Por considerar que existe una “situación de perturbación de
la paz y el orden interno”, a raíz de las violentas protestas antimineras, el
presidente Ollanta Humala declaró el estado de emergencia en cuatro provincias
del norte. Esta medida implica el control militar de la zona y la suspensión de
garantías constitucionales.
El presidente peruano Ollanta Humala declaró el estado de
emergencia en cuatro provincias de la región Cajamarca (norte) por un plazo de
sesenta días, donde se cumple una huelga por tiempo indefinido desde hace once
días, según lo anunció en un mensaje al país.
"En cumplimiento de disposiciones constitucionales
anuncio la declaración del estado de emergencia en las provincias de Cajamarca,
Celendín, Hualgayoc y Contumaza que se hará efectivo a partir de las 00 horas del 5 de diciembre", afirmó el mandatario.
El estado de emergencia implantado en esa región, 850 km al noreste de Lima,
implica el control militar de la zona y la suspensión de garantías
constitucionales, como la inviolabilidad del domicilio, la libertad de reunión
y el derecho de libre tránsito por el territorio del país, entre otros.
Humala dijo que "actualmente no existen las condiciones para que las garantías de las personas sean respetadas en Cajamarca" y que por ello "existe una situación de perturbación de la paz y el orden interno".
Humala dijo que "actualmente no existen las condiciones para que las garantías de las personas sean respetadas en Cajamarca" y que por ello "existe una situación de perturbación de la paz y el orden interno".
Argumentó que el gobierno tiene la obligación de garantizar
la vida y la tranquilidad de las personas, restablecer los servicios básicos de
educación y salud, y hacer que se respete el libre tránsito y la propiedad
privada y pública".
Humala, un ex militar de 49 años, subrayó que el gobierno
enfrenta "la intransigencia de un sector de dirigentes locales y
regionales" y "no se ha logrado alcanzar acuerdos mínimos que
permitan que retorne la paz social y los servicios públicos".
El primer ministro Salomón Lerner, junto a tres ministros,
representantes de la
Iglesia Católica y de la Defensoría del Pueblo, viajaron a
Cajamarca y "agotaron todos los caminos a fin de establecer el diálogo
para resolver el conflicto en democracia", precisó.
"Agua sí, oro no"
Desde el 24 de noviembre, bajo el grito de guerra "agua
sí, oro no", Cajamarca realiza una huelga contra el proyecto minero Conga,
de la estadounidense Newmont, que prevé una inversión de 4.800 millones de
dólares y que supone secar cuatro lagunas para proceder a la extracción de oro
y cobre.
El proyecto prevé hacer un trasvase de aguas y construir
cuatro lagunas artificiales para garantizar el agua a la región, pero la
población señala que eso significará la destrucción del ecosistema de lagunas
de Cajamarca y les quitará sus fuentes de agua necesarias para la agricultura y
ganadería.
Ante las protestas, la empresa suspendió a principios de
semana el proyecto, a pedido del gobierno, para bajar la tensión social que
amenazaba desbordarse.
¿Diálogo roto?
Sin embargo, las conversaciones que emprendió Lerner ayer
fueron infructuosas. "Hemos venido para lograr el entendimiento entre
todos los peruanos, para que con el diálogo podamos entendernos. No con la
violencia", dijo el primer ministro antes de entrar a la alcaldía de
Cajamarca, donde se reunió con el presidente regional, Gregorio Santos y
alcaldes regionales.
Lerner intentó despejar el recelo de los manifestantes por
la posición del gobierno a favor de la minería y expresó: "Queremos paz y
desarrollo, queremos decirle a todo Cajamarca que tenga confianza en el
gobierno de Ollanta Humala".
En los exteriores de la alcaldía, ante un numeroso
contingente policial, se concentraban al menos 500 manifestantes que se oponen
al proyecto minero.
"Agua y oro"
El gobierno apuesta por la fórmula "agua y oro" y
podría proponer un nuevo estudio de impacto ambiental sobre el proyecto,
defiende la actividad minera, que con el 60 % de las exportaciones nacionales es
la locomotora de la economía peruana.
En Cajamarca la huelga se mantiene, pero con menor
intensidad, como producto de una tregua virtual.
La policía desbloqueó el sábado carreteras que estaban
cortadas con troncos y piedras, y los piquetes de huelguistas permitieron el
pase de vehículos para evitar la posibilidad de desabastecimiento de alimentos
y combustible.
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Observador, 05/12/2011, "Estado de emergencia en Perú por las protestas contra la minería".
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