corrompe el agua o de “negociados multinacionales”. A lo largo de tres
jornadas, Página/12 sólo escuchó críticas del ciudadano común al proyecto del
gobierno provincial de llevar adelante una explotación minera en el Famatina,
durante conversaciones ocasionales con personas que no estaban ni cortando el
camino hacia el cerro ni participando de ninguna actividad concreta para
cuestionar el convenio con la
Osisko Mining Corporation.
Los propios asambleístas que organizaron el corte admiten
que existen quienes están a favor de la iniciativa del gobierno, al punto de
que “hay familias divididas y peleadas por este tema”, pero en estos días al
menos, los que apoyan se han llamado a silencio. Por eso muchos consideran que
fue una “jugada hábil, aunque obligada por las circunstancias”, la decisión del
gobernador Luis Beder Herrera de llamar al diálogo y buscar
el consenso que hoy no tiene su proyecto minero. Claro que también están los
que salieron fuertemente al cruce del discurso del mandatario, entre ellos el
párroco de Famatina, Omar Quinteros, quien consideró que la “campaña de
difusión” anunciada por Beder “no es más que un intento de lavado de cerebro”.
Beder habló de “informar y clarificar”, pero los riojanos ya
están bastante informados del problema y los que se oponen creen tener muy
claro el porqué de su rechazo. Desde la década del noventa, luego de superar
esa falta de interés por la política que reinaba entonces, en la provincia se
viene hablando de megaminería y de contaminación. “El propio Beder Herrera hizo
campaña política oponiéndose a la minería a cielo abierto, hasta impulsó una
ley que fue aprobada y la prohibía, pero después cambió de idea y mucha gente
se ha sentido engañada por esa actitud”, sostiene Marcelo “Chelo” Garrott, de
la asamblea de Chilecito.
El único camino de ripio que lleva al cerro y que estaba
proyectado para ser la ruta provincial 11, aparece sembrado de banderas
llegadas de todas las comunidades riojanas, de Mendoza, San Juan, Catamarca,
Córdoba, Rosario y de distintas localidades de la provincia de Buenos Aires. La
vía de acceso está cortada con una bandera argentina. Son apenas cincuenta las
cabezas que organizan el corte y que lo mantienen en forma permanente, día y
noche, con un sistema de turnos que se cumple en forma estricta. Claro que hay
cientos de personas que los acompañan todos los días. La mayoría son riojanos
que forman parte –o no– de las asambleas, pero también se observa la presencia
de gente llegada de lejos, como una docente y psicopedagoga que está pasando
sus vacaciones en el lugar de la protesta porque en su escuela tiene “chicos
enfermos por la contaminación de los que fumigan para plantar soja”. O como un
grupo numeroso de chicos de entre 17 y 25 años llegados desde Pergamino,
también en plan “vacacional”. “Tu cuerpo tiene 75 por ciento de agua y cero por
ciento de oro”, “Un abrazo simbólico por el Famatina. Chañarmuyo presente”, “El
orgullo de ser hijos de nuestro cerro Famatina al cual queremos seguir
admirando, intacto e imponente, hasta la última mirada de nuestras vidas”,
“Iglesia Evangélica: Dios es el dueño del Famatina”, “El gremio de Motoqueros y
Motoqueras del Famatina, presente. ATE”. No hay banderas de partidos políticos,
aunque muchos dirigentes han pasado por acá. Las leyendas y mensajes son de
comunidades, sindicatos e infinidad de particulares.
Los asambleístas se sienten fuertes y confiados. Muchos de
ellos participaron en 2007 de la defensa del cordón montañoso, pretendido en
ese momento por la poderosa Barrick Gold, la empresa minera más importante del
mundo. Lo que intentaba era extraer oro y cobre, pero las asambleas se lo
impidieron. “En algunos momentos, las únicas que quedaban en el corte eran
algunas mujeres y no pudieron con ellas. Estuvimos un año sin movernos y le
torcimos la mano a la Barrick ”,
cuenta con entusiasmo Garrott. Una de las personalidades importantes en el
corte es el párroco de Famatina, Omar Quinteros, que además de aportar su apoyo
desde su lugar de sacerdote, muchas veces toca la guitarra y entona una canción
de su creación, dedicada al Famatina.
Quinteros se refirió ayer a los anuncios del gobernador
Beder Herrera. “No creo que el gobernador haya dejado de lado su proyecto, si
hasta dicen (los diarios locales) que recibió el apoyo del gobierno nacional”. Consultado por este diario, el sacerdote consideró que la campaña de difusión
anunciada por el gobierno provincial es vista desde las asambleas como “un
lavado de cerebro a la gente, en la que va a poner todo el empeño posible para
conseguir esta licencia social que no se consiguió con el pago y la compra de
silencios”. El cura comentó que la marcha del jueves en la plaza 25 de Mayo
“demostró que no somos cuatro locos opositores que actuamos con una finalidad
política”.
El sacerdote considera que el mandatario “tomó decisiones
apresuradas, torpes, porque creyó que iba a ser fácil convencer a todos y
lograr el consenso necesario. Ahora creo que va a ser muy difícil que logre la
licencia social que necesita para imponer su proyecto”. En el corte, el agua
que baja del Famatina está siempre presente: corre por las dos hileras de
acequias, para regar los campos sembrados de olivos. Las aguas del cerro llegan
hasta Capilla del Monte, en Córdoba, y hasta las salinas grandes, en Santiago
del Estero.
Afirman que el caudal subterráneo de agua dulce se extiende
muchísimos kilómetros hacia el centro del país. “Eso es lo que estamos
defendiendo, lo que defendemos todos en Famatina, porque no queremos la
actividad minera, queremos el turismo, queremos la producción de frutas, de
duraznos, uvas, peras, de todo lo que se va a morir si nos contaminan y si nos
quedamos sin agua, como ocurre hoy en Catamarca, como consecuencia de la
minería”, afirma el intendente local Ismael Bordagaray.
Los asambleístas, que realizan reuniones cotidianas para
analizar la situación, decidieron cortar la ruta de ingreso el 2 de enero,
apenas se supo que iban a comenzar las tareas de exploración de la minera
canadiense. “Estas empresas multinacionales no vienen a explorar y nada más. De
entrada sacan todo lo que encuentran, oro, cobre, y después dicen que no
encontraron nada y se van llevándose millones”.
El Chelo Garrott justifica el temor y la desconfianza de la
gente. “En los años ochenta se creó la empresa Yamirsa, que primero era una
sociedad del Estado, para explorar algunos cerros, para demitificar lo que
dijeron los ingleses, que depredaron la zona, en el sentido de que no había más
oro”. Con el correr del tiempo, la firma pasó a ser una sociedad anónima y de
la mano de ella intentó llegar la Barrick. El gobernador era entonces Angel Mazza,
luego destituido por mal desempeño en sus funciones. “Ahora Beder primero
estaba en contra de la minería y después la apoya con total firmeza y entrega
el cerro a una multinacional. ¿Cómo podemos confiar en lo que nos dicen los
gobiernos?”.
Los defensores del Famatina recuerdan que su nombre original
era Wamatinag, que quiere decir “madre de minerales”. Las familias que viven en
la zona están asentadas aquí desde hace más de 350 años. Han pasado ya siete u
ocho generaciones. “Muchos de nosotros tenemos pequeños sembradíos y
necesitamos del agua, que la vamos a perder si llega la megaminería”, dice una
mujer de la zona con humildad, sin dar su nombre.
Garrott agrega que “las riquezas de esta zona fueron
pretendidas primero por los incas, que vinieron por el oro, luego por los
españoles, más tarde por los ingleses y ahora se nos vienen los canadienses,
que tienen menos mala fama que los estadounidenses, pero ahora son empresas
multinacionales y todas son iguales, no importa la bandera que tengan”. Los
asambleístas han recibido adhesiones de Adolfo Pérez Esquivel, del obispo de La Rioja Roberto
Rodríguez, del escritor uruguayo Eduardo Galeano, del Centro de Estudios
Legales y Sociales (CELS) y de la Asociación Argentina
de Abogados Ambientalistas, entre otras organizaciones. Adentrados en el cerro,
los que organizan el corte aseguran que no darán marcha atrás “si el gobernador
no deja sin efecto el convenio con la
Osisko ”.
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